Inti-Illimani en la escuela Universidad Técnica del Estado Inti-Illimani en la escuela

Antes de convertirse en un nombre capital de la Nueva Canción Chilena, antes del exilio y los conflictos internos, el grupo fue uno de varios que nacieron en peñas folclóricas universitarias. Algunas de sus primeras fotografías fueron hechas en los terrenos de la actual Universidad de Santiago.

Fueron tres los discos que Inti-Illimani publicó en 1969. Si somos americanos, el primer título de su discografía, fue registrado en febrero de ese año durante una gira por Bolivia. A la revolución mexicana apareció poco después, junto con el repertorio que Rolando Alarcón dedicó a la Guerra Civil Española. Inti Illimani es el tercero, pero es como su presentación oficial.

Editado por el sello Jota-Jota, la carátula muestra la imagen de un tumi precolombino y el nombre del grupo con las letras diseñadas por Vicente Larrea, que se convirtieron en su emblemático logo. Retratados por Antonio Larrea, en la contraportada es posible verlos a ellos: Jorge Coulón, Horacio Durán, Ernesto Pérez de Arce, Horacio Salinas y Max Berrú, con ponchos y sosteniendo dos guitarras, un charango, una quena y un bombo.

¿Dónde se tomó esa fotografía? En Estación Central, donde se ubica la actual Universidad de Santiago de Chile (Usach), que entonces se llamaba Universidad Técnica del Estado (UTE) y era su hábitat natural. Ahí estudiaban y habían comenzado a tocar, en la decimonónica Escuela de Artes y Oficios (EAO). “Soy un poco parte del inventario de la UTE, porque entré el año 60 y mi padre era profesor ahí. Siempre estuve metido”, recordó incluso Jorge Coulón en el programa radial Acordes Mayores. 

Portada y contraportada del disco homónimo publicado en 1969 por Inti Illimani.


De hecho, los textos del disco detallan las carreras que estudiaba cada uno -Química Industrial, Electricidad, Mecánica e Ingeniería Química- y destacan la aparición de peñas folclóricas y grupos en el ajetreo de la Reforma Universitaria.
Inti-Illimani era uno de esos conjuntos y “el mejor fruto que ha otorgado a la colectividad la campaña de difusión del folklore que patrocinara la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado”. También se lee en esas líneas: “Lo que en un comienzo pretendió ser sólo un grupo de intérpretes de la música boliviana, adquirió rápidamente nuevas proyecciones. En la actualidad el Inti-Illimani cultiva la música de gran parte de los países latinoamericanos”.

Efectivamente, es un LP de expansión. La música tradicional andina sigue presente con canciones como “El canelazo” y “La fiesta de San Benito”, pero en los créditos también figuran el cubano Carlos Puebla (“Carta al Che”), el uruguayo Rubén Lena y el venezolano Isidro Contreras (“Simón Bolívar”) y las duplas argentinas de Hamlet Lima Quntana y René Cosentino (“Juanito Laguna remonta un barrilete”) y Armando Tejada Gómez y Óscar Matus (“Zamba de los humildes”). 

“Eran montajes y arreglos de canciones que íbamos recopilando de diferentes discos”, explica Horacio Salinas en La canción en el sombrero. “Por ejemplo, ‘El canelazo’, de un disco de Los de Ramón, importante familia musical que difundía entonces canciones latinoamericanas (...) ‘Simón Bolívar’, tomada del repertorio del dúo uruguayo Los Olimareños”. 

También hay dos cuecas, “Lárgueme la manga” y “El músico errante”, y por primera vez una creación propia: dura menos de dos minutos, se llama “Inti Illimani” y su autor la describe como “una tímida composición mía que tuvo aportes importantes de Ernesto en la forma y en unos comentarios de quena hacia el final de la pieza”. 

Por cierto, es además uno de los múltiples discos donde se puede hallar el contrabajo de Iván Cazabón. “Llegaba siempre sin conocer las canciones, solo con su talento y entusiasmo. Bastaba una vuelta, se aprendía el tema, y se grababa en el acto. Gran músico popular”, recuerda Salinas.

Dos postales de 1971 en la UTE: una foto de revista Onda y un fotograma del grupo tocando durante la visita de Fidel Castro. Imágenes de Memoria Chilena y Archivo Patrimonial Usach.


Toda esa música tuvo como telón de fondo a la UTE.
Inti-Illimani hizo conciertos ahí y en 1972 sus integrantes llegaron a ser contratados como funcionarios del Departamento de Extensión Artística.

Incluso medio siglo más tarde, a comienzos de 2019, Salinas volvió a recorrer esos pasillos para conducir a la Orquesta Clásica Usach en la interpretación de la banda sonora que compuso para la película El húsar de la muerte (1925), de Pedro Sienna. Fueron dos funciones en el antiguo teatro de la EAO, que ahora se llama Aula Magna pero conserva su carácter patrimonial. Inti-Illimani es parte de esa historia. 

Rodrigo Alarcón L.

 

La Universidad de Santiago en octubre de 2020. Foto: Rodrigo Alarcón.

 


 

Barrio Estación

 

 

La foto destacada de Inti-Illimani es de Antonio Larrea.