El Cruce

A mediados de los años noventa, el blues seguía siendo un género poco explorado en la música chilena. Si bien existían referentes como La Banda del Capitán Corneta, la mayoría de sus exponentes se movía en un circuito cerrado de bares y sin publicar discos. Una de las primeras bandas que se alejaron de los clichés norteamericanos para hacer blues originales, en español y además con raíz chilena («blues criollo», lo llamaron) fue El Cruce. Llamaron la atención primero por su sonido y luego por su persistencia. El grupo acumula ya dos décadas de trabajo, con una discografía extensa y un trabajo en vivo autogestionado y continuo. Son así el principal referente de otras bandas a su saga, y han conseguido presentarse junto a íconos del género en Sudamérica.

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Años

Santiago, 1998 -

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Integrantes

Felipe Toro, guitarra y voz (1998 - ).
Cristian Pérez, guitarra (1998 - 2002).
Claudio Bluesman Valenzuela, armónica y coros (1998 - ).
Jorge Velo Veliz, bajo (1998).
Miguel Gómez, teclado (1998 - 2003).
Cristian Ponce, batería (1998).
José Pollo Oñate, bajo (1999 - 2003).
Jorge Clayman Quinteros, batería (1999 - ?).
Orlando Miranda, percusionista (2001 - ?).
Pablo Castillo, piano y teclado (2003 - ?).
Eduardo Negro Silva, bajo (2003 - ).
Gustavo Albuquerque, teclado (2015 - •)

Guillermo Tupper

Bellavista, la blusera: los orígenes
El extinto pub capitalino La Blusera, en el barrio Bellavista, fue el punto de encuentro inicial. A mediados de 1997, dos asistentes habituales eran Felipe Toro y Cristian Pérez, estudiantes de tercero medio del Liceo Lastarria ocupados entonces en una banda de covers de Grand Funk Railroad, Ten Years After y Led Zeppelin. Cuando sumaron en armónica a Claudio Bluesman Valenzuela se adentraron en nuevas tradiciones: Muddy Waters, Elmore James y otros nombres afroamericanos clásicos.

Fue una especie de revelación: «Eso era lo que queríamos. Hacer blues clásico, pero con identidad chilena», recuerdan. El trío adoptó el nombre de El Cruce en referencia a Robert Johnson, el blusero estadounidense que, según la leyenda, vendió su alma al diablo en un cruce de caminos de Memphis para convertirse en el mejor guitarrista del mundo.

Transformada en quinteto junto a otros dos compañeros de aula de los fundadores, y en un inicio sin batería, la banda debutó en La Blusera con una puesta en escena que incluía largas improvisaciones y acrobacias en las guitarras. En seis meses grabaron su primer disco, PeaceCo (1999), una edición autofinanciada.

La chilenización del blues
El bar nuñoíno House Rock & Blues, el Club de Jazz y los festivales de blues de La Reina fueron escenarios de más de quinientas actuaciones de El Cruce hasta 2002. Un año antes el percusionista Orlando Miranda había llegado a sumar sonidos más latinos al grupo, y en octubre el septeto publicó A lo amigo (2002), su segundo disco. Marcado por el blues de vieja escuela, el álbum contiene diez temas originales y tres versiones de Robert Johnson, Ivory Joe Hunter y Willie Dixon. Piezas propias como "Mi negra" y "Galán" sonaron en radios, y en enero de 2003 la banda abrió el Primer Festival Internacional de Blues de Chile, junto a los argentinos Memphis la Blusera y los brasileños Fernando Noronha & Black Soul.

Tras ese disco vinieron cambios de integrantes, y una nueva formación para un encargo inesperado: grabar canciones de Los Iracundos y Sui Generis para la banda sonora de la teleserie "Hippie" (2004). El Cruce no dejó por eso de ser esencialmente una banda en vivo, con diversas actuaciones, entre ellas su debut internacional: en octubre del 2005, en el Festival Latinoamericano de Blues de Sao Paulo (Brasil).

El productor a cargo de A mi país (2006), su tercer disco, fue el eximio bajista Christian Gálvez. En él exploraron ritmos como la cueca (con una versión de "Dicen que soy borracho", de Tito Fernández), probaron con canciones más radiales y experimentaron con banjo y cajón peruano. «Por primera vez logramos plasmar el concepto de blues chileno que buscamos por tanto tiempo», comentaron sobre el trabajo en ese álbum. Su lanzamiento, en el Galpón Víctor Jara, permitió el registro para su único DVD (Blues criollo, 2007).

Pausa y regreso
La historia de El Cruce registra entre sus hitos la celebración de sus veinte años de historia, en junio de 2019, en el capitalino Club Chocolate y con varios invitados sobre el escenario. Poco antes el conjunto había interrumpido una década de silencio discográfico con el álbum Sin mentir (2018). Esa pausa fue una decisión anunciada en su minuto públicamente con un comunicado que expresaba «el cansancio de luchar doce años en una escena que tiene muchas trabas para surgir […]. Buscaremos dentro de nosotros mismos los sonidos que aún no hemos descubierto a punta de ensayos e improvisaciones que hace mucho no podemos darnos el lujo de tener y tocaremos en vivo solamente cuando tengamos ganas o las condiciones sean las adecuadas».

Primero una presentación en La Batuta (2015) y luego otra en el Teatro Cariola (2017) prepararon al grupo y a su público para el regreso propiamente tal. Sin mentir, en tal sentido, se ajustó a una nueva honestidad ajustada a lo que en El Desconcierto Felipe Toro llamó «ir un paso más allá de lo que habíamos hecho antes. En el proceso nos fueron pasando cosas personales que hicieron eco en las canciones que fuimos creando […], sin falsas pretensiones, sin máscaras, con nuestros dramas, debilidades, fracasos y vicios».

Actualizado el 14 de febrero de 2022