Iñigo Díaz
A fines de los '60, siendo apenas un adolescente, Moncho encabezaba su primer conjunto, un trío bossanovero. Bajo su dirección musical estaban su hermano Marlon Romero (quien luego llegaría a ser pianista de jazz) y Alejandro Espinosa. Este último -baterista- se transformaría en su gran aliado en el jazz durante años. Junto a Espinosa y al contrabajista Eugenio Urrutia, Romero alineó en el primero de sus ensambles jazzísticos con el formato piano-contrabajo-batería, el ya mencionado Trío Jazz Moderno, que funcionó como proyecto estable en el período 1970-76 y grabó un álbum para EMI (Trío Jazz Moderno, 1976).
Tras la disolución del grupo, Romero se abocó por completo a su labor profesional como contrabajista clásico al interior de la Orquesta Sinfónica de Concepción y entre 1978 y 1990 alternó estas funciones con la membresía en el cuarteto bop del trompetista Daniel Lencina (donde tocaba el piano y, en ocasiones, el contrabajo). En el período 1984-86 actuó como contrabajista además en el grupo La Máquina del Swing (quinteto conducido también por Lencina, junto a jazzistas de la vieja guardia como Giovanni Cultrera y Lucho Córdova).
Un pianista para el jazz vocal
En 1990 se trasladó definitivamente a Santiago para comenzar una carrera definitiva que lo llevaría a convertirse en uno de los principales formadores de nuevos músicos: pianistas, contrabajistas y cantantes (Claudia Acuña fue su primera discípula). Cuatro años después se integró al estelar quinteto Coda como contrabajista (tras la salida de Enrique Luna). El grupo funcionó estable unos cuatro años, desarrollando una clara línea hard bop y luego se disolvió. Fue entonces cuando comenzó la carrera solista definitiva de Romero.
Grabó su disco debut Chile jazz (1998), presentando a un muy joven trompetista Sebastián Jordán y a un iniciado Moncho Romero Jr (su hijo) en el clarinete. El álbum fue uno de los primeros ensayos que trasportaba piezas de autores populares chilenos –como Osmán Pérez Freire y Violeta Parra, entre otros- al tiempo de swing. Además trabajó con voces en los '90 como Margarita Schmidt (en My funny Valentine, 1992) y Carola Tocornal (en My one and only, 1998).
Al iniciarse los 2000, Romero ya estaba sumergido en la estructura musical del trío acústico tradicional, inspirado en sus modelos pianísticos Bud Powell, Oscar Peterson y sobre todo Bill Evans. Por su conjunto pasaron los contrabajistas Daniel Navarrete y Alejandra Santa Cruz, y los bateristas Orlando Avendaño y Nelson Oliva. Con ellos comenzó, alternadamente, un trabajo de apoyo a voces surgidas en esta década (Rodrigo González, Myriam O, Alexandra Inzunza y Ana María Meza, principalmente). Pero sólo fue en 2003 cuando consolidó su trío definitivo y acorde con sus ideas de intercambio musical, interpretación e improvisación: el novel contrabajista Pablo Menares y el baterista Andy Baeza. Luego incorporó a sus ensambles al clarinetista Moncho Romero Jr y a nuevas cantantes salidas de su alero: Paula Lizana o Camila Meza.
En 2006 creó el club de jazz Miles donde siguió operando como pianista a cargo de nuevos tríos junto a unos nóveles sidemen como el contrabajista Pablo Vidal (y luego a Rodrigo Espinoza) y el baterista Carlos Nelidow, además de su habitual participación como acompañamiento de cantantes incluyendo las voces de la legendaria Rita Góngora, y nuevas solistas como Natacha Montory, Cristina Araya, Karen Rodenas, Astrid Veas, Andrea D'Arriarán, además de una retornada cantante pop-jazz como Rachel.
Actualizado el 24 de marzo de 2021