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20 de marzo de 2021Adiós al astro del jazz Cristián Cuturrufo
20 de marzo de 2021
Adiós al astro del jazz Cristián Cuturrufo

Cuturrufo era un niño, flaco y desgarbado, que terminó siendo un vikingo chileno, barbudo y pelucón, con una envergadura física enorme y una capacidad pulmonar que le posibilitó tocar como pocos músicos tocaron un instrumento de viento.

La noticia del fallecimiento de un músico chileno en las circunstancias de la crisis sanitaria, tan de golpe, ha descolocado a toda la comunidad musical. El trompetista Cristián Cuturrufo tenía 48 años y un recorrido dentro de jazz que se interna muy atrás en el tiempo. Había llegado a Santiago hacia 1988, con 16, para estudiar trompeta en la U. Católica, pero muy pronto, como ocurrió con Miles Davis —que abandonó Juilliard en Nueva York para ir tras Charlie Parker por la ciudad— el coquimbano tomó su propia aventura nocturna por los lindes de la comuna de Ñuñoa, donde hizo del Club de Jazz su segunda casa.

Cuturrufo era un niño, flaco y desgarbado, que terminó siendo un vikingo chileno, barbudo y pelucón, con una envergadura física enorme y una capacidad pulmonar que le posibilitó tocar como pocos músicos tocaron un instrumento de viento. En una historia de la trompeta jazzística local, donde no existen muchas figuras (Huaso AránguizYuyo RengifoDaniel LencinaSebastián Jordán), Cuturrufo fue un eslabón que unió dos épocas, y de alguna manera debe reclamar para sí el estatus de ser un músico de esas dos épocas: la de la bohemia y la música popular como músico de cancha, tiro y lado, y la época del crecimiento y modernización del jazz chileno en todos sus niveles.

Solista único, gestor de festivales que giraron por el país, cofundador del club The Jazz Corner, también es ese músico responsable de poner en marcha lo que se conoció como “swing nacional”, un jazz plenamente a la que te criaste, dotado de bebop, cumbia de las boites nortinas y el ritmo imparable del funk latino. Desde ahora y para siempre, Cuturrufo es leyenda en la música chilena. —Iñigo Díaz