Jorge Leiva
Durante sus siete años de vida, inicados en 1992, Venus pasó por sucesivas mutaciones de estilo que lo llevaron desde un rock eléctrico básico y de considerable difusión, a una apuesta cercana a lo industrial, que incluso obligó a las integrantes a modificar por completo su imagen. Venus persiste en el recuerdo masivo a través de canciones como "Estás borracho" y "Zorrita", representativas de su primera fase: música simple y directa, de lejano parentesco punk, e irreverente al cánon de buena conducta impuesto a las mujeres. Tras varios cambios de integrantes y una pausa de ocho años, Rosemarie Vargas retomó el proyecto con otras compañeras (incluida su hija) en el año 2009.
Zorritas al ataque
Rosemarie Vargas había tenido una banda escolar, Sabatisfacción, junto a tres compañeras, con la que compuso y se presentó en vivo a fines de los años '80. Sus influencias de entonces eran el rock duro y el punk de grupos como Sex Pistols, y su técnica llevaba cierto tiempo de perfeccionamiento gracias a clases de guitarra con Manuel Shafler, de Torturer (futuro integrante de Inquisición).
Tres años después de su egreso escolar, Vargas le dio nuevo impulso al grupo convocado a nuevas integrantes y rebautizando al proyecto como Venus, en alusión a la diosa romana del amor que le impondría el tono a un grupo que debía ser conformado sólo por mujeres, como ella.
Sus primeras compañeras estables fueron la baterista Claudio Pardo (al poco tiempo llegó Claudia Celis), la guitarrista Sara Ugarte, la bajista Carmen Paz y la cantante Andrea Alarcón. Fue un quinteto, entonces, el que comenzó a escribir la historia oficial de Venus. Presentaciones en el circuito habitual de Santiago tuvieron una cumbre en un concierto suyo en La Batuta, tras el cual consiguieron un contrato discográfico con la multinacional BMG. Era 1995 y las disqueras locales apostaban como nunca antes en la década por reforzar su catálogo juvenil chileno.
El grupo debió pasar por algunos ajustes antes de grabar su prijmer disco. La partida de Andrea Alarcón dejó como vocalista a Sara Ugarte (n. 1972, Santiago), otra chica aficionada a la guitarra desde la adolescencia; con un tiempo de residencia en Londres (su hermano es Guillermo Ugarte, ex integrante de los grupos tecno Los Mismos y Plan V); estudios de arte y diseño gráfico; y clases de técnica instrumental junto a Rodrigo Contreras, de Criminal.
También su sonido se ajustó notoriamente desde sus primeros demos, grabados en los estudios El Rancho (de los hermanos Frugone, de Anachena), hasta los requerimientos de formato radial sugeridos por su sello. El resultado de todo este proceso fue El ataque de zorrita (1996), un disco de doce títulos que rodeaban tópicos feministas a partir de un pop vestido de rock transgresor, que la imagen de las propias integrantes reforzaba. Su intención masiva era innegable: el disco fue producido por Claudio Quiñones (quien recién venía de trabajar con Nicole) y cada entrevista suya reforzó el carácter femenino de sus integrantes, su gran marca de distinción. El álbum logró considerable rotación radial gracias a los temas "Estás borracho" y "Zorrita", y llegó a ser editado también en Perú y México. Pese a ello, no dejó completamente satisfecha a la banda: "La verdad es que quedamos disconformes", dijo más tarde Sara Ugarte en una entrevista. "La grabación de ese disco fue bastante complicada: había mucha gente opinando, mucha presión de parte del sello. Sumado a nuestra ansiedad juvenil del primer disco, no se logró un resultado muy coherente".
Entre giras y conciertos, el grupo debió también reservar tiempo para encargos, como la composición de algunos temas para Nicole ("Tuve que herirme" y "Todo lo que quiero", de Sueños en tránsito, son canciones de Sara Ugarte) y el tema central de la banda sonora del filme chileno-estadounidense Last call, dirigido por Christine Lucas.
La salida de Claudia Celis, primero (siguió trabajando luego con el grupo Alison), y de su reemplazante Paula Parra (quien pasó a Mamma Soul), después, dejaron a la banda sin baterista en 1997. Fue un puesto que nunca más llenaron, y que en vivo se suplió con la colaboración del baterista de Dogma, Sebastián Rojas. Los cambios, sin embargo, sumados al retroceso de la industria en el rock local, dejaron a Venus fuera de BMG a mediados de 1998, justo cuando el entonces trío grababa nuevos demos con el músico y productor Cristián Heyne.
Ese trabajo terminó siendo la base de su nuevo camino independiente, que en 1998 se tradujo en un segundo disco: Dolor de fin de siglo. Fue un álbum más complejo, vinculado al sonido industrial de bandas como Marilyn Manson (Sara había conocido a su líder, en su única visita a Chile, en septiembre de 1997) y Nine Inch Nails; y en el que participaron invitados del circuito heavy y/o experimental, como Hombre de la Atlántida y Plan V. Era un trabajo que, además, buscaba deliberadamente romper con el pasado de Venus. "Sabíamos que no íbamos a tener una repercusión mediática masiva porque fuimos muy osadas en la propuesta musical que desarrollamos", explicó Sara más tarde. "Tampoco se puede obligar a la gente a que escuche distorsiones de guitarras aplastantes y rock pesado".
Al otro lado de la cordillera
Pese a la rotación radial del sencillo "La cara" (que llegó a ser incluido en un compilado de Sony Music, titulado Rock under), los lentos resultados detuvieron a la larga la historia del grupo. La bajista Claudia Parra se había ido ya del grupo para retomar sus estudios de Derecho, y Ugarte consideraba mudarse de modo definitivo a Buenos Aires. Así, y por "causas naturales y de común acuerdo", según ellas, Venus cerró su historia. Ésta se reabriría en el 2009 con el anuncio del disco Atrapada y una agenda de conciertos en Santiago, aunque sólo con Rosemarie Vargas como integrante fundadora.
Sara Ugarte se instaló de modo fijo en Buenos Aires, donde retomó su gusto por la pintura y siguió un curso de Arte. Contrajo matrimonio con Raúl Cariola, integrante de la banda argentina Santos Inocentes, y trabajó un tiempo con él en producciones y sesiones para otros músicos. Luego de un período de trabajo con un grupo llamado Real Doll, Sara estructuró un proyecto solista al que llamo Pin-Up, del cual no se ha publicado aún material. En paralelo, mantiene su afición por la pintura, con una primera exposición colectiva realizada en Buenos Aires en el 2003 y posteriores muestras públicas de su obra en las capitales argentina y chilena.
En el año 2009, durante el Festival femenino Hechas en Chile, Rosemarie Vargas presentó a Venus con una nueva formación, incluyendo a una niña de 12 años como vocalista, tecladista y guitarrista, nada menos que su hija, Venus Cortez. El disco Atrapada fue el fruto de esa nueva formación, que a todas luces se planea como un proyecto de largo plazo.