José Bohr

El cine, en su multiplicidad de oficios asociados, distingue el recuerdo de José Bohr, quien además de ejercer como director, productor, guionista, director de fotografía y actor en largometrajes filmados a partir de 1920, fue también compositor de música para películas, cantante y pianista en bandas sonoras. Figura en revistas musicales, espectáculos en vivo y auditorios radiales de su tiempo —suele calificársele entre los primeros crooners de la región—; y además compuso algunas famosas canciones, como “Y tenía un lunar”, “Cascabelito” y “Pero hay una melena”. Su nombre es recurrente en los recuentos históricos del tango, debido a su cercanía con Carlos Gardel y su aporte al catálogo del género con cerca de doscientos títulos.

Fechas

Bonn (Alemania) - 03 de noviembre de 1901
Oslo (Noruega) - 29 de mayo de 1994

Décadas

1920 |1930 |1940 |1950 |

Géneros

José Bohr

Marisol García

Bohr nació en Alemania (como Yopes Böhr Elzer) y murió en Noruega, pero su vínculo con Chile fue significativo, y algunas reseñas biográficas incluso fijan equivocadamente aquí su lugar de nacimiento. La verdad es que su tiempo en el país fue sólo un segmento de una vida llena de viajes y proyectos internacionales.

En plan colonizador, su familia lo trajo al extremo sur a los tres años de edad, y fue en Punta Arenas (luego de un tiempo en Río Gallegos, Argentina; y en Puerto Porvenir) que nació su interés por el mundo del espectáculo. En la ciudad filmó algunos cortometrajes, y acompañó al piano la proyección de películas mudas ya en su adolescencia. En su adultez, ese interés se expandió a un ritmo de asombrosa productividad y en una red de altos contactos.

Con períodos de residencia en Santiago, Buenos Aires y Ciudad de México (y también en Europa, en los últimos años de su vida), Bohr fue propiamente un ciudadano del mundo, ocupado en un continuo de viajes y apariciones en escenarios, sets y estudios de grabación. Aunque su figuración principal es en la industria del cine, varias de las películas a su cargo contaron con una presencia musical importante, tanto en su trabajo junto a compositores como Donato Román Heitman y Fernando Lecaros, como en la dirección de elencos en los que muchas veces incluyó a los cantantes Ester Soré, Arturo Gatica, Hilda Sour, Malú Gatica y otros. Durante una estadía en México, fue Bohr quien le dio su único papel en cine nada menos que a Claudio Arrau, a quien en 1935 eligió para personificar a Franz Liszt en la biografía fílmica Sueño de amor («una pesadilla de languidez y cursilería», según el crítico mexicano Eduardo de la Vega).

Bohr fue un realizador prolífico y multifacético, aunque de escasa huella en el patrimonio fílmico continental por cintas de vocación comercial y rara vez trascendentes. De todos modos, su nombre resulta ineludible si se estudian los inicios del cine sonoro

Bohr pasó sus últimos años en Europa, junto a sus hijos, aunque con viajes frecuentes a Chile, el último de los cuales lo realizó en 1992. De su vida extensa y excepcional dejó recuento en las autobiografías Luz! Cámara! Acción! Retrospectiva de una vida (1976) y Desde el balcón de mi vida (1987). Punta Arenas, ciudad a la que le compuso su himno más conocido, lo recuerda como hijo ilustre y en el nombre que lleva su Teatro Municipal José Bohr. Fue su voluntad que sus cenizas fuesen esparcidas en el Estrecho de Magallanes, lo que finalmente se cumplió en agosto de 1994, luego de repatriar sus restos desde Oslo, en el otro extremo del mundo.

Actualizado el 27 de febrero de 2018