Marisol García

Con un padre y un abuelo de cierto oficio en la música, Miguel Molina se define como un autodidacta, que desde niño mostró dotes musicales que asombraban a los adultos a su alrededor. «A los 6 ó 7 años ya estaba tocando guitarra en fiestas familiares», recuerda, y esa inquietud la encauzó luego en clases escolares de violín en las que aprendió a leer partituras. Escuchar y mirar a conjuntos folclóricos de su zona terminó de convencerlo de una vocación profesional. En 2013 se mudó a Santiago para seguir la carrera de Composición en la Universidad de Chile.

Pero las cosas en la capital iban a seguir derroteros por fuera de lo planificado. Al poco tiempo de iniciar las clases, el encuentro con René Torito Alfaro lo llevó al circuito cuequero bravo del sector poniente de la ciudad. En La Vega se hizo cercano al legendario Baucha, de Los Chileneros, quien, dice, «fue como una llave que me abrió muchas puertas. De él aprendí no solo la importancia de cuidar el repertorio, sino también a leer los momentos en una fiesta. En este estilo lo que manda es siempre estar atento a la audiencia». La malla universitaria ya no tenían sentido. Molina abandonó la carrera para continuar su formación en terreno y en vivo.

Conocer e interactuar musicalmente con El Parcito, el Dúo Pajarito, Salvador Corvalán y, sobre todo, Claudio Constanzo marcó ya una ruta definitiva para Miguel Molina en la música de tradición, dentro de un circuito de vivo intercambio en epicentros como el mercado La Viseca, La Picá de la Yasna y, al fin, La Casa de la Cueca, donde conoció a dos mentores fundamentales: Maria Esther Zamora y Pepe Fuentes. No tardó en sentirse lo suficientemente seguro para dar largada a proyectos propios, en los que se ocupa hasta hoy.

Las Guitarras de Miguel Molina es un quinteto de destacados intérpretes (también con Martín Silva, Gabriel Jofré, Adrián Muñoz y Gonzalo Gómez; además de la colaboración esporádica de Belencha Mena), que hasta ahora ha grabado junto a Gepe y Las Corraleras, y que en 2023 presentó un EP propio de repertorio tradicional con nuevos arreglos. El Dúo Constanzo-Molina, en tanto, es su alianza con Claudio Constanzo para repertorio folclórico y tradicional, y que aviva sus encantadoras presentaciones con temas tomados de antiguas grabaciones de conjuntos como Los Provincianos, Los Hermanos Lagos y el Dúo Rey-Silva, entre otros. Juntos forman también parte del Colectivo Abejorros, célula activista en torno a la investigación y divulgación folclórica.

Molina se considera enlazado a una extendida tradición de guitarra chilena, en la que referentes como Pepe Fuentes y Humberto Campos son modelos con los que medirse. «Me interesa mucho el sonido de las cuerdas, y quizás por eso me he acomodado más como arreglador e intérprete, que como compositor —define—. He tenido el privilegio de entrar en contacto con los viejos, y ahora trato de mostrarles todas esas lecciones a audiencias jóvenes. No tengo prejuicios al respecto, quizás porque veo a la música chilena en su totalidad. Cerrarme a ciertos estilos sólo me haría aprender menos».