Mariano Casanova

Entre pianistas del jazz moderno como el refinado Omar Nahuel y el desafiante Manuel Villarroel, desde comienzos de los años ’60 se ubicó Mariano Casanova. Considerado como el primer pianista chileno en interesarse en el lenguaje contemporáneo de Bill Evans y es ciertamente el primero que tuvo contacto directo con el primer mundo jazzístico al iniciar en 1960 el éxodo de músicos nacionales a la academia de Berklee en Boston.

Fechas

1937

Décadas

1950 |1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Grupos

Mariano Casanova

Iñigo Díaz

Ahí, Casanova se formó como jazzista, como compositor y sobre todo como arreglador musical. Su presencia en el jazz chileno fue más bien intermitente, aunque su nombre traspasó el silencio de esta cronología y lo instaló como uno de los músicos más elegantes, sofisticados e importantes la generación modernista.

Habitual auditor joven en el Club de Jazz de fines de los años ’50, Casanova encontró en la performance blusera del pianista Ronnie Knoller su primer referente en el jazz chileno. Luego agregó al saxofonista alto Sandro Salvati entre sus músicos preferidos. Sin ninguna educación formal de piano, en 1959 Casanova se integró a su primera agrupación, un quinteto que incluía al propio Salvati en el saxo alto y a un Patricio Ramírez en la trompeta que aún no se pasaba al saxofón de manera definitiva. La sección de ritmo se completaba con el contrabajista Boris Castillo y el baterista Jaime Farfán, nuevos valores de la escena modernista del jazz chileno. El grupo además sería un adelanto de los nuevos jazztets que estaban por aparecer: el Nahuel Jazz Quartet (con Ramírez, Castillo y Farfán) y el Chilean Jazz Messengers (con Salvati). La historia para Casanova, sin embargo, no seguiría en Chile.

En 1960 dejó sus estudios de Medicina para emigrar a Boston y audicionar en la escuela de Berklee. Sin capacidad de lectura musical ejecutó un blues junto a una orquesta de swing que llamó la atención del trompetista Herb Pomeroy (quien había tocado con Charlie Parker) y por su nivel de intuición musical, Casanova obtuvo un cupo en la academia y pasó a ser el primer chileno en Berklee. Ahí se hizo muy cercano del histórico maestro de piano Ray Santisi e incluso fue contemporáneo de Keith Jarrett, quien luego sería su máximo modelo pianístico.

Entre 1963 y 1965 integró el quinteto multinacional del contrabajista Jim Perla y regresó a Chile en 1975. Pero entre sus permanentes viajes de conexión entre Estados Unidos y Chile y ya en estado avanzado como orquestador, en 1973 trabajó directamente con Víctor Jara en la creación de dos piezas sinfónicas que fueron grabadas por músicos de la Orquesta Sinfónica de Chile y una sección de aerófonos andinos ejecutados por miembros de Quilapayún e Inti-Illimani.

Las impresiones del pianista
En 1976, un año después de su regreso definitivo y ya en pleno régimen dictatorial, Casanova inició su primer proyecto solista importante. El grupo Impresiones adoptó elementos del pop norteamericano, la música brasileña y el cool jazz para configurar una música con carácter propio. Casanova lo dirigió desde el piano eléctrico y lanzó al estrado a la novel cantante Margarita Schmidt y a otros músicos jóvenes como el bajista Eugenio Guzmán, el baterista Domingo Vial y el percusionista Pedro Greene. El grupo editó un único disco, Dulce y caliente (1978). Desde su llegada a Chile y hasta iniciados los años ’90, Casanova se volcó a la producción musical como sofisticado arreglador de música temática, publicitaria e institucional. Así desapareció de la escena jazzística hasta recuperar una posición con el grupo Coda en 1987.

Fue convocado como el pianista estelar para un grupo que ya era estelar entre los músicos de trayectoria. El bajista peruano Enrique Luna condujo la puesta en marcha de Coda, grupo que además tenía a Daniel Lencina (trompeta), Marcos Aldana (saxo tenor) y Alejandro Espinosa (batería). El director musical pronto dejaría su plaza al contrabajista Moncho Romero. Tanto Luna como Romero fueron cercanos sidemen de Casanova en sus proyectos solista: Luna en una línea más experimental en tríos y duetos, y Romero en una orientación bop integrando los quintetos, cuartetos y tríos variables que el pianista lideró hasta fines de los ’90 (con bateristas como el propio Espinosa o un joven Andy Baeza).

Después de más de un lustro sin acción en el circuito jazzístico, Casanova regresó a la escena liderando en 2007 un nuevo trío contemporáneo junto a Moncho Romero de vuelta en el contrabajo y el baterista Carlos Cortés, en sesiones de piano trío club ejecutadas en el desparecido club Miles, del barrio Bellavista. Tras largos años en el jazz, en 2009 Casanova iba a publicar su primer disco personal en el formato de trío acústico, con el bajista Federico Faure (de Congreso) y el baterista Alejandro Espinosa. Allí Casanova desarrollaba sus arreglos para composiciones Bill Evans y Clifford Brown, junto con piezas de Violeta Parra y Guillermo Rifo. Sin embargo el álbum no fructificó entonces y el pianista debió esperar más de una década para editar Trío (2022), ahora junto con el contrabajista Christian Gálvez. El disco fue publicado por el sello Pez, con ese material de standards y canciones reimaginadas por Mariano Casanova.

Una pequeña gira de conciertos por el norte junto a la ascendente Melissa Aldana en 2012 y una participación en el Festival Chile Jazz de 2020 desde el escenario de Matucana 100, donde realizó amplias improvisaciones de piano solo marcan los pasos siguientes del músico que ha sido un referente del jazz moderno chileno desde sus primeras generaciones de músicos en la década de 1960.

Actualizado el 11 de mayo de 2023