Iñigo Díaz

Hijo de la pianista clásica Beatrice Bodenhöfer (a su vez hermana de los músicos Andreas y Bastián Bodenhöfer) y nieto de la fundamental compositora Leni Alexander, Bello se había iniciado bajo la mirada del jazzista y profesor Roberto Lecaros, inspirado en estos primeros momentos por solistas clásicos de la gutiarra, como Wes Montgomery, Joe Pass o Jim Hall. Entonces alcanzó protagonismo a la cabeza de tríos eléctricos (con el bajista Robin Edwards y el baterista Alex García), tocando en el Club de Jazz y en L'Atelier, además de un breve paso por el grupo Nexus en 1990, como reemplazante de Pedro Rodríguez.

Pero la historia más consistente de Bello se detecta en Francia. Primero como músico de Ángel Parra (padre) en sus trabajos de música latinoamericana y luego como seguidor de sus nuevos referentes de la guitarra jazzística: Pat Metheny, John Scofield y Mike Stern. Desde ese momento, Bello pasó a ser un músico mucho más versátil en su operativa, adecuando las seis cuerdas a los requerimientos del jazz straight ahead y del jazz fusión, entendido aquí como un jazz de amplios mestizajes, que alcanzó tocando en Europa con músicos de distintos países y la inspiración de las músicas centroeuropeas y norafricanas, además de la raíz latinoamericana. Bello también tomó contacto con artistas de la chanson (con la cantante Enzo Enzo o Jean Guidoni) o el pop latino (con el cubano Raúl Paz). Más adelante también realizó grabaciones con el clarinetista avant-garde David Krakauer y con el renombrado dúo Shirley et Dino.

Entre sus apariciones en pequeños clubes parisinos y también espacios de prestigio como el mismísimo Olympia, el Elyseé Montmartre o el Zenith, Bello debutó como líder a través de un álbum jazzístico de influencias contemporáneas Meloalegría (2003) y luego ensambles abiertos con acordeón, violín, flauta y clarinete para el autobiográfico disco ¿Y qué pasó! (2009).

Esa etapa de composición para una música mestiza tuvo entonces un paréntesis cuando en 2010, Álvaro Bello inició estudios de composición de música para cine en la Ecole Normale de Musique de Paris, experiencia que lo situó frente al mundo de la orquestación en su más amplio alcance. Poco después, Bello se encontraba trabajando en paralelo con big bands. Pero ese contacto con la música para escena desembocó en la creación de material para teatro, en obras escritas por su mujer, la actiz y dramaturga Valérie Alane y comedias musicales que se estrenaron en el el auditorio de la Opera de París. Además escribió la musica para una serie de películas francesas de la era del cine mudo, restauradas por Pathé Gaumont, como Figaro (1929), que Álvaro Bello también presentó en un concierto de sincronización con imagen en el Museo D'Orsay, dirigiendo un ensamble de cuerdas y vientos.