Lucho Gatica

La figura más gloriosa de la música popular universal surgida en Chile es Lucho Gatica. Maestro del bolero internacional, desarrolló desde su aparición a fines de los años '40 una carrera cuyos alcances internacionales le permitieron consagrar su éxito de masas en América Latina, Estados Unidos, España o Asia entre otras regiones, además de sostener su consagrada condición de leyenda y hacerse acreedor del respeto y el aprendizaje de generaciones de cantantes de habla hispana. Su muerte a los 90 años, ocurrida a fines de 2018 en la capital mexicana, marcó el fin de la era de las grandes voces melódicas del siglo XX.

Fechas

Rancagua - 11 de agosto de 1928
Ciudad de México - 13 de noviembre de 2018

Región de origen

Libertador General Bernardo O'Higgins

Décadas

1950 |1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |2010 |

Géneros

Lucho Gatica

David Ponce

El mérito múltiple del cantante incluye lo cuantioso de su repertorio, grabado y editado indistintamente en Chile, Brasil, México o España, además de la fama internacional y la excelencia artística, y su carrera descansa en una doble proeza única e histórica: haber instalado en un género tan monumental como el bolero una forma distintiva de cantar, y haber ido desde Chile a imponer ese sello en las capitales universales de esa música, Cuba y México.

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Foto: Odeon

Lucho Gatica tuvo a su disposición el cancionero más granado de la época de oro de los boleros americanos. Ninguna enumeración de sus éxitos está completa sin la mención de los siguientes boleros: "Contigo en la distancia" (César Portillo de la Luz), "Historia de un amor'' (Carlos Almarán), "El reloj" (Roberto Cantoral), "Bésame mucho" (Consuelo Velásquez), "Sinceridad" (Rafael Gastón Pérez), "La barca" (Roberto Cantoral), "Tú me acostumbraste" (Frank Domínguez), "Nosotros" (Pedro Junco), "Solamente una vez" (Agustín Lara), "Sabor a mí'' (Álvaro Carrillo), "No me platiques" (Vicente Garrido), "Perfidia" (Alberto Domínguez), "Obsesión" (Pedro Flores), "Tú, mi delirio'' (César Portillo de la Luz), "Vanidad" (Armando González Malbrán), "Piel canela" (Bobby Capó), "Sufrir" (Francisco Flores del Campo), "Y..." (Mario de Jesús), "Encadenados" (Carlos Arturo Briz), "Espérame en el cielo" (Francisco Vidal López) y "La puerta" (Luis Demetrio), entre el cálculo de sus más de ochocientas canciones grabadas.

A contar de esos logros Lucho Gatica es también la máxima leyenda de la música chilena en el mundo, una leyenda en la que el cantante se codea con Elvis Presley, Ava Gardner, Frank Sinatra, los Beatles o Julio Iglesias. Es una referencia de la cultura popular de más de un continente, como consta en la presencia de su figura en novelas como La tía Julia y el escribidor (1977), de Mario Vargas Llosa, o en libros de autores hispanoamericanos como Guillermo Cabrera Infante y Alfredo Bryce Echenique. La fiebre por los boleros desencadenada en los años ‘90 a escala mundial en la industria de la música y explotada por Luis Miguel, Plácido Domingo, José Luis Rodríguez, José Feliciano, Gloria Estefan, Charlie Zaa no habría sido posible sin el repertorio dorado que Lucho Gatica grabó entre los años ‘50 y ‘60.

Pitico, el menor de todos
Era una bandada de hermanos la de la familia Gatica Silva en Rancagua, hijos de José Agustín Gatica, comerciante y pequeño agricultor, y de Juana Silva, dueña de casa y música aficionada, según relata Gonzalo Rojas Donoso en su libro “Contigo en la distancia - Lucho Gatica, el rey del bolero” (1992). Humberto, Orlando, María, Arturo, José Agustín, Yolanda y Luis Enrique eran los hermanos. A José Agustín le llamaban Catuta. Luis Enrique Gatica Silva, el menor de todos, era simplemente Pitico.

El padre murió cuando el hijo menor tenía apenas cuatro años, el 10 de febrero de 1933, y es su madre la que está fija en los primeros recuerdos musicales de Lucho Gatica: ella tocaba el arpa y la guitarra en la casa familiar, y dos de sus hermanos, Arturo y Catuta, tenían el gusto por cantar tangos o tonadas.

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Fue Arturo Gatica, siete años mayor y ya iniciado hacia 1938 en una carrera musical, quien impulsó los primeros pasos musicales de su hermano. Lucho Gatica estudió en el instituto O’Higgins de Rancagua, dependiente de la congregación católica de los Hermanos Maristas, y en 1941 empezó a cantar en revistas de gimnasia y en la radio de Rancagua, a dúo con su hermano, a los trece años, según Rojas Donoso. En 1943 grabó el primer disco de su vida: un acetato registrado en la misma radio, con tres tonadas, una de ellas llamada "Negra del alma", y acompañado por las guitarras de dos amigos, Antonio Muñoz y Ernesto Rossón, de acuerdo con su biógrafo.

Arturo acogió también a Lucho cuando éste llegó a Santiago en 1945. Ese año fue matriculado en el instituto Alonso de Ercilla, también dependiente de los Hermanos Maristas, donde tuvo entre sus compañeros a Andrés Zaldívar, futura figura de la política chilena. Un año más tarde, en 1946, el estudiante Gatica se inscribió además en Escuela Industrial No. 2 de Santiago para optar al título técnico de mecánico dental. Pero al mismo tiempo Arturo llevó a su hermano a la Radio Minería para presentarlo al locutor Raúl Matas, que tenía allí el programa "La Feria de los Deseos", el mismo donde hizo su debut Antonio Prieto.

Fue el estreno de Lucho Gatica en Santiago. Y también fue la ocasión de su debut discográfico. A dúo con Arturo Gatica grabó cuatro canciones para el sello Odeon: "El martirio", "Tú que vas vendiendo flores", "La partida" y "Tilín tolón" (1949). Arturo, siempre en un rol paterno, instó a su hermano a terminar primero su carrera antes de cantar, y de hecho el diploma que acredita su título de "mecánico para dentista" fue extendido el 31 de julio de 1951. Sólo que el espacio que corresponde a la firma de "interesado" quedó en blanco. Ya había otros intereses que atender. El estudiante Luis Enrique Gatica, también llamado Pitico, estaba en camino a ser simplemente Lucho.

Suave y cadencioso: la revolución de Gatica
Antes del inicio de Lucho Gatica, el bolero ya era un género popular en Chile. Era una vieja guardia de éxitos de los años ‘30 como "Oración Caribe" o "Virgen de medianoche", popularizados por los cantantes mexicanos como José Mojica, el doctor Alfonso Ortiz Tirado y de Pedro Vargas.

El dúo de los hermanos Gatica alcanzó a constar en la portada de alguna revista "Ecran" de la época, retratado en atuendos de huaso. Pero el futuro de Lucho Gatica estaba en el bolero y tenía el signo solista. Gracias a su hermano, Lucho conoció en Santiago a la cantante cubana Olga Guillot. Por intermedio de Raúl Matas se encontró además con el trío de requintos y guitarras Los Peregrinos, del cantante boliviano Raúl Shaw Moreno. Y Lucho Gatica grabó con la orquesta de Don Roy.

Así iniciaba su catálogo dorado de boleros junto a las guitarras de Los Peregrinos con éxitos como "Amor secreto" y "Contigo en la distancia" (1952), dos composiciones que Gatica aprendió de un par de grupos en boga en la época: Los Tres Diamantes y el cubano-mexicano Trío Martino. Fue el sello EMI Odeon el que recogió estas grabaciones de los inicios históricos de Lucho Gatica en Chile.

"Fue por intuición, porque me gustaban", explicaba el propio cantante en una entrevista al diario "El Mercurio" en 1997. "Siempre escuché a Leo Marini, Pedro Vargas, Hugo Romani... Entonces me puse a elegir canciones que podían llegar a ser un éxito. Recuerdo que vino a Chile el Trío Martino y traían unos boleros maravillosos, entre ellos ‘Contigo en la distancia’, ‘Nosotros’. También estuvieron Los Tres Diamantes, que cantaban como los dioses".

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–Fue una locura generalizada –certifica Rubén Nouzeilles, el director artístico del sello Odeon desde mediados de los años ‘50, que conoció de primera fuente el éxito del cantante–. Y en el exterior se produjo un eco inmediato, aunque los procesos eran más lentos. Pero él estaba ansioso por grabar. Lucho Gatica las tenía todas consigo a los veinte años ya, con una intuición notable para escoger qué temas convenían a su modo de sentir y transmitir la música con esas frases largas, tremendamente cargadas de pasión. Eran casi pleonasmos musicales los que grababa Gatica.

Era un bolero nuevo. Lucho Gatica recuerda haber escuchado a antecesores como Pedro Vargas o Alfonso Ortiz Tirado, pero él vino al mundo a cambiar el modo en que eran cantados los boleros. En su voz la declamación se tornó en un fraseo suave, y el ritmo se volvió menos marcado y más cadencioso. Gatica hizo en la historia del bolero el equivalente a lo que Sinatra hizo por el cancionero popular estadounidense de antecesores como Bing Crosby, y con el mismo efecto: la intimidad y la cercanía con las audiencias.

Giras, hoteles y el bolero que aprendieron los Beatles
Según el registro de Nouzeilles, Lucho Gatica grabó discos en un itinerario de sesiones que incluye Chile, Inglaterra, México, Cuba, Argentina, Brasil, España y Venezuela.

La primera gira internacional del cantante tuvo lugar en 1953. Colombia, EE.UU., España e Inglaterra fueron los destinos. Invitado por el productor chileno Alejandro Michell Talento, quien décadas más tarde popularizó en Chile el personaje infantil del "Tío Alejandro" y que dirigía entonces la radio Cadena Nacional de Colombia, Gatica actuó en Cali y Medellín.

Tras cumplir su primera visita a Nueva York, para lo que entró a EE.UU. sólo como turista, Lucho Gatica partió a Madrid, y su destino final fue Londres, ciudad donde Odeon había gestionado que el cantante grabara con el director escocés Roberto Inglez.

De esa histórica sesión de 1953 datan cuatro canciones de Lucho Gatica, dos de ellas en portugués: "Samba chamou" y "No tem soluçao", junto a "Las muchachas de la plaza España" y el bolero "Bésame mucho", de Consuelo Velásquez, que años más tarde sería aprendido y tocado por los Beatles.

A su regreso a Santiago, Gatica grabó con Los Peregrinos y el prolífico guitarrista chileno Humberto Campos las canciones "Vaya con Dios" y "Sinceridad" (1953), un bolero que había encontrado a su paso por Colombia ese mismo año, y se reunió además con Roberto Inglez, quien viajó a actuar como pianista del cantante antes de establecerse en Chile e iniciar una carrera de ejecutivo disquero hasta su muerte en 1977.

Una segunda incursión internacional de Lucho Gatica data de 1954, esta vez con destino a Perú, Brasil y Cuba. El 9 de octubre de ese año debutó en Lima, en el grill del hotel Bolívar, para luego cantar en el teatro Biarritz junto a la estrella española del cine y la música Sara Montiel, y en el auditorio de la radio El Sol, que era dirigida por Vicente Bianchi. Para cuando llegó a Brasil, "Sinceridad" ya era un éxito en ese país, sumado al de su grabación en portugués "Nadie me ama". Siguientes escalas fueron, en Ecuador, la radio El Mundo y el Teatro Apolo de Guayaquil; en Perú, la radio Panamericana; en Cuba, las actuaciones contratadas por el productor y animador Gaspar Pumarejo en La Habana, y al final del itinerario, el objetivo de fondo: México. Ya era 1955.

México: bolero a domicilio
Lucho Gatica ha recordado a menudo cuál fue su primera estrategia para tener éxito en México: llamaba a las radios, cubría el auricular del teléfono con un pañuelo para disimular su voz y pedía canciones a las emisoras. Canciones de Lucho Gatica.

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El país al que el cantante llegó en 1955 era la capital industrial del género. Allá llegó el chileno Gatica a vender bolero. "México en ese tiempo, ojo, era un bunker de un nacionalismo extremo: nadie podía ir a cantar bolero porque era patrimonio de los mexicanos, tal como a nadie se le ocurriría ponerse un sombrero de charro e ir a competir con Roberto Aguilar", recalca Rubén Nouzeilles, el director artístico de Odeon. "Lucho Gatica, además de ser un gran artista, fue un conquistador".

Tras unos inicios difíciles, el cantante tuvo pronto grabaciones que pedir a las radios mexicanas. Sus primeros sucesos en ese país fueron los boleros "No me platiques", que había escuchado al compositor cubano Bola de Nieve, e "Historia de un amor" (1955). Años después obtuvo nuevas cumbres con dos boleros del autor mexicano Roberto Cantoral, "El reloj" y "La barca", el último de los cuales fue grabado en los mismos días, y en el mismo México, por Antonio Prieto, también chileno, para el sello RCA Victor.

El ascenso de Gatica en ese país fue meteórico. Sólo esa primera grabación, "No me platiques'', superó el millón de copias vendidas. En el mismo 1955 el cantante ya tenía un programa de televisión conducido junto a la actriz Esther Fernández, protagonista de la famosa película Allá en el rancho grande (1936) junto a Tito Guízar. Al mismo tiempo, inserto en la prolífica industria fílmica mexicana, empezó a rodar películas como Tinieblas, Que seas feliz, la propia No me platiques más, El teatro del crimen, A capa y espada (1958) y Cada quien con su música (1958) junto Agustín Lara, Libertad Lamarque, Silvia Pinal, Pedro Vargas, el comediante Tin Tan y otras figuras de la música y el cine. Y entre los autores cuyas canciones grabó figuran el mismo Agustín Lara, Consuelo Velásquez, Alberto Domínguez y hasta un joven Armando Manzanero, quien acompañó por primera vez al piano a Lucho Gatica en México. Juntos emprendieron una gira por EE.UU. y Gatica grabó la primera canción del pianista, "Voy a apagar la luz".

Rancagua-Miami-Cuba: encuentro en La Habana
El penúltimo día de 1956 Lucho Gatica volvió, tras su partida a México, por primera vez a Chile, donde en 1955 el locutor Iván Silva había creado el programa radial "Cita con Lucho Gatica". Y ya la agenda próxima del cantante estaba copada con fechas venideras en Cuba, Brasil, Uruguay, Argentina y EE.UU.

El de su regreso a Cuba es uno de los episodios legendarios de su carrera. El 24 de febrero de 1957 Lucho Gatica volvió a cantar en La Habana ante unas treinta mil personas convocadas en un estadio de la ciudad. Orquestada por los productores cubanos Gaspar Pumarejo y Eugenio Tito Garrote, fue la actuación en la que la madre de Gatica, doña Juana Silva, fue llevada desde Rancagua a Miami y de Miami a La Habana para reunirse con su hijo en público y sin previo aviso, en una sorpresa que Lucho Gatica ha mencionado entre los mejores recuerdos de su historia.

A su siguiente paso por EE.UU. el cantante grabó otro de sus boleros inmortales, "Tú me acostumbraste" (1957), de Frank Domínguez, y marcó un nuevo hito al hacer por primera vez una grabación con la orquesta de Nelson Riddle, el director de cabecera de Frank Sinatra. La actividad disquera siguió cuando, de vuelta en México y con José Sabre Marroquín como representante y director orquestal, Gatica grabó el bolero "Y..." y la canción "Moliendo café", con arreglos del músico chileno Joaquín Prieto, hermano de Antonio Prieto.

Para entonces el cantante ya estaba por pasar de los viejos discos de acetato al nuevo formato más flexible de los long-play de vinilo. Entre sus primeros LP, grabados con el lujo de las orquestas de Roberto Inglez, Vicente Bianchi, Don Roy, Victor Lister, Miguel Caló, José Sabre Marroquín o Armando Manzanero, figuran Inolvidables con Lucho, El gran Gatica, Canciones de huasos y gauchos, los compilados Mis primeros éxitos, Lucho y Lara, Lucho en la intimidad y Tangos del recuerdoRecuerdos de amor.

Tres décadas más tarde, los dos últimos fueron reeditados en Chile por el sello Discos CNR. Tangos del recuerdo fue grabado junto a la orquesta de Miguel Caló, a la distancia, con la orquesta registrada en Buenos Aires y la voz de Gatica grabada en México, y con tangos como "A media luz", "Uno" y "Al compás del corazón", mientras que Recuerdos de amor corresponde a uno de los LPs editados por el sello Musart en México, con las canciones "Quisiera", "Consentida" y "Desvelo de amor", entre otras.

El Rey del Bolero y otras leyendas
El título más universal que ha ganado Lucho Gatica es el de "Rey del Bolero", y fue acuñado en España, según atestigua el propio cantante. En ese país, otro de los puntales de su éxito en Hispanoamérica, su llave de entrada fue el bolero "El reloj", seguido por éxitos como "Sabor a mí", "La barca" y "Encadenados". Su debut en vivo en España data de 1959, en el Florida Park del parque de El Retiro, donde fue triunfalmente recibido por la audiencia.

Al mismo tiempo, muy cerca de su méxico adoptivo, EE.UU. fue un mercado habitual para Lucho Gatica, y no sólo entre la audiencia latina de ese país. Canciones en inglés como "More" y "Moon river", esta última de Henry Mancini, eran parte de su repertorio. Ya en 1958 el cantante se presentó en el popular "Show de Perry Como", programa de TV de alcance nacional conducido por ese cantante. Actuó también en el Orange Bowl de Miami y el 5 de abril de 1963 debutó en el Carnegie Hall, con lo que dejó instalada la marca de ser el primer cantante de habla hispana que actuó en ese teatro de Nueva York.

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Dos de sus más citadas anécdotas en EE.UU. refieren el encuentro entre Gatica y Elvis Presley en los estudios de la compañía cinematográfica hollywoodense Metro Goldwyn Meyer, y la frase célebre atribuída a Ava Gardner durante una actuación en la que Gatica dedicó a la arrebatadora actriz de cine la canción "Nadie me ama" en el neoyorquino club Chateau Madrid, en 1963: "Apaguen el ventilador que está cantando Gatica", dijo la diva, según la leyenda. Otras figuras del entretenimiento de ese país como Peggy Lee, Johnny Mathis, Lena Horne, Vic Damone, Eydie Gormé, Sammy Davis Jr. y rancias celebridades del jet set mundial como el actor Omar Shariff, el futbolista Pelé o el cantante Julio Iglesias fueron parte de sus círculos.

Para comienzos de los años ‘60 Lucho Gatica ya tenía terreno ganado en regiones aún más remotas. Europa, Medio Oriente, China y Filipinas eran mercados en los que sus discos eran editados. Los escenarios usuales del cantante eran teatros, hoteles, salones, clubes, emisoras de radio y programas de televisión, pero el propio Gatica recuerda como un hito el concierto que dio en un gran estadio en Filipinas, en 1962. Otras pruebas de su llegada entre las masas es proporcionada por la estimación de la revista chilena "Ecran", según la cual en 1966 el cantante había vendido 22 millones de discos en el mundo. Y otra es la aparición de Gatica en la recordada serie estadounidense de dibujos animados de los años ‘60 "Los Picapiedras". Tal como, por ejemplo, Cary Grant era Cary Granito, Lucho Gatica apareció como Lucho Piedrica.

De México a EE.UU.
Durante estos años de apogeo mayor Lucho Gatica vivió en México. Es la época de su primer matrimonio, con la actriz puertorriqueña María del Pilar Mercado, más conocida como Mapyta Cortés y sobrina del director de cine mexicano Fernando Cortés. Se casaron el 21 de mayo de 1960 en México, el matrimonio duró dieciocho años, hasta 1978, y trajo consigo a los primeros cinco hijos del cantante, entre el primogénito, Luis Antonio Gatica Mercado (n. 1961), actor, y el menor, Alfredo Gatica, productor musical.

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Tras la separación, Gatica se trasladó a California, y luego vivió en ciudades estadounidenses como Houston, Miami y Los Angeles, para volver a México, donde vivió sus últimos años hasta su muerte en 2018.

El cantante también apoyó en los años ‘70 los inicios de la carrera de su sobrino, el ingeniero de sonido y productor musical Humberto Gatica. Hijo de Humberto, el mayor de los hermanos de Lucho en Rancagua, Humberto Gatica es hoy un exitoso productor discográfico de Celine Dion, Alejandro Sanz, La Ley y otros músicos internacionales. En la carrera del propio Lucho Gatica ya en 1961 comenzaban a hacerse presentes los primeros problemas vocales, en un desgaste que se iba a sumar hacia los años ‘70 a una baja en la frecuencia de sus discos.

Para entonces Gatica era un intérprete en una escena en la que empezaban a morir los compositores fundamentales de una era, como Álvaro Carrillo, Agustín Lara o Gabriel Ruiz. Luego de trabajos más esporádicos como su participación en "Cantaré, cantarás" (1985), una grabación benéfica en favor de la Unicef realizada en conjunto con Julio Iglesias, José Luis Rodríguez, José Feliciano y otros colegas, esa paradoja se iba a ver agudizada en los años ‘90 por un fenómeno del espectáculo posmoderno, la nostalgia, gracias a la cual una gama de cantantes nuevos comenzó a explotar el catálogo histórica instaurado por Lucho Gatica, mientras el cantante original estaba falto de repertorio.

La nostalgia y los homenajes
De las diez canciones que el cantante mexicano Luis Miguel grabó en su disco Romance (1991), detonante de la nueva fiebre por el bolero desencadenada en el mundo en los años ‘90, cinco fueron éxitos estrenados por Lucho Gatica en su momento: "Contigo en la distancia'', "La barca'', "No me platiques más'', "La puerta'', y "La mentira''. En discos siguientes de esa serie, Luis Miguel siguió incorporando canciones popularizadas por el chileno, como "Sabor a mí'', "Historia de un amor'', "Tú, mi delirio'' y "Solamente una vez''.

Cantantes tan diversos como Miguel Bosé y Juan Gabriel han reconocido sentidamente la escuela de Lucho Gatica en los últimos años. Desde Ángel Parra en su disco Boleros (1994) en Chile hasta José Feliciano en Solamente una vez (1999), a dúo con Gatica, han grabado canciones del cantante. En 1990, después de más de una década de ausencia, Lucho Gatica volvió a España, un país donde las películas del cineasta Pedro Almodóvar incluyen boleros suyos en sus bandas sonoras.

Chile apareció de modo esporádico en la agenda de sus últimos años. En 1992 vino al Festival de Viña como presidente del jurado de la competencia y recibió el galardón Gaviota de Oro. En febrero de 1994 volvió para actuar con Myriam Hernández en el Casino de Viña del Mar, y regresó en el mismo año para actuar en el programa "Hablemos de...", de César Antonio Santis, junto a Armando Manzanero y a Dyango. En 1996 vino de nuevo al festival, también como parte del jurado, y en octubre de 2002 estuvo en el programa "De pé a pá" en TVN.

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En enero de 1996, justo antes de su visita al Festival de Viña, recibió un homenaje de Julio Iglesias, Celia Cruz, Olga Guillot, los Panchos, José José, Luis Miguel, Juan Gabriel y otros cantantes en el centro de convenciones James L. Knight de Miami, donde Gatica cantó con Los Panchos. En abril de 2000 recibió un nuevo tributo, esta vez de la neoyorquina Asociación de Cronistas de Espectáculos (ACE), que agrupa a periodistas latinos de esa ciudad, en el Lincoln Center, y fue honrado junto a Olga Guillot, Celia Cruz, Roberto Cantoral, José José y Rocío Jurado.

El mal rato de la época sobrevino tras la gira internacional de nueve meses que hizo en 2002, cuando, a su regreso a Los Angeles, en septiembre de ese año el Departamento de Estado le negó una visa para volver a entrar a EE.UU. Originado en un aparente alcance de nombres, el incidente movilizó hasta al ministro Secretario General de Gobierno de la época en Chile, Heraldo Muñoz, quien gestionó una visa provisoria. Igualmente noticioso fue el matrimonio entre su hijo Alfredo Gatica Mercado, el menor de los que tuvo con Mapyta Cortés, y Cecilia Salinas Occelli, una hija de Carlos Salinas de Gortari, el ex Presidente mexicano célebre por los casos de corrupción registrados durante su administración entre 1988 y 1994.

Todo lo que calza Lucho Gatica
Aunque la frecuencia de sus grabaciones no fue la misma, Lucho Gatica no dejó de lanzar discos en los últimos años. Entre los más recientes están 40 años cantándole al amor (1992) y Lo que me queda por vivir (1996), en el que constan versiones nuevas de éxitos como "Bésame mucho'' y "Sinceridad''.

En 2000 anunció un disco de boleros inéditos de autores como María Grever, Bola de Nieve y José Sabre Marroquín, producido por Humberto Gatica, y ese mismo año grabó una ambiciosa serie de dos volúmenes de boleros a dúo con doce cantantes brasileños para la editorial de Reader’s Digest de ese país. Ahí Lucho Gatica canta "El reloj", "La barca", "Tú me acostumbraste", "Historia de un amor", "Espérame en el cielo", "Tú, mi delirio" o "Eclipse" con Iván Lins, Nana Caymmi, Maria Creuza, Emilio Santiago o Fernando Montenegro.

En el registro del cantante figura de hecho una grabación tan reciente como la que hizo el 7 de octubre de 2003, a los 75 años, en una versión de "Me gustas tú" con los cantantes de hip-hop Ana Tijoux y Víctor Flores para un inédito disco de duetos producido por el sello EMI que incluye además las participaciones de Los Tetas, Myriam Hernández, Quique Neira y otros cantantes.

En cuanto a reediciones de su catálogo, un compilado de su trayectoria fue editado en Chile con motivo de los setenta años del sello EMI Odeon, pero un patrimonio mejor tratado es el que consta en 50 años, 50 canciones (2002), una valiosa antología doble editada a raíz del cincuentenario de la carrera de Gatica que volvió a embarcarlo en una gira de promoción por España, México, Estados Unidos, Brasil y Colombia.

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Foto: El Mercurio

El cancionero de Lucho Gatica es hace décadas un referente cultural. Ya en 1992 su música fue presentada como producto típico chileno en la ExpoSevilla. Es socio emérito de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor chilena, SCD, y en los últimos años se han sucedido tributos locales, logrados y fallidos, a su trayectoria. En agosto de 2000 Gatica vino a recibir un homenaje en su natal Rancagua. En febrero de 2002 fue objeto de un discreto tributo en el Festival de Viña, en conjunto con Antonio Prieto, pero un desagravio llegó cuando en marzo recibió la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral en el grado de Gran Oficial, instituida en reconocimiento al beneficio de la educación, la cultura y la docencia.

"Lucho Gatica tiene su nombre inscrito en el corazón no sólo de los chilenos de muchas edades, sino sobre todo en el corazón de todos los románticos. Por décadas él nos ha susurrado al oído palabras de amor. Para generaciones enteras, su voz ha sido parte de la intimidad y casi un sinónimo de amor (...) Es un hombre que ha transformado a muchos desconocidos en novios", fue parte del discurso leído por la ministra de Educación, Mariana Aylwin. En el mismo año de esos homenajes, en junio de 2002 Gatica actuó en el hotel Conrad Hilton del balneario uruguayo Punta del Este ante la ovación de quinientas personas frente a "Bésame mucho", "Historia de un amor", "Contigo en la distancia" o "Sabor a mí".

Al año siguiente dio algunas de sus últimas actuaciones en Chile, el 30 de septiembre y el 1 de octubre de 2003, en el hotel Hyatt y el Teatro Oriente de la capital. Tiempo antes, en una fugaz visita a un programa de TV en Chile, el compositor mexicano Armando Manzanero habló de Gatica, en 1996. "Lucho Gatica revolucionó el modo de cantar el bolero", dijo. "Yo creo que ni los chilenos saben bien todo lo que calza Lucho Gatica''. Palabra de Manzanero.

Actualizado el 26 de agosto de 2021