Rodrigo Ratier

Rodrigo Ratier
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Dos variantes de la música popular argentina fueron las principales influencias del pianista bonaerense Rodrigo Ratier, quien arribó a Chile en 1997 y desarrolló gran parte de su madurez creativa, como compositor, arreglador y solista en nuestro país. Una de ellas llegó desde el inacabable muestrario de ritmos folclóricos argentinos y otra desde el peso específico del tango porteño. Ambas se encontraron en un punto desde donde Ratier se paró para presentar sus credenciales en el jazz chileno, con trabajos de jazz fusión latinoamericano y tango-jazz.

Ficha

Fechas

Buenos Aires (Argentina) - 21 de mayo de 1969

Décadas

1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Rodrigo Ratier

Dos variantes de la música popular argentina fueron las principales influencias del pianista bonaerense Rodrigo Ratier, quien arribó a Chile en 1997 y desarrolló gran parte de su madurez creativa, como compositor, arreglador y solista en nuestro país. Una de ellas llegó desde el inacabable muestrario de ritmos folclóricos argentinos y otra desde el peso específico del tango porteño. Ambas se encontraron en un punto desde donde Ratier se paró para presentar sus credenciales en el jazz chileno, con trabajos de jazz fusión latinoamericano y tango-jazz.

Iñigo Díaz

Nacido en Buenos Aires en 1969 y formado en el piano clásico por la maestra Haydée Schvartz, Ratier lideró su primer piano trío en 1985. En la primera parte de la década de 1990 llegó a actuar en teatros como el General San Martín, el Presidente Alvear o el Teatro Luz y Fuerza, además de escenarios y festivales diversos al aire libre. En 1997 llegó a Chile y se vinculó a músicos de la órbita del Club de Jazz de Ñuñoa, participando en conciertos como sideman de Mickey Mardones, Rita Góngora, Fernando Verdugo, Hugo Díaz, Jorge Díaz, Waldo Cáceres y Cristina Gálvez, de cuyo grupo acústico se convirtió en director musical.

Más sustancialmente desde 2002 apareció como compositor y primer referente del trío de fusión Sur, con el bajista Willy Pino (antiguo músico del grupo Miel) y el baterista Omar Pazols (integrante de Lunallena), y a partir de esta plataforma Ratier volvió en busca de las raíces folclóricas trasandinas, expuestas en composiciones que fusionaron el lenguaje del jazz con ritmos de chacarera, zamba, vidala, y también candombe uruguayo y cueca chilena. El grupo editó un disco de título genérico: Fusión jazzística latinoamericana (2006). Al mismo tiempo Ratier reactivó su trabajo de análisis del tango moderno piazzolliano y junto a su quinteto (con músicos como la violinista Ángela Sánchez, el guitarrista Daniel Román, el bajista Hugo Rojas y el baterista Nicolás Ríos), publicó el álbum Neurotango (2008).

Fue el inicio de una serie de creaciones de esta naturaleza próxima al tango nuevo, que tomaba aspectos de Piazzolla pero al mismo tiempo se proyectaba al siglo XXI. Una grabación en directo con el quinteto se convirtió entonces en el disco Nuevo tango (2012), mientras que otro catálogo de piezas de jazz progresivo y tanguero tomó forma en Resonancia (2013), un disco editado por Animales en la Vía, donde Ratier convocó al saxofonista Alejandro Rivas para sustituir el sonido tanguero del violín. Más adelante, Ratier se estableció de regreso en Argentina y continuó allí su historia musical como compositor siempre en los bordes del jazz, la música contemporánea y el tango, con obras como "Cuatro viñetas tangueras" (2017), un concierto para viola y orquesta de cuerdas.

Actualizado el 15 de noviembre de 2023