Ceaese, a mi manera
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Entrevista

Ceaese, a mi manera

Desde el inicio del interés masivo por el trap y sus protagonistas, Ceaese fue uno de los nombres con más atención sobre sí. La ha justificado con rimas, entrevistas y grabaciones de inteligente propuesta, y su disco Utopía (2018) es ya ineludible para comprender el movimiento en Chile. Si el autor de "Te quiero ver" a veces habla en plural es porque se siente a bordo de un cambio colectivo, sin cautela en su ambición: «Somos de sueños. De ponerse metas y querer cumplirlas. De demostrar que podemos hacer las cosas sin que nadie nos diga cómo hacer música».

Marisol García | 1 de mayo de 2020 Fotos:

Ceaese, a mi manera

Entre el ocasional spanglish que va colándose sin aspavientos en la charla de Ceaese, la palabra 'bonding' es la con más peso para comprender su trayectoria musical, ascendente en atención y alcance. Han sido sobre todo lazos —vínculos de trabajo, aprendizaje y amistad— los que han ido forjando tanto su formación como compositor, productor e intérprete autodidacta, como también un peculiar modo de trabajo que califica de algo así como el de un solista en colectivo.

Las vistosas conquistas de Ceaese hasta ahora son suyas, sí, pero aparecen casi siempre apañadas por varios muchos alrededor. "Te quiero ver" y "Dámelo", sus dos canciones más difundidos —las visitas para ambas en YouTube ya van en las ocho cifras—, son temas personales, conjugados de yo a tú, pero con el apoyo en las voces, pulsos y colores que aportan invitados de similar oficio y disposición a la masividad: Polima Westcoast y Young Cister, en el primer caso; el segundo junto a DrefQuila.

«Creo en la colaboración como la clave del éxito—dirá Ceaese enfático al defender su vocación por las alianzas—. Si algo que yo hago tiene la suficiente atención para mostrar el trabajo de otro y le permite llegar al triunfo, bacán. Mira afuera: los gringos, los boricuas, hacen canciones y hay ocho personas a bordo, y por qué no. Con lo de surgir en equipo todos ganan».

Fue mirando a otros que este creador nacido en Santiago (1986) aprendió los códigos del beatmaking, la grabación casera y la promoción por redes, y desde su dormitorio en la casa familiar de Ñuñoa comenzó en la adolescencia —antes de los tatuajes y los canjes de ropa; cuando las 'stories' iban en libros y no en teléfonos— a valerse primero de MySpace y luego de SoundCloud para mostrar su música y tender las redes que tempranamente le hicieron pensar en monetizar ese trabajo. Era un estudiante de diseño gráfico con una aspiración aún improbable: convertir su afición y la de sus amigos no sólo en profesión pagada sino también en propuesta desafiante para las definiciones convencionales de la canción popular chilena.

«Mi utopía siempre fue llegar a vivir de esto, convencido de que el trabajo independiente y la autogestión lo es todo. Defiendo tanto el esfuerzo como disfrutar el logro. Porque de pronto pruebas que consigues lo que quieres, que puedes recibir dinero haciendo lo que amas, sin que nadie nos dijera qué tipo de música teníamos que hacer».

Fue a escenario lleno que decidió montar su turno en Lollapalooza 2018 (aquí está junto a la KSN Fam y su productor de siempre, Utópiko), y también en colectivo trabajó su más importante disco solista. Utopía (2018) es fundamental si se quiere comenzar a revisar el trap chileno: su conjunción de pulsos (reggaeton, dancehall, pop) valida al género en su propuesta de desprejuicio y futuro; y sus créditos son casi un quiénesquién, con Polimá Westcoast, Young Cister, Catana, Gianluca, Yaero y DrefQuila asociados en diferentes pasajes. Allí Ceaese, por momentos presenta su música como la de una voz que habla por otros muchos. "Champion", el tema que abre el disco, es un manifiesto de ganadores:

Haciendo lo que más me gusta
somos la generación que no se asusta
Hacemos trap porque aquí todo se ajusta
[…] Oye, sí: vamos por el oro
Tengo la disciplina si mejoro, yo tengo el tesoro
La metodología que valoro
Tengo la energía y tu basura ignoro (damn)
[…] Esto es una carrera, yo lo hago a lo Meteoro.

Prepara ahora un nuevo álbum, Tigre. Por supuesto, no a solas.

«Quizás de más chico pensaba que me las podía arreglar solo, que trabajar en la música era ser autoritario y llevarme yo todo el mérito. Pero eso me duró poco. Ahora, para mí trabajar es recibir ideas y críticas constructivas, y eso me nutre, me encanta».

—¿Quién manda, entonces?
—No se trata de eso: me gusta estar en todo, siempre fue así. Cuando partí, chico, yo hacía mis beats, grababa, diseñaba el arte… Pero mi propio estilo me fue llevando a convocar a otra gente. Por ejemplo: apenas escuché la maqueta de "Te quiero ver", pensé: «Aquí se escucharía bien el Polimá y Young Cister». Y los llamé. Y fue lo mismo con Gianluca para "Temple". La idea es mostrar algo profesional en el que todos los convocados se pongan las pilas. No es que yo sea el jefe: es sólo que soy más viejo, con más carrete.

KSN Fam y Cream Gang son dos colectivos claves en la trayectoria de Ceaese. Al primero se unió hace años, como parte de una congregación de beatmakers, fotógrafos, artistas y músicos dispuestos a saltarse las definiciones rígidas de estilo, y con ellos editó sus primeros discos, partiendo en 2004 (KSN Fam) y con ediciones desde entonces incesantes, de al menos un título por año. Con la Cream Gang mostró nuevas asociaciones e ideas, registradas con acierto en Cream Gang (Ceaese & Jonas Sanche) (2013).

Más que discos, esas primeras grabaciones eran pruebas de autoafirmación:

—Fuimos precursores en lo que fue música urbana y trap, cuando no existía escena ni nada. El hip-hop era el mainstream en ese momento, y me ganó muchísimas críticas lo de estar sacando ideas de otros lados: que yo no tenía idea de la escena del rap, que no era de la calle, que me faltaba carrete, pero el tiempo me dio la razón. Yo soy alguien que escucha rock, folk, electro… porque creo que mientras más música escuchas mejor es lo que plasmas después. No tengo ningún miedo a experimentar. Hace poco hice algo con Moral Distraída, y salió muy diferente a lo que pensé… no quedó algo medio dumbiatón, sino más R&B. Muy interesante. He estado en contacto con Gepe, con Javiera Mena, quizás pueda salir algo en el futuro. Creo que la música es música: no me cierro a nada.

«Tú no sabes cuánto este proceso se demoró. / Si me dijeron que siguiera, / ahora no paro y gano», rapea Ceaese en "Utopía".

Hablamos a distancia, como casi todo lo que se hace en estos días de precauciones sanitarias inéditas en la historia. El clima de un país bajo estado de catástrofe, pandemia y recesión no se le escapa a quien en Utopía levantó un disco de letras sobre todo —aunque no exclusivamente— sentimentales, recurrentes en su dinámica de elogios románticos, invitaciones eróticas y ansiedad ante el eventual abandono.

Son, sin embargo, también días de promoción, con un single nuevo en redes, "Pasa el tiempo", activado a través de la plataforma de trabajo que más fruto le rinde a su autor: las redes sociales.

—Éste es un contexto duro, pero la cosa ya venía fuerte antes del coronavirus. Estábamos en una explosión social muy marcada en Chile, y que creo que es parte de un descontento en todo el mundo. ¿Qué función tiene la música ahí? Yo creo que la entretención. Incluso en un momento de confusión tan difícil, cuando nadie sabe cuál va a ser el próximo paso, la gente necesita el gustito de escuchar música nueva, distraerse…

—¿Ha cambiado tu rutina de trabajo bajo cuarentena?
—No tanto. Tengo un home-studio, he podido seguir grabando ahí. Lo de la difusión por streaming siempre lo hice, desde los tiempos de MySpace; hace diecisiete años que soy un artista autogestionado. Y el ánimo es el mismo: hago lo que siento; la música es para la gente. Entonces no me angustia no poder salir a la calle, siempre he sido bien casero. Pero sí pasa que en la música considero muy importantes las relaciones humanas, y eso no está, y es lo que más echo de menos. Y, claro, cantar en vivo.

La estrecha colaboración con el productor Utópiko (Raúl Gómez) debe contarse entre esas relaciones humanas claves para la trayectoria de Ceaese. Se conocen desde 2006. En dinámica de coproducción no dejan de grabar singles (poco antes de "Pasa el tiempo" habían mostrado "Espérame", referido al estallido de octubre), y es el álbum Utopía su gran hito conjunto, una aplaudida pieza de conjunción de ritmos y pulsos que le hizo ganar un Premio Pulsar (Mejor Artista de Música Urbana) y quedó entre los los discos destacados de 2018 en MusicaPopular.cl

—Pa' mí Utopía es todo: es mi guagüita, es el golazo que supimos dar. Utópiko supo entender qué es lo que yo quería hacer, lo supo llevar. Fuimos compartiendo beats, seleccionando, mutándolos… Yo a él le hablo de las temáticas que quiero abarcar y eso nos lleva a generar contenidos. Está detrás del sonido en vivo, en el autotune y otras cosas. Ya se convirtió en un hermano. Antiguamente, en el hip-hop el beatmaker y el productor no figuraban. A mí me gusta darle importancia, que se sepa que en Chile hay un altísimo nivel.

Utopía es un disco de capas, de quiebres y pulsos que no son homogéneos. ¿Es un disco de máquinas?
—Yo siempre he dicho que lo de hacer hits está en uno, no en las máquinas. Puedes tener las mejores herramientas a disposición, pero no va a ser suficiente si no tienes ideas. Hay gente que no lo puede creer, pero yo sigo trabajando en Fruity Loops y grabando con la versión antigua de Cool Edit. Así grabamos todo el Utopía. Si voy a un estudio y tienen ProTools, se agradece, porque eso facilita los procesos. Pero yo vengo del trabajo en casa desde chico, de aprender solo a mezclar mis voces, a editar por oído… a ser un maldito melómano.

—«Si quiero una vida mejor, con trabajo lo puedo obtener / Aquí sólo gana el que se la juega», son dos rimas de tu tema "$". ¿Es el trap un género de meritocracia?
—Somos de sueños, diría yo. De ponerse metas y querer cumplirlas. De demostrar que podemos hacer las cosas sin que nadie nos diga cómo hacer música. El trap y la música urbana están súper ligados a la información que viene de las redes sociales, de lo rápido que funciona todo, y eso creo que lo vemos como una invitación a gestionarnos solos, y a que los demás se adapten a nosotros. Y si podemos viajar y trabajar a lo grande, por qué no: estamos preparados para hacerlo.

—Si uno lee reseñas tuyas en red, se destaca que eres alguien «interesante para las marcas», como si eso fuese una característica musical. ¿No es raro?
—No me definiría nunca como un influencer pero, claro: Ceaese para mí es mi marca. Y me interesa venderla de un modo afín a lo que soy, eso es todo. Por ejemplo, no podría trabajar con una firma de pisco porque no tomo pisco, y entonces no me identifica. Pero junto a una marca de cervezas puedo generar conciertos, campañas relacionadas con lo que yo soy… de eso se trata. Si logro que una marca grande se adapte a mi estilo, bueno: lo conseguí.

 

www.ceaese.com