Marisol García
Rojas fue integrante fundador del grupo De Kiruza, y desde los años noventa anima una intermitente carrera de cantautor solista. Sus composiciones abarcan géneros diversos, aunque unidas siempre por una lectura afectuosa y sensible a la (a veces) absurda de la vida del ciudadano medio en una urbe cuya lógica no siempre comprende (son elocuentes títulos como "Un desastre de galán" o "Pegadito a la ventana de la micro"). Ha sido, además, un gestor importante en otros ámbitos culturales, con experiencia en montajes de teatro, literatura y la redacción principal de Trauko, la legendaria y atrevida revista chilena de comics.
Grupos en Chile y el extranjero
Sus más vistoso pasos musicales se dieron hacia fines de los años ochenta, a su regreso de más de una década de estadía en Australia (en donde mantuvo los grupos Arauco y Papalote), Nicaragua y Nueva York. Fue entonces que Rojas fundó junto a Pedro Foncea el grupo De Kiruza, del cual llegó a ser compositor, y en el que permaneció durante tres años. Con ellos grabó el cassette De Kiruza (1988).
En paralelo, Rojas trabajaba junto a Roberto Parra en proyectos musicales, siempre vinculados al género del cual ese cantor es considerado padre: la lectura criolla de jazz bautizada «jazz guachaca» y el folclor callejero bravo y agitado de las «cuecas choras».
Rojas distinguió desde temprano que en Parra había encontrado un talento excepcional. Cuando leyó sus escritos agrupados bajo el título Décimas de la Negra Ester decidió llevarlos por primera vez a escena. Su idea inicial era, en sus palabras, «producir una especie de musical basado en el texto, con la participación de De Kiruza». Si bien se comenzó a trabajar en 1987 en un proyecto de obra junto a un equipo que incluía al actor y director Willy Semler, la actriz María Izquierdo y los propios De Kiruza, el montaje nunca llegó a estrenarse. Un quiebre en el equipo dejó a Rojas ante una disyuntiva: «Optar entre seguir con el proyecto teatral o grabar con De Kiruza. Hice lo último, lógico», recuerda.
En todo caso, su intento fue valioso como antecedente para lo que luego el propio Semler retomaría con Andrés Pérez, y que el recién retornado director teatral convirtiese en el clásico montaje para La Negra Ester. En 1996, Rojas ejerció como director musical de otra obra de Parra, El desquite; esta vez bajo la dirección general de Andrés Pérez. Viajó con ella a Alemania y España.
Música solista
Rojas ha sido un exitoso participante de diversos festivales. Fue dos veces finalista en la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar (en 1992, con la canción "Para ti, Luces del Puerto"; y diez años más tarde con la cueca "González, Tapia y Narea", inspirada en el grupo rock Los Prisioneros). En 1993 obtuvo el tercer lugar en ese mismo certamen por la tonada "Avioncito de papel". Fue también finalista del Festival del Huaso de Olmué 2000, con la composición "Juanito Lana".
Entre sus publicaciones solistas destacan Musi-cachi-lena (1997, con voces a cargo de la actriz María Izquierdo) y Sartén de estrellas (2005), este último, grabado junto a un generoso contingente de talentosos colaboradores que incluyó al baterista Sergio Tilo González, el bajista Jorge Campos, el acordeonista Ignacio Hernández y los cantantes Pedro Foncea y Magdalena Matthey, entre otros. Rojas fue, además, colaborador fundamental del álbum Folklore urbano, editado en el 2002 y atribuido a «Mario Rojas & grupo con Los Santiaguinos». Según él, «yo no soy cantor solo. No me gusta sonar tan pelado. Además, a menudo los músicos-amigos quieren tocar mis canciones».
En el último tiempo se ha hecho cargo de la producción de importantes discos de cueca y canto popular urbano, lo que incluye el segundo disco de Los Tricolores (Los Tricolores con Daniel Muñoz, 2005) y De lo urbano y lo divino (2005), de Luis Baucha Araneda, principal voz de Los Chileneros.
El documental que realizó en 1998 con la historia de Los Chileneros constituye el registro audiovisual más famoso sobre ese grupo de cueca brava, el más destacado en la historia del género. Fue editado como video casero bajo el título La cueca brava de Nano Núñez. Más tarde, Mario Rojas se hizo cargo de la dirección musical del disco Los Chileneros en vivo (2001).
En 2001, y en parte para ordenar el enorme caudal de información que había acumulado hasta entonces en torno a la cueca, Rojas inauguró el sitio web CuecaChilena.cl; con el objetivo de, en sus palabras, motivar «un circuito real de adeptos y apasionados por el tema, con su respectivo código de valores, sus estrellas cuequeras. Una subcultura social con un particular estilo de oir y entender la música». El portal es hoy un sitio de permanente intercambio, información y difusión de la cueca que Rojas complementa con un espacio semanal sobre el género para la señal internacional de TVN.
Su vínculo con la cueca es largo y profundo, pues su padre, Mario Rojas Salinas, fue un guitarrista cercano a los mejores cantores de Santiago. «De toda la vida yo sabía quiénes eran los buenos y los malos exponentes. A mi casa iban Humberto Campos, Segundo Zamora. Mi padre tocó con Mario Catalán. Yo escuchaba una cueca bien interpretada, y se me producía una emoción muy fuerte», ha contado. Como parte de esa cercanía, y también de la poca ortodoxia con que elige abordarla, puede entenderse mejor su disco El ángel de la cueca (2007), editado por el sello patrimonial Chile Profundo. Allí Rojas eleva su derecho a una «cueca-fusión» junto a invitados como Claudia Acuña, Cristián Cuturrufo, Los Trukeros y los hermanos Ilabaca, de Chancho en Piedra. Ese mismo año se unió a la cantante Cecilia Echenique y editó un nuevo disco por la misma casa disquera, Tonadas chilenas, en el que Rojas se bajó del ritmo vertiginoso de la cueca urbana y puso la mirada en otra poética del cancionero de tonadas de la música típica, con piezas de autores clásicos como Nicanor Molinare, Luis Aguirre Pinto o Luis Bahamonde.