Frecuencia Mod

Frecuencia Mod
Foto: archivo de Patricia Salas

Chile no estaba para fiestas a fines de los años setenta, pero la música de Frecuencia Mod logró, incluso bajo el severo toque de queda impuesto por la dictadura, reproducir a escala local la fiebre disco. El grupo fue un trío vocal conformado por las hermanas Dolores, Patricia y Soledad García que ubicó en radios al menos tres temas de enorme popularidad: “Cállate (Ya no me mientas)”, “Duele, duele” y “Yo soy una dama”.

Ficha

Años

Santiago, 1970 - 1986

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1970 |1980 |

Géneros

Pop

Integrantes

Patricia García, voz (1970 - 1986)
Dolores Lola García, voz (1970 - 1995)
Soledad García, voz (1970 - 1995)
Macarena García, voz (1970-1975)

 

Frecuencia Mod

Chile no estaba para fiestas a fines de los años setenta, pero la música de Frecuencia Mod logró, incluso bajo el severo toque de queda impuesto por la dictadura, reproducir a escala local la fiebre disco. El grupo fue un trío vocal conformado por las hermanas Dolores, Patricia y Soledad García que ubicó en radios al menos tres temas de enorme popularidad: “Cállate (Ya no me mientas)”, “Duele, duele” y “Yo soy una dama”.

Marisol García

Sus cuidadas armonías vocales y prolijos arreglos legaron un sonido que aún suena elegante, muy por encima de similares esfuerzos bailables de la época. Aunque en su momento Frecuencia Mod defendió una música de aparente evasión, es imposible no reconocer su valor pionero para el pop chileno de alta factura.

Las tres hermanas García Salas residen hoy en Europa, desde donde realizan muy esporádicas visitas a nuestro país y mantienen una vida alejada de su antiguo éxito musical.

Susurros y gemidos
Frecuencia Mod partió como un proyecto familiar y adolescente, con las cuatro hermanas García (Macarena se retiró al poco tiempo) —desde siempre aficionadas al canto— ensayando en el living familiar bajo las órdenes de su padre, un inmigrante español que asumió como su manager y no tuvo problemas en impulsar la carrera musical de sus hijas cuando éstas aún no terminaban el colegio. Su primer nombre fue Las Incógnitas («por lo desconocidas», según ellas), y reforzaban el concepto presentándos bajo antifaces.

Sus recitales destacaban la férrea organización escénica, que incluyó siempre pasos de baile y armonización vocal. Kermesses y festivales de colegio fueron sus primeras vitrinas, que al poco tiempo se ampliaron con giras a provincia. Las chicas recibieron lecciones de baile de Paco Mairena, y acordaban entre ellas tenidas llamativas, deudoras de la provocadora onda disco neoyorquina de la que, a mediados de los años setenta, poco a poco iba sabiéndose en Chile.

Su padre y manager falleció justo cuando el grupo apuntaba a una más certera promoción masiva. Los consejos de un nuevo asesor les hicieron cambiar su nombre a Frecuencia Mod. Ya sin el ojo paterno encima, el trío se atrevió además a explotar su femenina sensualidad, desatando incluso cierto escándalo por sus escotes, peinados y canciones de inequívoca sugerencia erótica. Sus dos primeros singles aparecieron bajo sello IRT: "No te fíes de la rosa" (1971, composición de Carlos Alegría y Juan Carlos Gil) y "La lluvia, tú y yo" (1972, de Luis Poncho Venegas).

Sus hits comenzarían a acumularse luego de la publicación de Show rock (1973) —un álbum debut con ingenuos standards de pop estadounidense— y el cuidado puesto en una seguidilla de brillantes singles de baile. Pero fue Frecuencia Mod (1978), su primer álbum con canciones originales, el  instaló al trío en una identidad propia, en parte asociable a la música disco estadounidense, y de enorme difusión en la TV de la época. Guillermo Rifo en los arreglos, Scottie Scott en parte de la composición, Franz Benko como ingeniero, e instrumentistas como el guitarrista Carlos Corales son parte de los créditos de ese disco citado durante décadas en radios, fiestas y bandas sonoras por temas como  "Cállate, ya no me mientas", "Gigoló", el cover "Yo soy una dama" (traducción del “Sorry, I’m a lady”, del dúo español Baccara), "Te estás quedando solo" (de Luis Poncho Venegas) y "¡Oh! Qué pena".

La provocadora e hipnótica "Duele duele" queda como uno de los más logrados intentos locales por instalar sugerencia erótica en la pista de baile. Es una canción provocadora e hipnótica, adornada por susurros y gemidos, tal como los que entonces imponía Donna Summer en hits disco como “Love to love you, baby”. La posible fugacidad de sus grabaciones queda desmentida cuando en algunos de estos temas se escucha una orquesta completa de cuerdas, e ideas sorprendentes, como el charango al principio de “Cállate (Ya no me mientas)”. Según Rifo, las hermanas García acostumbraban reservar cinco horas diarias para ensayos.

En Europa: el abandono del pop
Tal era el éxito y las buenas perspectivas del grupo en Chile, que el sello RCA financió a partir de 1978 una estadía promocional del trío en Alemania, donde un contrato de cinco años y el trabajo con el mismo productor de Baccara podía convertirles en nombre internacional. Pero lo que realmente terminó por suceder fue el avance por un camino sin rumbo bien pensado. Las hermanas García vivieron en Europa una paulatina transformación de la que quedan curiosos registros en video, en los que el grupo abraza un poco feliz intento de fusión de disco y folclor hispanoamericano, con ellas mismas a cargo de castañuelas y zampoñas. «Pasamos de productor en productor —cuenta Dolores—. Con nosotras probaron rock, disco, pop, estilo Abba y canciones tradicionales. Era muy difícil captar el mercado. Cantábamos en inglés y la gente, que sabía que éramos chilenas, nos pedía “La bamba”, porque decía que veníamos de un país con sol y palmeras».

Si en Europa su concepto confundía, en Chile su público resintió el cambio. Según una nota de El Mercurio de la época, «las chicas de Frecuencia Mod volvieron a Chile convertidas en punk [sic] y cantando en inglés». Más tarde, Soledad le diría a ese diario que el abandono del pop bailable «fue un error. Al público le chocó el cambio de imagen. Se pensó que había un problema de identidad y en realidad no era eso. Quisimos mostrar lo que estaba de moda afuera, pero era algo visual. Nuestras armonías eran las mismas».

Incómodas con la promoción y molestas por la falta de dedicación del sello, el trío decidió terminar su contrato con la disquera. Las hermanas, para entonces casadas con ciudadanos alemanes, decidieron establecerse en Europa y bajar el ritmo de su actividad musical. El grupo se disolvió naturalmente a mediados de los años ochenta, aunque hubo puntuales actuaciones posteriores. Patricia volvería más tarde a café-concerts, presentándose como Patricia Salas y grabando una serie de discos solistas en Alemania. Dolores y Soledad se presentaron en cruceros y galas bajo el nombre Frecuencia Mod, aunque como dúo y en ocasiones contadas. En los años noventa trabajaron en Cuba el disco Sentidos próximos (1994).

La muerte de su hermana Macarena las trajo fugazmente de regreso al país en 1995. Y aunque entonces le anunciaron a El Mercurio su interés por publicar un nuevo álbum, lo único que se supo al respecto fue un disco grabado en Cuba (Sentidos próximos) sólo por Soledad y Dolores, junto a dos músicos locales y bajo el nombre Frecuencia Mod. Las chilenas son residentes ya establecidas en Europa (Lola y Patricia, en Alemania; Soledad, en España) que de vez en cuando aparecen en espacios televisivos del tipo “Patiperros” o “Qué fue de…”. Pese a la distancia, no hay duda del arraigo popular de sus canciones. En el año 2008, la incorporación del tema “Cállate (Ya no me mientas)” a la banda sonora de la película chilena Tony Manero volvió a recordar el interés masivo hacia un trío pionero en el pop nacional.

Actualizado el 06 de octubre de 2019