Lluvia Ácida

Al tomar la música electrónica como una especie de folclor universal, susceptible de ser adaptada a distintos contextos y bajo el lema «El sur es el futuro», Lluvia Ácida ha desarrollado su trabajo con el objetivo de mostrar la identidad magallánica hacia el resto del mundo, por medio de obras  conceptuales y colaboraciones con escritores y cineastas. Formado en 1995 por Héctor Aguilar (ex integrante del grupo grindcore Infidel) y Rafael Cheuquelaf (ex tecladista del grupo dark Mantiza), el dúo se reunió en torno a las audiciones de artistas pioneros del tecno e industrial, aunque con el paso del tiempo ampliaron sus influencias a la música dark, el trip-hop y el ambient. Todo con una visión netamente localista, al punto de declararse como «la mezcla entre Kraftwerk y Francisco Coloane».

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Años

Punta Arenas, 1995 -

Región de origen

Magallanes y de la Antártica Chilena

Décadas

1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Lluvia Ácida

Integrantes

Héctor Aguilar, voz, programación, sintetizadores, teclados, samplers y tornamesa (1995 - •).
Rafael Cheuquelaf, voz, programación, sintetizadores, teclados, vientos, bajo, guitarra y charango (1995 - •).

Luis Felipe Saavedra

Vientos patagónicos y antárticos
Basado no sólo en softwares, teclados y samplers, sino además instrumentos de cuerdas, vientos y percusión latinoamericanos, su primer trabajo fue Simulación (1996). Con Maquinaciones (1997, disco compartido con la banda peruana Insumisión), Efectos secundarios (1999) y Recolonización (2000) se transformaron en un referente de la electrónica del fin del mundo.

En 2001 el grupo fundó su propia etiqueta disquera, Eolo, que editaría pronto a otros proyectos musicales de la región como Nebula (seudónimo de Cheuquelaf), Polar (seudónimo de Aguilar), Protocultura, Lumania y Agnosia. Bajo ese sello publicaron Magallania (2001), un disco que presentaron tanto en Magallanes como en Santiago, y ese mismo año siguieron con Per secula in albis, una colección de videoclips realizados desde 1996.

Bio (2002), su siguiente álbum, mostró un sonido más orgánico, mientras que Tierra de espectros (2002) combinó la música del dúo con grabaciones de entrevistas a personas que relatan fantasmagóricas historias de Magallanes. Esa fusión de electrónica con sonidos rescatados desde su propia región continuaría en Hotel Kosmos (2004), con el que se presentaron en Río Gallegos (Argentina) y en Santiago, siempre ofreciendo espectáculos acompañados de imágenes de paisajes del extremo sur.

Con el auspicio del Instituto Antártico Chileno, en 2005 Lluvia Ácida editó Antartikos, disco que narra la historia del continente blanco desde sus orígenes hasta la era moderna en clave tecno, ambient e industrial. Ese mismo año, musicalizaron una versión de Tierras magallanicas (1933), filme del misionero salesiano y explorador Alberto María de Agostini, y dos años más tarde, en marzo de 2007, lo interpretaron en el Gimnasio de la base "Eduardo Frei", en la Isla Rey Jorge, en el que se considera el primer concierto de música electrónica en la Antártica. El registro de ese concierto se convirtió en el documental La ruta de la Antartikos.

Discográficamente tan distante
Luego vinieron Elemental (2006), un repaso en CD y DVD de la historia musical y visual de la banda desde sus inicios; y su participación con el tema "Tierras magallánicas" en el compilado Pueblo Nuevo primer aniversario (2006) marca el inicio de una relación fructífera y sostenida con el netlabel Pueblo Nuevo.

La historia social de Magallanes seguiría inquietando a Lluvia Ácida en lo sucesivo. Inspirados en la Cantata Popular Santa María de Iquique, de Quilapayún, y el libro La masacre de la Federación Obrera de Magallanes, Cheuquelaf y Aguilar publicaron en 2007 La Idea. Canto a la Federeación Obrera de Magallanes, uno de sus trabajos más militantes (y que interpretarían en 2011 sobre la rampla de un camión en plena toma del acceso norte de Punta Arenas, en apoyo al paro contra el alza del gas en Magallanes).

También en 2007, Lluvia Ácida compuso Audioficciones, una serie de piezas instrumentales inspiradas en literatura fantástica y de ciencia ficción de autores chilenos gestada por el escritor Sergio Amira, y que se publicó junto a los relatos en formato PDF para su descarga gratuita. En diciembre de 2008 exhibieron en el Festival IN-EDIT el documental Lluvia Ácida: la dinámica del frío, un retrato de la primera década del dúo. Luego vino Kuluana (2009), disco que rescata el legado mitológico del pueblo yagán por medio de relatos de una de las  últimas hablantes de la lengua yamanihasha. Aquel trabajo fue presentado en la Segunda Bienal de Arte Indígena (Centro Cultural Palacio de la Moneda), en Puerto Williams frente a la comunidad yagán y en Valparaíso, proceso registrado en el documental Kuluana (2010), disponible, como toda su discografía, liberada en internet.

El ritmo de publicaciones se mantuvo: en 2009 editaron Música para las pampas, una colección de versiones electrónicas para canciones tradicionales del folclor patagónico; en 2010 celebraron quince años de trayectoria con el disco de remezclas Cruce de caminos, donde treinta y cinco nombres, entre ellos Gepe y DJ Raff, se hicieron cargo de temas del dúo; en 2011 compusieron la banda sonora Arte y shamanismo paleoindio para el documental homónimo sobre la mística del pueblo selk’ nam de Tierra del Fuego, y Policía del karma, otro soundtrack, ahora concebido para la lectura de la novela gráfica del mismo nombre del autor Jorge Baradit y el ilustrador Martín Cáceres; y en 2012 liberaron El saqueo, un disco que aborda con dureza sonora y textos críticos el modelo económico chileno y los distintos frentes de la lucha social.

El continente de la luz: primeras expediciones chilenas en la Antártica (2012), un compendio de registros de las tres primeras expediciones chilenas en la Antártica, entre 1947 y 1949, se interpretó en vivo en Punta Arenas y en el Museo de Arte Contemporáneo y Feria Internacional del Libro de Santiago. Un año más tarde, Insula in albis fundió su música con grabaciones de campo efectuadas la Isla Rey Jorge, a la que llegaron gracias al apoyo del Instituto Antártico Chileno (INACH).

Actualizado el 18 de febrero de 2021