Francisco Villa

La de Francisco Villa ha sido una voz comprometida de la trova chilena. El cantautor ha hecho en una carrera de abundantes discos un trabajo siempre conectado con la realidad social del país y el mundo, en un formato artístico militante, emparentado con la tradición de los cantautores latinoamericanos de los años '70.

Fechas

Santiago - 07 de octubre de 1967

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Gabriela Bade

Resistencia a la dictadura
Nació en Santiago como hijo de profesores, y su formación lo hizo tomar temprana conciencia de lo que sucedía en el país bajo dictadura, cuando él empezaba su carrera universitaria y musical. En 1985 empezó a circular por el ambiente de peñas y cafés orientados a la resistencia cultural. Su primer logro netamente artístico fue en el Festival Violeta Parra 1987, y luego en el emblemático encuentro internacional "Chile Crea".

En 1990, Villa entró a la democracia chilena, curiosamente, como ganador del concurso televisivo "¿Cuánto vale el show?", cuando fue hasta ese espacio para defender su canción “Acerca del tiempo”. Sería este título el que le servirá en 1993 para bautizar su primer disco.

Después de dedicar buena parte de su tiempo a los recitales en Santiago y provincias, asumió entre 1993 y 1995 como coordinador general del Centro Cultural Grupo Cámara Chile y participó en sus giras también como músico. Esa fue la antesala para su primer disco con el sello Alerce, Penumbra (1997), con prólogo de Eduardo Gatti y Horacio Salinas. Con ese trabajo el trovador consiguió abrirse paso en espacios radiales como "Lo Nacional en la Nacional", dirigido por Tito Fernández, y "Chile ríe y canta", en radio Nuevo Mundo.

Viajó además a Cuba para un interesante intercambio de experiencias con el movimiento de la llamada Nueva Trova Cubana. A fines de 1997, la SCD lo reconoció además como el mejor intérprete del año.

Difusión internacional
En 1998 Villa comenzó a soñar en un próximo disco y para ello consiguió un apoyo económico estatal. En el 2000 tuvo listo Mi derecho a soñar, con prólogo de Patricio Manns, el cual presenta en un exitoso concierto en el Teatro Providencia. En septiembre del mismo año Villa viajó nuevamente a Cuba, invitado por la Casa de las Américas de La Habana y por el trovador Vicente Feliú. Allí se sumó al Primer Encuentro Iberoamericano de la Canción “Un Canto de Todos”.

Las giras, invitaciones al extranjero e intercambios con músicos como Vicente Feliú y Alejandro Filio marcaron su año 2001. Villa decidió dejar de estudiar Sociología para sumarse a la "Caravana por la Vida" con la que recorrió una vez más el país. Más tarde actuó como anfitrión de la versión chilena de “Un Canto de Todos”, evento de dos semanas al que llegaron trovadores de toda América Latina. El año terminó con el reconocimiento tal vez más militante de su carrera: “personalidad más destacada del año en la defensa y promoción de los derechos humanos en Chile”, entregada por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos.

El cambio de siglo le abrió a Villa nuevas posibilidades. Para 2002 el trovador chileno había tendido puentes no sólo por América, sino que también a Europa, a donde viajó para una gira de diez semanas. El corolario de 2002 fue su disco Porfía, cuyo nombre resumía el compromiso del cantautor con las visiones sociales de la izquierda chilena.

Durante la temporada 2003 Villa retomó su activismo social a través del proyecto “Cultura en movimiento”, espacio de discusión y difusión artística. Viajó nuevamente a Europa en abril, y a su regreso montó “El tour de la porfía”, que recorrió Chile durante agosto de ese año. En septiembre conmemoró con la comunidad de chilenos en Europa los 30 años del Golpe Militar, y cerró el 2003 con dos musicalizaciones de poemas de Pablo Neruda ("Poema 12" y "El esperar doliente"), que fueron incluidas por Alerce en el disco Trova Neruda, editado al año siguiente con motivo de los cien años del nacimiento del poeta y Premio Nobel chileno.

A lo largo de su trayectoria, la colaboración y la persistencia en el canto han sido marcas irrenunciables. Lo demostró, también, con la iniciativa «Trovadía cantamos», que hacia 2018 lo unió en varios conciertos colectivos con Manuel Huerta y Alexis Venegas. «Creo que es una de las características de quienes seguimos en el canto: la de ser monos porfiados —le comentaba Villa a la publicación País de Músicos—. Son muy pocas las veces que hemos podido transitar con paso expedito; lo frecuente es más bien toparnos con barreras, sea por razones políticas, comerciales o de otro origen. Pero eso es parte de la esencia del oficio. En apariencia es triste, sí, pero es una experiencia enriquecedora. Cantar y caer: estamos ya curtidos en eso, y la historia del arte popular chileno, no sólo en la música, está llena de ejemplos. Los cantores tenemos nuestro ego, por supuesto, y las ganas de que nos consideren y llegar a ser una referencia. Pero creo, también, que los que derivamos en este tipo de iniciativas de asociación en torno al canto confiamos en que debe ser la obra la que trascienda».

Actualizado el 23 de febrero de 2023