Luis Felipe Saavedra

En su debut, Ándate cabrita (2008), contaron con la ayuda de varios amigos, que aportaron violines, tambores y bajos, pero Zanetta y Briceño grabaron todo el resto: guitarras de palo, metalófonos, melódica, baterías programadas y guitarras eléctricas. Si bien en su primer concierto (enero de 2008, Centro Arte Alameda), Los Mil Jinetes se presentaron como una banda de diez músicos (con invitados de Teleradio Donoso y Adrianigual), el grupo se mantiene como un dúo.

Santiaguinos escapando de la capital, durante un tiempo ambos encontraron en Copequén —una localidad rural de la Sexta Región donde vive la abuela materna de Briceño— el lugar ideal para grabar. Sus canciones despliegan influencias que van desde la música tradicional mejicana y el bolero, hasta rock a-lo-Beatles, folk gringo y melodías de pop cándido. «Se me hace más cómodo escribir desde lugares más quietos. O sea, me gusta fijarme en el movimiento y en el cambio, pero ojalá siempre sentado en un lugar que no se mueva mucho. Y si hay algo que cambia poco es el campo: las montañas son las mismas, el río es el mismo, la once es la misma», explicó Briceño en una entrevista sobre el carácter apacible de sus canciones y de su forma de trabajo: sin apuros. El cantautor ha conseguido mantener un ritmo estable de composición y grabación junto a Zanetta, incluso cuando su trabajo en Ases Falsos le significa cada vez mayor exposición.