Rodrigo Alarcón

Fue cuando se trasladó a Buenos Aires para estudiar terapia ocupacional que Trostrigo nació como un proyecto musical. Fffuuuhh (2009), su primera grabación, lo muestra como un cantautor de guitarra acústica y baja fidelidad, pero ya en el siguiente Celebra (2010) aparecen sonidos eléctricos, un bombo legüero y hasta un cuatro venezolano. Fue el inicio de un camino recorrido junto al productor Diego Acosta, que en sus siguientes álbumes lo llevó a incorporar timbres de instrumentos como acordeón, violín, bandoneón, trompeta y distintas percusiones.

Al mismo tiempo que construyó una nutrida discografía, Trostrigo se hizo un nombre habitual en escenarios de Buenos Aires, Santiago y otras ciudades chilenas. “La primera vez que toqué recuerdo que los nervios me mataron y dije ‘gracias por la oportunidad, no toco más’, pero Rafa Paz (del sello Big Making Records) me impulsó a seguir, hasta que fui perdiendo la vergüenza. Ahora más que vergüenza, lo que tengo es ansiedad por mostrar esto con la banda que me acompaña, que son gente muy buena haciendo lo que hacen”, le dijo en una entrevista al sitio argentino Indie Hoy.

Así, su alcance y sus contactos crecieron. A inicios de 2018 hizo una gira que lo llevó a Nueva York y Tokyo, cuando en sus discos ya se podían hallar colaboraciones de músicos como Rubén Albarrán, vocalista de los mexicanos Café Tacuba; Edu Schmidt, del grupo argentino Árbol; y del cantautor chileno Javier Barría. Diez años después de comenzar a tocar como Trostrigo, en el mismo 2018, comenzó a publicar música bajo el seudónimo VerDor.