Foex: la calle, la rabia, la técnica
Foto: Christian Moreno
Entrevista

Foex: la calle, la rabia, la técnica


Un oído atento a tendencias, una cabeza de justa ambición profesional, una conciencia histórica sobre la raíz latinoamericana, y un ojo sensible abierto al Chile en crisis confluyen en el peculiar trabajo de este productor, gestor y compositor de Santiago. Activo en el hip-hop desde fines de los años noventa, hoy su amplio trabajo electrónico en marcha —con dos discos 2020, varias colaboraciones y un potente nuevo single de adelanto de su sexto álbum— suena a urgencia y a dolor, a alerta y conciencia histórica. «Es como decir: "Vale, hagamos música para el club, ¡pero que no se olvide que estamos enojados!"».

Marisol García | 30 de noviembre de 2020 Fotos: Christian Moreno

Foex: la calle, la rabia, la técnica

Si ya el seudónimo Foex le permite a Nicolás Carrasco (38) separar gestión musical del otro montón de asuntos que probablemente lo ocupan como ciudadano, entonces también desde Foex debe uno visualizar ramas, brazos, desvíos que se extienden en búsquedas y asociaciones diferentes entre sí.

El Foex-productor es un conceptualizador musical prestigioso y atento a tendencias, además de un administrador de gestión incansable, que tanto puede recibir encargos (desde el primero, en 1998, estos incluyen a Ana Tijoux, C.A.F., Solo di Medina y Hordatoj) como conseguir financiamiento para mantener a flote a Potoco Discos, el sello largado en hace diecinueve años y ya con 35 títulos en su catálogo. Su cimiento es el mercado.

El Foex-compositor buscó por años defender una música voluntariamente experimental y alejada de fórmulas radiales, primero como integrante del colectivo FDA y desde 2003 en una discografía solista minuciosa, que a su inicial ancla hip-hop le ha ido agregando una evidente y amplia vocación investigativa, sobre todo en la electrónica y el encuentro afrolatinoamericano. Su ancla es la creación.

Desde hace poco más de un año existe también el Foex-opinante, evidente a cualquier oído; que toma posición frente a la crisis vigente en Chile, rima y articula atmósferas sonoras inspirado en ella, y siente un compromiso convencido con los conflictos que explican una Latinoamérica en permanente estado de fragilidad. Su megáfono es la rabia.

Se caen bien, se coordinan, se impulsan. Pero son Foex diferentes.

«La producción y la gestión musical tienen un lado frío, estresante, que es el del dinero. Yo ahí fui aprendiendo y asumí que parte de la pega era levantar fondos, establecer presupuestos, plazos, y hacer que las cosas pudieran andar. Pero no quiero mezclar Foex con eso», comentará al inicio de una entrevista presencial y de terraza que salta entre sus funciones y activos planes, bien descritos unos y otros por una mente rápida y de conclusiones empíricas.

—A la música no he querido agregarle problemas, y por eso prefiero mantener la pega de gestión como algo que se queda entre mis pares artistas: videístas, dibujantes, pintores, que son personas con las que trabajo y que al menos en cariño y dedicación lo dan todo para que los proyectos se levanten. Pero hacer música es otra cosa.

—Debiese ser un espacio más libre…
—Exacto. Es precisamente eso lo que he cuidado… y lo que he logrado, luego de harto camino recorrido. No soy un gran intérprete, nunca he querido serlo. Puedo ser un beatmaker, tocar piano, pero como un conceptualizador, más bien, visionando cómo quiero que sean las producciones en las que participo.

—¿Se explica en ese diseño sonoro tu creciente interés por la electrónica?
—Sí, en parte, aunque con matices. Yo más bien siento que con los viajes me despegué: pasé por ahí, me gusta, en lo técnico es brillante, pero ahora estoy más autónomo. La música electrónica europea es fría, va a las máquinas, suena impecable. Pero lo que hago ahora pasa por un sentimiento artístico diferente, y muy fuerte: para mí tiene que haber una intro, cuerdas, un cierto mensaje… me siento musicalizando… algo que es social y que es más grande que yo. Es como decir: «Vale, hagamos música para el club, ¡pero no se olvide que estamos enojados!».

Los dos discos que Foex ha publicado en 2020 dejan en evidencia ese rigor de gran trabajo cosmopolita aliado a una furia incontenible. Welulkawn, su trabajo junto al peruano-chileno Paulopulus, acelera secuencias y percusiones de pulsos enfáticos entre cuerdas y vientos de referencia andina, y no necesita de voces para transmitir la urgencia de su contenido. Es un disco que, según Foex, «está lleno de dolor», y que cierra con un tema de título de contundente tributo: "Catrillanca".

Acúfenos, en tanto, es tan pulido como tenso, seductor como conectado a la alerta de calles y espacios de amenaza. El octubre del estallido y la represión, Foex lo atestiguó desde un departamento cercano a Plaza Italia, con su hija de meses de edad en brazos y con la sensibilidad a flor de piel. El trabajo musical de ahí en adelante fue, en sus palabras, «como un vómito»:

«Lo que ves no lo puedes sacar de ti; te queda para siempre. Por eso la música que luego sale es muy sentimental».

"Asesinos", su nuevo single y el adelanto de un nuevo disco por llegar, es claramente un registro de aquello. La percusión es todo el tiempo apremiante, las cuerdas le dan la solemnidad de una reflexión histórica, y el sonido del 1:05 es como un disparo. Como pocas veces en su trabajo, aparece luego la voz del propio Foex, conscientemente autotuneada como guiño al sonido hoy en las calles.

«Son las ganas de decir», sintetiza él su impulso.

 

 

—Cuando te pones a pensar en la crisis actual, siento que estamos haciendo como un loop histórico eterno, en violencia, en pobreza y en colonización cultural. Ahora me doy cuenta de que ese sentir ya estaba en FDA. Ahí yo no hacía letras, pero eran inquietudes muy parecidas, definitivamente sociales. Yo también estoy en un loop, pero de crecimiento artístico, espero.

—Muchos de los sonidos de tus grabaciones recientes dan pistas sobre el cruce afro-sudamericano. Ahí también hay una decisión reflexiva y política.
—Lo de Latinoamérica en algún momento de mi vida me pegó fuerte, y aún lo hace. Es la típica historia, supongo, del sudaca que va a Europa y que a la distancia comprende un montón de cosas. Para mí los viajes fueron como tomar un grado universitario: invertí dinero, busqué contactos, y me fui a aprender, a ver cómo podía comportarme yo en ese medio de avanzada [en varios viajes, desde 2013, Foex consiguió ocupar espacio en encuentros relevantes, como Primavera Sound, en España; Fusion, en Alemania; y SXSW, en EE. UU.]. Fue genial, hice lo que tenía que hacer, pero por supuesto volví con la sensación de que acá está todo para hacer algo parecido: la gente, la música, la tierra y el talento.

—¿Acaso con otros referentes?
—Mi formación fue el hip-hop; manejando samples fue como partí en la música. Pero uno desde acá no tiene los mismos referentes de los raperos gringos, que vienen del soul, de otras músicas. En mi casa se escuchaba mucha canción mexicana, peruana… y el primer cassette que me compré fue de El General [sonríe]. Me quedé un buen rato pegado en el dembow (donde por supuesto había un montón de pistas para lo que vino después con el reggaetón). Lo que quiero decir es que no tengo nada contra la cumbia, contra la ranchera… eso también soy yo, mi cultura y mi familia.

—Eres ya un productor prestigioso, con grandes asociaciones en tu historia. ¿Qué crees que te distingue?
—Soy yo quien decide, determina y levanta las cosas. Con eso quiero decir que cuando le digo 'sí' a un proyecto, es porque me voy a involucrar y voy a llegar a una meta. Entonces, dame todo lo que tengas y algo vamos a hacer. Me interesa trabajar con la energía del propio artista, y ocuparla para mi propio movimiento. Esa adrenalina es fantástico. Así recuerdo haber visto a la Ana [Tijoux, con quien levantaron el estupendo 1977] desde un principio: «hagamos, hagamos, hagamos…». ¡Obvio que le iba a ver bien! Me interesa dejar puesta una semilla y que luego el árbol se vea. A veces me he cruzado con músicos que pueden ver ese árbol, también, y ahí la coincidencia es total, y es una de las mejores cosas que me pueden pasar.

 

Foex – Acúfenos
(2020, Jungla Music / Arrhythmia)

Foex: composición, programación, producción.
Colaboran: Dj Pérez (locuciones y scratch), Solo Di Medina (voces), De Pereiras, Par Aaq, Pierre Kwenders, Paulopulus, Andy y Juan Luis Pereira (El Polen).

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