Iñigo Díaz
En 1958, un Daniel Lencina de 20 años tocaba dixieland con el grupo rioplatense Hot Blowers. Tres años después, luego de inaugurar la televisión en Uruguay y en Argentina (los sets y las luces siempre le resultaron magnéticos), inició una serie de giras con esta banda que lo llevarían a tocar a lo largo de todo Chile. En 1961 se presentó en Punta Arenas y el resto del sur. En 1962 llegó tocando dixie hasta Arica. Durante ese viaje se conectó con el primero de los jazzistas del medio chileno y uno de sus más fieles colaboradores por cuatro décadas: el pianista Giovanni Cultrera.
Foto: Federico Waelder
Pero sólo se radicó definitivamente en Chile en 1972, durante una revuelta situación política y social. Al día siguiente de dejar las maletas, ya era posible encontrarlo sobre el escenario del Club de Jazz capitalino convertido en un sobresaliente trompeta de la línea hot jazz. Se incorporó a una nueva versión del antiguo grupo Dixielanders (que ahora encabezaba el trombonista Pedro Bacigalupe, responsable de poner a Lencina nuevamente en órbita), mientras que también probó en la fusión con Almandina (con el guitarrista Leslie Murray).
Al año siguiente, el golpe de Estado y la nueva administración traerían importantes posibilidades de acción para el trompetista. Comenzó una carrera paralela como figura popular a través de las pantallas de Televisión Nacional, con el octeto Tiempo de Swing (en el programa "Tiempo de swing"), donde colideraba las acciones con el pianista Ronnie Knoller y soplaba en una mínima sección de bronces junto a Patricio Ramírez (saxo alto), Gonzalo Gómez (saxo tenor), Kiko Aldana (saxo barítono) y el mismo Bacigalupe (trombón). El grupo llegó a grabar para el sello Alba el homónimo Tiempo de Swing (1974).
Lencina había adquirido su amor por el jazz tradicional y la trompeta siguiendo a su mayor ídolo, Louis Armstrong, y por entonces los grandes trompetistas del jazz chileno iban hacia esa dirección: Luis Huaso Aránguiz, Roberto Mono Acuña y el porteño Eugenio Yuyo Rengifo. Durante esa época Lencina estaba convertido en un boper. Sus nuevos referentes eran Clifford Brown y Freddie Hubbard. Sin embargo sus intentos por tocar jazz moderno o eléctrico no tendrían mayor impacto. El grupo Koalición, creado en 1977 junto al guitarrista Miguel Zabaleta y el entonces bajista Edgardo Riquelme, no frutificó y Lencina regresó en 1979 al swing, encabezando La Banda de Jazz (con Cultrera al piano, Peter Kennedy en el trombón o el enorme saxofonista alto Alfredo Espinoza). El swing fue siempre el lenguaje con el que mejor se comunicó.
Los cuartetos: todos los músicos
Paralelamente al trabajo en televisión, con 22 años en "Sábados gigantes", "El teléfono musical" y "Acompáñeme", además de su militancia en todos estos grupos, Lencina estableció una marca difícilmente batible a la cabeza de su propia banda. Desde 1972 y hasta fines de la década de 2000 el trompetista mantuvo activos sus dinámicos cuartetos, por donde transitaron jazzistas de todas las épocas y tendencias. El primero de ellos tuvo a Ronnie Knoller (piano), Jorge Toscano Vidal (bajo) y Orlando Avendaño (batería). En 1975 se incorporó como baterista Lucho Córdova y en 1977 llegó quien sería su brazo derecho, el baterista Alejandro Espinosa, músico estable hasta su retiro.
Foto: archivo Lencina
En los cuartetos de Lencina siguieron los pianistas Pancho Aranda, Moncho Romero, Mariano Casanova, Giovanni Cultrera y Pablo Vergara; los contrabajistas Fernando Muñoz, Spike Holmes, Sammy Domínguez, Juan Pablo Rivera (en bajo eléctrico) y Felipe Chacón; además de los guitarristas Federico Dannemann y Fernando Otárola. Toda una escuela para una banda que jamás ensayó una sola pieza y que se mantuvo activa en el Club de Jazz por 20 años y en hoteles de lujo como el Carrera y el Ritz Carlton, en distintos momentos de su historia. En 1991, por ejemplo, mientras actuaba como músico residente en el Hotel Sheraton con su cuarteto, compartió espacios con el trompetista Wynton Marsalis en su segunda visita a Chile, un año después del recordado festival de Amnistía Internacional.
En los años '80, los nuevos trompetistas preferían tocar en secciones instrumentales de big bands (Gustavo Bosch, Santiago Cerda), pero en los '90 aparecería finalmente un solista de excepción: Cristián Cuturrufo, quien era al bop todo lo que el uruguayo era al swing. El traspaso del mando en la trompeta ya estaba sellado. Lencina siguió en dos nuevos grupos, La Máquina del Swing (1984) y Coda (1987, convocado por el bajista Enrique Luna).
Su primer disco sólo vio la luz a 30 años de su arribo a Chile. Siempre (2001), cerró un capítulo que aún se mantenía abierto para el trompetista. Una vez editado este trabajo, su orientación volvió a lo más primitivo del jazz.
El dueto de maestros: trompeta y piano
Sus espectáculos al mando del cuarteto estable continuaron en hoteles de lujo, teatros, salones y clubes, pero también incorporaron voces a la puesta en escena y ahí las colaboraciones destacaron a solistas como Rossana Saavedra, Danielle Gilson, Fabiola Moroni o Natalia Bernal. Lencina regresó entonces a la figura de Armstrong como ícono transtemporal y a la trompeta torcida de Dizzy Gillespie cuando Lencina se acercó a las cinco décadas sobre los escenarios del jazz.
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Tras superar un infarto en septiembre de 2009, su salud ya estaba comenzando a deteriorarse. Tenía 71 años pero aún así no abondonó la música. En noviembre de ese año volvió a los escenarios tocnado para 600 personas en el Festival de Jazz de El Bosque, en el Parque Lo Lillo, junto al bajista Christian Gálvez y en el que dedicó su concierto al recientemente fallecido saxofonista Mickey Mardones.
En la última década de su vida, Lencina se unió al maestro del piano, Valentín Trujillo, para formar un dúo dinámico cuya música se centró en los repertorios de la nostalgia, swing, canciones de Broadway y tradicionales del Tin Pan Alley norteamericano, además bolero y otras canciones latinoamericanas. Durante un lustro, Lencina y Trujillo ofrecieron conciertos por el país. En 2013 recibió el Congreso le otorgó la nacionalidad chilena por gracia pero en 2016 su salud, producto de una fibrosis pulmonar, fue decayendo. Murió a los 79 años, el último día de octubre de 2017.