Edgardo Riquelme

Edgardo Riquelme
Foto: archivo Riquelme

El solo de guitarra eléctrica sobre “Gracias a la vida” ejecutado ante 70 mil personas en el Estadio Nacional en marzo de 1990 como saludo al regreso de la democracia, no sólo representa el último momento de Edgardo Riquelme en un escenario importante. Es también una tesis de grado para sus propios años de estudio sobre una nueva música chilena, que se remontan a 1974 en Concepción. Esa tarde Riquelme puso una rúbrica de lenguaje contemporáneo y sonido desafiante a la interpretación del himno de Violeta Parra realizado por la Orquesta Sinfónica de Chile. Edgardo Riquelme es uno de los primeros ejecutores del encuentro entre la modernidad con la raíz.

Ficha

Fechas

Temuco - 15 de noviembre de 1951

Región de origen

La Araucanía

Décadas

1970 |1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Edgardo Riquelme

El solo de guitarra eléctrica sobre “Gracias a la vida” ejecutado ante 70 mil personas en el Estadio Nacional en marzo de 1990 como saludo al regreso de la democracia, no sólo representa el último momento de Edgardo Riquelme en un escenario importante. Es también una tesis de grado para sus propios años de estudio sobre una nueva música chilena, que se remontan a 1974 en Concepción. Esa tarde Riquelme puso una rúbrica de lenguaje contemporáneo y sonido desafiante a la interpretación del himno de Violeta Parra realizado por la Orquesta Sinfónica de Chile. Edgardo Riquelme es uno de los primeros ejecutores del encuentro entre la modernidad con la raíz.

Iñigo Díaz

Nacido en Temuco en 1951, pero criado en Concepción desde 1955, Edgardo Riquelme dejó atrás el período formativo de guitarrista pop adolescente modelado por los primeros discos de los Beatles y los Stones. Desde 1965 escuchaba además ese sonido submarino de guitarras chilenas como las de Óscar Arriagada o Nano Vicencio hasta que en 1968 apareció en Concepción la música de Jimi Hendrix y Riquelme acusó el golpe. Su guitarra dio los primeros ajustes de distorsión y al mando del grupo Mala Hierba donde tocó rock junto a un iniciado baterista Alejandro Espinosa.

Esa amistad lo llevaría además a colaborar con el joven Trío Jazz Moderno, donde también actuaba el pianista Moncho Romero. Riquelme ingresó a la Orquesta Sinfónica de Concepción como contrabajista y entre 1974 y 1976 también comenzó a componer sus primeras piezas de cámara para el ensamble Cuarteto de Música Moderna, donde compartía con Marlon Romero (piano) y Alejandro Mota Riquelme (percusiones). Para este grupo escribió “Paréntesis”, una obra donde ya se vislumbraba el interés por fusionar el rock y la improvisación con la raíz folclórica que una década después el propio Riquelme cristalizaría en el grupo Alsur.

Anhelos sureños
Instalado en Santiago trabajó como sesionista en los estudios de Daniel Lencina, como guitarrista de la orquesta televisiva de Miguel Zabaleta y paralelamente integró sus primeros grupos de rock fusión y jazz fusión como bajista, Nexos (1976) y Koalición (1977), donde entrenó su atlética performance considerando repertorios de los héroes del jazz eléctrico del momento: Chick Corea, Herbie Hancock y su nuevo referente, el guitarrista John McLaughlin. Pronto Riquelme pasaría a pertenecer al staff del estudio Filmocentro, de Jaime de Aguirre y desde esa posición grabaría una serie de discos, además de integrar, ya como guitarrista, los grupos Kámara (1978, con el saxofonista Patricio Ramírez y el pianista César Gutiérrez, quinteto que acompañaba a Osvaldo Díaz y donde nuevamente se produce el interés de Riquelme por la comunión entre la música popular y el jazz contemporáneo) y Tercera Generación (1979, trío de jazz standard con de Aguirre y Espinosa).

Edgardo Riquelme

Foto: archivo Menanteau

Su etapa de mayor impacto y trascendencia se produce a partir de la década de 1980, cuando forma el grupo Cometa con músicos como Andrés Miquel (teclados), Antonio Sánchez (bajo) y Pedro Greene (batería) y producir uno de los más importantes ensayos del jazz-rock en Chile. Riquelme le dio el primer carácter contemporáneo al cuarteto (ya con el bajista Pablo Lecaros) entre 1981 y 1985. Su retiro posibilitó la creación del grupo Alsur en 1986 (con Raúl López, Rolando Arancibia, Marcelo Aedo y Alejandro Espinosa), quinteto donde Riquelme canalizó la propuesta de incluir elementos de la música moderna, instrumental eléctrico, improvisación jazzística y ritmos folclóricos en desmedro de su historia lineal dentro del rock. Alsur representó la dirección de su propio origen: Temuco y Concepción y sus tres álbumes (Alsur, 1988; Anhelos sureños, 1989; Fusión americana, 1991) están dominados por composiciones en esta línea (“Tonadatoda”, “Anhelos sureños”, “Al gran amor”, “Surtiendo”), la identidad definitiva de Riquelme en la música popular.

Pero fue una vez que Alsur cerró sus operaciones en 1992, y después de su aparición como solista en el acto multitudinario del inicio del gobierno de Patricio Aylwin y de su canción triunfadora en el Festival de Viña 1991 ("Tira la primera piedra", interpretada por Pedro Foncea y Javiera Parra), que Riquelme se retiró para trabajar en su estudio como compositor.

En 1993 editó el disco Al sur... del corazón, un trabajo próximo a la new age. Mucho tiempo después, Riquelme regresaría para participar de las giras de Schwenke & Nilo en 2004, curiosamente como guitarrista acústico, por primera vez en su vida. Un dato de una realidad que ubica a Riquelme como el más importante solista de la guitarra eléctrica de los ’80, después de Francisco Blancheteau (’40), Panchito Cabrera (’50), Óscar Arriagada (’60) y Carlos Corales (’70).

Actualizado el 01 de mayo de 2021