Paraíso Perdido

Paraíso Perdido
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Paraíso Perdido no prosperó como un proyecto pop de largo alcance (no existen discos suyos, por ejemplo), pero dejó un indeleble legado en la escena musical chilena de los años ochenta. Al menos cuatro de sus integrantes fueron figuras claves de la profesionalización musical de la naciente escena pop, con Andrés Bobe y Luciano Rojas como integrantes activos de La LeyJaviera Parra como futura solista de gran difusión; y Juan Ricardo Weiler, como figura de la etapa inicial de Aparato Raro.

Ficha

Años

Santiago, 1985 - 1986

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1980 |

Géneros

Integrantes

Andrés Bobe, guitarra y voz (1985 - 1986)
Luciano Rojas, bajo (1985 - 1986)
Ximena Fernández, voz (1985)
Javiera Parra, voz y teclados (1985 - 1986)
Patricio Martínez, batería
Juan Ricardo Weiler, batería
Juan José Roca, saxo
Iván Delgado, saxo

Paraíso Perdido

Paraíso Perdido no prosperó como un proyecto pop de largo alcance (no existen discos suyos, por ejemplo), pero dejó un indeleble legado en la escena musical chilena de los años ochenta. Al menos cuatro de sus integrantes fueron figuras claves de la profesionalización musical de la naciente escena pop, con Andrés Bobe y Luciano Rojas como integrantes activos de La LeyJaviera Parra como futura solista de gran difusión; y Juan Ricardo Weiler, como figura de la etapa inicial de Aparato Raro.

Marisol García

En la edición de enero de 1986 de la revista La Bicicleta, Cristián Galaz describía que Paraíso Perdido «busca y consigue ese sonido limpio y sencillo (que las pésimas amplificaciones del rock nacional se encargan de ensuciar). Componen temas simples y bailables, con un saxo muy rítmico, guitarras cadenciosas en tiempo ska-reggae, una batería pop y una voz femenina de 19 años, densa y con caracter». El grupo mantuvo siempre una voz femenina en el canto, primero con Ximena Fernández, y luego con Javiera Parra.

Sobre el precario escenario musical de la época, Paraíso Perdido hizo lo que pudo: presentaciones en cafés, universidades y pubs, apariciones televisivas en “Videotop” y “Extra Jóvenes”, y la difusión discreta en radios de temas como “Matrimonio” o “Edificios”, que nunca llegaron a editarse en disco (aunque en el año 2010 se incorporaron a AB, antología póstuma del trabajo de Andrés Bobe). Aparte de la vitrina para futuros músicos de gran desarrollo, acaso el mayor aporte de la banda haya sido la burla a la censura pinochetista que lograron en canciones como “Cabezas sueltas”: «Sentado en su trono, puede dominar / desde una gran altura, toda la ciudad / Se empieza a escuchar un grito y otro más / pero él lo niega todo / Los que sufren, se deben olvidar».

Actualizado el 25 de septiembre de 2017