El primer disco del pianista Raimundo Barría es parte de una curatoría del sello Vértigo, que durante el estallido social puso en relieve nuevos álbumes de siete compositores chilenos de jazz. Barría es tal vez el más "jazzístico" de toda la serie, al alero de una música post Charlie Parker en vías de modernización. A la zaga de pianistas que van desde Wynton Kelly a Herbie Hancock, Barría toma los lenguajes del trío moderno y del quinteto hard bop para elaborar un catálogo de obras de definido estilismo en la línea del sello Blue Note de los años '50 y '60, exponiendo sus dos bandas en paralelo. La primera con Milton Russell (contrabajo) y Juan Pablo Jaramillo (batería), en los momentos a trío ("Nasty things", "Minor dance") y la segunda con los mismos sidemen además de la dupla de Agustín Moya (saxo tenor) y Sebastián Jordán (trompeta), en esos pasajes a quinteto ("Tetris blues", "Lapsus", "Inercia"). En un paréntesis musical de enfoque libre, Barría toca el piano eléctrico en "Interludio", una pieza donde también se aproxima a otros lenguajes pianísticos que hubo desarrollado, como el soul. —Iñigo Díaz