La Isla de la Fantasía

Más que un grupo musical, La Isla de la Fantasía es el principal e histórico conjunto de cantores e instrumentistas dedicados a la cueca y la música popular en Valparaíso, y representa tanto una sede natural de unos precursores de la canción porteña como un punto de encuentro activo entre esos hombres y mujeres experimentados y las nuevas generaciones interesadas en esa tradición.

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Años

Valparaíso, fines de los años 90, -

Región de origen

Valparaíso

Décadas

1980 |1990 |2000 |2010 |

Géneros

Integrantes

Benito Núñez, voz (1990's - )
Lucy Briceño, voz (1990's - )
Silvia la Trigueña (Silvia Pizarro Araos), voz (1990's - )
Mascareño (Gilberto Espinoza), voz y guitarra (1990's - )
Reinaldo Zurdo Bernal, voz y guitarra (1990's - 2009)
Luis Flaco Morales, voz, guitarra y requinto (1990's - )
Juan Pou, voz y guitarra (1990's - )
César Olivares, voz y guitarra (1990's - )
Carlos Dávila, voz y guitarra (1990's - 2011)
Luis Salas, acordeón (1990's - 2009)
Elías Zamora, voz y batería (1990's - )
Juan Juanín Navarro, voz y guitarra (2005 - )

Felipe Solís Poblete

Las cantantes Lucy Briceño y Silvia Pizarro (conocida como Silvia la Trigueña) y cantores e instrumentistas como Gilberto Espinoza (Mascareño); Benito Núñez, Juan Pou, Juan Juanín Navarro, Luis Flaco Morales y Elías Zamora, baterista además de Los Paleteados del Puerto, conforman este conjunto, del que han participado también músicos e investigadores como Bernardo Zamora, Felipe Solís y otros cultores de generaciones posteriores. Un repertorio no sólo de cuecas sino además de valses, boleros, tangos y otros géneros ha sido registrados por La Isla de la Fantasía en los discos Cuecas porteñas (2001), A cueca limpia (2007) y Memoria porteña (2009).

Tardes de valses, boleros, tonadas, tangos y cuecas
Sin claridad en las fechas pero hacia la década de 1980 o entrando en la siguiente, un grupo de músicos y amigos de Valparaíso se juntaba cada cierto tiempo y en especial en la época de verano a cantar y conversar en la casa de Benito Núñez Zárate y Adriana Solar, ubicada en una quebrada del Cerro San Juan de Dios.

En este verdadero rancho construido a pulso por el propio tío Beno, como se conoce con cariño a Núñez, y emplazado junto a una caída de agua empedrada que ayuda a reveredecer los árboles del paisaje, es que uno de los invitados gritaba a viva voz desde un altillo la frase "El avión, el avión", emulando lo que ocurría en la serie de televisión norteamericana "La Isla de la Fantasía".

En tales reuniones, organizadas principalmente por la cantante porteña Lucy Briceño y el conocido amigo Rubén Loyola, se congregaban hasta sesenta personas, en gran parte mayores de cincuenta años, quienes con el único propósito de compartir y hacer música pasaban tardes enteras cantando valses peruanos, boleros, tonadas, tangos y, por supuesto, cueca.

Los espacios en los que muchos de estos músicos desarrollaron su vida laboral, sobre todo entre la década de 1940 y 1970, fueron los locales nocturnos de la extinta bohemia del puerto como boites y restaurantes, las quintas de recreo en el Cerro San Roque y las fondas y ramadas de Valparaíso, Viña del Mar y en general de la zona interior del valle del Aconcagua.

Hacia 1999 Juan Daniel Núñez, joven músico y sobrino de dueño de casa, invitó al osornino avecindado en el puerto Aliro Núñez –el apellido es sólo un afortunado alcance– a conocer al tío Beno. Pronto también llegó el músico Bernardo Zamora y entre ellos planearon el necesario registro de los particulares estilos personales de estos experimentados cultores, y en especial del espíritu y el swing que cada integrante entregaba a través de sus voces e instrumentos. La Isla de la Fantasía será entonces no sólo la casa que hasta el día hoy habita la pareja Solar-Núñez sino también la agrupación que desde fines de los años '90 conforman algunos de los asistentes a esas animadas comidas de la calle Cornelio Guzmán.

De "chungo" a agrupación musical: el primer disco
Con la palabra "chungo" el porteño hace referencia, entre otras cosas, a un grupo de personas, en un símil de "lote" en el sentido de los cuequeros santiaguinos. De ese modo está grabado el primer disco del grupo, Cuecas porteñas (2001), con más de una decena de músicos.

Son Benito Núñez Zárate (n. 1929), Gilberto Espinoza, Mascareño (n. 1924), Reinaldo Zurdo Bernal (ca. 1925 - 2009), Elías Zamora Oyarce (n. 1931), Juan Pou Flores (1936), Luis Flaco Morales (n. 1948), César Olivares Araya (n. 1940), Carlos Dávila Galarza (ca. 1930-2011), Luis Salas Madariaga (1935-2008), Abraham García, Silvia Pizarro Araos (n. 1935) y Lucy Briceño Riquelme (ca. 1940), junto a la participación de Juan Daniel y la dupla entre Aliro Núñez y Bernardo Zamora, quienes un año antes consiguieron recursos del Fondart para esta producción.

Lucy Briceño, quien había sido integrante fundadora de Los Paleteados del Puerto (1991), es acompañada en este disco principalmente por Elías Zamora –también de Los Paleteados del Puerto–, Luis Salas y Juan Pou. Y el grupo de Silvia la Trigueña y los Huasos Ladinos, con una trayectoria de más de cuarenta años a la sazón, estaba integrada por Silvia Pizarro, su marido Carlos Dávila y César Olivares. Estos dos conjuntos eran las únicas agrupaciones estables dentro de la naciente Isla de la Fantasía. Para el caso de los hombres, los chungos fueron llamados Los Viejos Cracks de la Cueca Porteña y Los Primos.

Las grabaciones se realizaron en vivo en el patio de la casa del Tío Beno, en el Club Deportivo Lord Cochrane ubicado a pasos de La Isla y en el restaurant El Rincón de las Guitarras, situado en el plan de Valparaíso. El disco contiene treinta cuecas y una tonada, a las que se le suman tracks con conversaciones de los músicos, y fue lanzado en julio de 2001 en el Teatro Municipal de Valparaíso, con la participación de muchos amigos de la agrupación como Jorge Montiel y Juan Juanín Navarro (quien más adelante se integró al conjunto), Ramón Mexicano Alvarado, María Cristina, Los Paleteados del Puerto e incluso el santiaguino Hernán Nano Núñez.

Una semana antes, un capítulo completo del programa de TVN "Tierra adentro", conducido por Paul Landon, había sido dedicado a La Isla, lo que permitió que el lanzamiento contara con un buen marco de público y un progresivo interés en el trabajo de este "joven" conjunto. En los años siguientes hubo presentaciones en clubes sociales y deportivos de Valparaíso, en especial el citado Lord Cochrane y el Unión San Bernardo del Cerro O’Higgins, en El Rincón de las Guitarras y esporádicas actuaciones en la Universidad Católica de Valparaíso, en los Carnavales Culturales del puerto y, en 2003, en la Universidad Austral de Valdivia y en Puerto Montt.

Expansión del repertorio: a cueca limpia
A principios de 2004, tras la partida de Aliro Núñez a Osorno, Bernardo Zamora se hizo cargo de la producción del conjunto y generó diversas instancias para la difusión de su música. Durante las Fiestas Patrias de 2005 el grupo compartió escenario durante tres días con Inti-Illimani en el ex Frigorífico Barón. A partir de entonces se integró al elenco el cantante y guitarrista Juan Juanín Navarro, y en octubre algunos integrantes viajaron al II Seminario Internacional de Música Latinoamericana dedicado a la cueca y la marinera y realizado en Osorno.

Este mismo año un importante hecho abrió un nuevo camino en la trayectoria del conjunto. Luis Flaco Morales, requintista, guitarrista y acordeonista de la agrupación, ganó el premio a la creación literaria entregado por el Consejo de la Cultura para la escritura de sus cuecas, las que al poco tiempo se convirtieron en el sustrato del siguiente proyecto musical del conjunto, el disco A cueca limpia (2007), también producido con aportes de fondos estatales.

A partir de más de un centenar de cuecas escritas por Flaco Morales, la musicalización de las obras fue realizada por Bernardo Zamora, Félix Cárdenas, Juan Daniel Núñez, Aliro Núñez y Felipe Solís. El resultado fue más de una veintena de cuecas, entre las cuales los mismos integrantes del conjunto eligieron las catorce destinadas al disco. A cueca limpia incluye además otros géneros que ampliaron el repertorio del conjunto, con valses peruanos, boleros, una tonada, una milonga instrumental, una litoraleña argentina y una selección de foxtrots.

"En estos momentos tiene en sus manos una muestra palpable del espíritu de Valparaíso", se lee en la presentación del CD. "Cuando escuche este disco sentirá claramente sus colores, su particular festividad, se amistad, su gente, su memoria. Esa festividad que se escuchaba en las Quintas de San Roque, en las boites, en el mítico 'Nunca se Supo' y en los 'lotes' que allí se formaban. Es el folclor del puerto que ha permanecido por muchos años y que ha sido heredado de una generación a otra, reuniendo parte del amplio cancionero latinoamericano, cualidad cosmopolita del puerto como entrada para una infinidad de ritmos. Éste es el cancionero porteño… el patrimonio que sobrevive y que ahora entregamos a ustedes".

Invitados en A cueca limpia son Daniel Ángel (acordeón) y Mauricio Muñoz (teclado), integrantes de Savia Porteña, Juan Daniel Núñez (guitarra) y Jovani Novoa (cajón peruano). El conjunto lanzó el disco el 18 de mayo de 2007 en la sede del Consejo Nacional de la Cultura, en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, y el 17 de junio en la Sala Master de la Radio Universidad de Chile. Ese día se conmemoraba un año del fallecimiento de uno de los grandes amigos de La Isla, Rubén Loyola, a quien está dedicada la última cueca del disco.

Tras actuar en Illapel y Salamanca, donde también habían estado en 2006, así como en la Sala SCD Plaza Vespucio y en diversos lugares de la región de Valparaíso, La Isla de la Fantasía participó en diciembre de 2007 del cierre de la Teletón en el Estadio Nacional, donde estrecharon lazos con jóvenes grupos santiaguinos como Los Trukeros, La Gallera, Las Niñas y Daniel Muñoz, Félix Llancafil y 3x7 Veintiuna.

Memoria porteña y el cierre de una década
Entre los planes previos al tercer disco fallecieron dos integrantes: el acordeonista Luis Salas a mediados de 2008 y, en abril de 2009, Reinaldo Zurdo Bernal. Pese a su alejamiento de la música años antes, Bernal habría sido un justo invitado a ese trabajo, Memoria porteña (2009), cuyo propósito era recobrar y revivir la memoria musical de cada integrante, que es a la vez la memoria vital de personas sencillas y por sobre todo enamoradas de su música.

"Este conjunto de músicos y cantantes porteños, de entre 61 y 85 años de edad, ninguno de ellos con estudios formales de música, pero ligados a ésta desde sus primeros años, congrega a los últimos representantes de una generación que por buena parte del siglo veinte cultivó los principales géneros musicales latinoamericanos que en las bullentes ciudades llegaron a confundir en virtuosa mixtura las más tradicionales expresiones locales con la más heterogénea música popular", se lee en parte de la reseña inscrita en el disco.

"Por lo mismo no es extraño que las primeras canciones que entonaran muchos músicos de La Isla de la Fantasía en su niñez", continúa la reseña, "fueran valses peruanos popularizados a través de películas, rancheras y boleros fraseados por la estrella de moda o viejas cuecas y tonadas registradas fonográficamente, rompiendo con la agonizante exigencia de presencialidad para la audición y la ejecución musical".

En Memoria porteña también participan Fernando Leiva, cantante de Los Paleteados del Puerto; el acordeonista Luis Sata Ponce, de Los Afuerinos; Bernardo Zamora en bajo, el joven pianista Alexander Muñoz, Marcos Herrera, Jonathan Layana y Diego Vega, así como Manuel Santis y Ángel Fariña, ambos cercanos amigos de La Isla. El disco fue lanzado en agosto de 2009 en el Galpón Víctor Jara de la capital, con la entusiasta participación de Los Trukeros, y un día más tarde en La Piedra Feliz, de Valparaíso. Hasta el momento es el último trabajo discográfico de La Isla y recoge la misma voluntad de divulgar el valor humano y musical de este tesoro porteño a través de documentos sonoros como los que previsoramente le antecedieron.

Anclas en el Valparaíso del 1900
Desde 2007 La Isla de la Fantasía ha adquirido progresiva y relativa notoriedad en algunos medios de comunicación, lo que de todos modos no ha significado más que una reducida circulación de sus discos y un limitado reconocimiento público de sus integrantes. A esto ha contribuido el documental "La Isla de la Fantasía" (2010), de la realizadora Magdalena Gissi, estrenado en 2011 en la Cineteca Nacional después de cinco años de seguimiento del conjunto.

En 2008 se generó también una amistosa relación con Chico Trujillo, que redundó en algunas presentaciones en conjunto e incluso en la participación durante un par de temporadas de Luis Flaco Morales como requintista del llamado Bloque Depresivo del grupo, formación dedicada a interpretar valses y boleros. Un año después, Daniel Muñoz, Félix Llancafil y 3x7 Veintiuna incluyeron en su álbum Al compás del 6x8 (2009) sendas cuecas del primer y del segundo disco de La Isla, e invitaron a su grabación al "Tío" Elías Zamora.

Entre otros reconocimientos, en junio de 2009 Silvia Pizarro fue galardonada como personaje típico del patrimonio inmaterial porteño por la Municipalidad de Valparaíso en el Teatro Municipal de la misma ciudad, y en el mismo año el municipio homenajeó también a Lucy Briceño por sus casi cuarenta años de carrera. Pero también ha habido pérdidas: en abril de 2011 murió Carlos Dávila Galarza, peruano nacionalizado chileno, compañero musical y esposo de Silvia Pizarro por más de medio siglo, quien al igual que su mujer dedicó su vida al trabajo musical.

En los últimos años La Isla de la Fantasía se ha presentado en los Carnavales Culturales de Valparaíso (2004, 2008 y 2009) en el Festival del Membrillo (2008), en temporadas en el pub porteño La Piedra Feliz y, en Santiago, en el bar Ópera Catedral (2009 y 2010), en las fondas del Parque Inés de Suárez (2005 y 2006), en el Galpón Víctor Jara (2009 y 2010) y en eventos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en las regiones Metropolitana y de Valparaíso.

Más allá de estas actuaciones puntuales, los espacios donde se mueven con mayor soltura sus integrantes corresponden a sus círculos de amigos cercanos, representados por eventos de camaradería en clubes deportivos y en especial en los cerros de Valparaíso, en los "platos únicos", los "beneficios" o las fiestas para reunir fondos entre los más concurridos. Al mismo Rincón de las Guitarras donde actúan Lucy Briceño y César Olivares –quien también instala una fonda en el Parque Alejo Barrios para las Fiestas Patrias– se suman en local de parrilladas El Molinón, donde temporalmente trabajan Luis Flaco Morales y Juan Juanín Navarro.

De forma más íntima –y volviendo a los orígenes de este grupo–, es en las reuniones en casas de amigos, con el sonido natural de las guitarras y el acompañamiento de un pandero, un afoxé o un par de platillos de loza, donde afloran con mayor espontaneidad y entusiasmo las sentidas canciones que estos hombres y mujeres interpretan.

Aunque por efecto de la edad, la salud o las distancias no tengan estas reuniones la periodicidad de hace una o dos décadas, cada encuentro habla de un ritmo de vida diferente, de un paso del tiempo siempre acompañado de la música, las risas y la comida, así como de un valor puesto en el disfrute de lo cotidiano de la vida porteña que, si bien ya se encumbra en el tercer milenio, tiene al parecer anclas bien puestas en el lejano Valparaíso de la primera mitad del siglo veinte. Es una visión bien resumida en una de las frases de presentación de su tercer disco: "Hay quienes cantan lo que pueden, hay también quienes cantan lo que saben, pero muy pocos son los que saben lo que cantan".

Actualizado el 15 de abril de 2020