Iñigo Díaz
En 1986 se sentó frente al piano eléctrico Fender Rhodes de Kameréctrica, grupo que intepretaba la música eléctrica de cámara (de allí su nombre) del violinista francés Jean-Luc Ponty. Paredes era su integrante más joven y se encontraba tocando con maestros como Lecaros (violín), John Clark (guitarra eléctrica) y Sergio Tilo González (batería, líder de Congreso). Además actuaba el bajista Marcelo Aedo, con quien establecería luego una relación bilateral como sideman.
En 1988 inició el período de residencia en Alemania, donde repuso su doble adiestramiento de piano clásico y piano jazzístico con el reputado Rainer Brüninhaus. Se acercó a la tradición de la música docta alemana y al mismo tiempo al concepto sonoro del sello ECM. En 1991 integró el proyecto de fusión latinoamericana Maipú, junto a integrantes del grupo Ortiga, también residentes en Alemania. Grabaron el disco Music from los Andes (1991), que llegó a vender cuarenta mil copias en Europa y que marcaría el primer apronte de Paredes en la búsqueda de elementos de ambas tradiciones: el jazz y la raíz folclórica.
Entonces en 1995 presentó en la Berlin Philarmonie su obra "Buena nueva", con una orquesta de arpa folclórica, guitarra campesina, charango, aerófonos andinos y coro de voces latinas. Luego grababa piezas como "La consentida" (Jaime Atria) y "Luchín" (Víctor Jara) para el disco Ritual (1999), con el saxofonista norteamericano Charlie Mariano. Le seguirían sus álbumes Isla Negra (2000), Viaje latinoamericano (2000), El salto (2005), Americana (2006) y Nativo imaginado (2008). En todos, Paredes se desplegó como un moderno pianista de jazz y para todos compuso vals peruano, chacarera, joropo, festejo, huayno y tonada chilena: los ritmos que Paredes se llevó ocultos a la antigua Europa de la música clásica.
La década de los 2010, Paredes comenzó a ampliar su contacto con la creación, incursionando en la fotografía, la pintura y la escultura. Alejado del piano debido a un período de crisis musical, el chileno tuvo experiencia en este campo de la plástica y las artes visuales, lo que unos años después lo llevaría de regreso al piano con una mirada completamente renovada. En 2020, en plena crisis sanitaria por el avance del coronavirus por el mundo, Pablo Paredes realizó dos miniaturas para piano que difundió a través de redes sociales. Sorpresivamente generaron impacto a nivel mundial en los circuitos de músicos y auditores, convirtiéndose en una pequeña campaña humanitaria. "Stay home" era una pieza que representaba gráficamente esa frase en la partitura, mientras que "Covid 19 decoded" realizaba un análisis armónico del concepto. Ambas fueron estrenadas en un concierto ese año, en el auditorio de la Westdeutscher Rundfunk en la ciudad de Colonia.
Actualizado el 17 de febrero de 2021