El impacto se produjo principalmente entre este segmento del público y las comunidades “otaku”, dada la plataforma de “Invasión”, programa juvenil de Chilevisión orientado a la cultura japonesa. Pero Kokeshi no fue en lo absoluto un volador de luces o un producto de laboratorio. Sus integrantes dominaban el lenguaje del anime, conocían las series, tenían técnicas vocales avanzadas y cantaban ciento por ciento en japonés.

Viviana Shieh (n. 1986), hija de padres taiwaneses fue Shuy (“bondad” en lengua mandarín), y la chilena Natalia Vergara (n. 1987), fue Naty (sólo un diminutivo, aunque también fue conocida como Asu, el nombre de un personaje de animación japonesa llamado Asuka). Ambas chicas adoptaron el nombre de Kokeshi, el mismo de las tradicionales muñecas japonesas de madera. Como muchos jóvenes de generaciones muy distintas, las dos además fueron acérrimas seguidoras de series anime masivas y también de culto, y los temas centrales de todas ellas pasaron a ser la banda sonora de las tardes escolares.

Shuy y Naty se conocieron estudiando canto lírico en la Universidad Católica, compartiendo técnicas y adiestramiento vocales, gustos por el j-pop e influencias musicales ejercidas por X-Japan, Maya Sakamoto o Gackt. A poco de su formación, impulsadas por el productor Alvaro López, Kokeshi llegaron al set televisivo de “Invasión” y luego lanzaron el álbum Anime openings (2005), con temáticas openings y endings —los temas principales de apertura y cierre— de series animadas como “Marmalade boy”, “Hunter X Hunter” y “Slam dunk”.

Tras la partida de Natalia Vergara, el grupo sumó en su línea a Paloma Osorio y el cantante de j-pop Toshiro Murata, quien ha desarrollado una carrera solista y ejecutado colaboraciones con otros cultores del pop japonés, como la propia Jessica Toledo. Una vez que Murata llegó al conjunto, el grupo adoptó el nombre de Kokeshi Murata.