La cantante y profesora de voces Ana María Meza, cultora de diversos repertorios populares, sobre todo el cancionero standard del jazz clásico, da un paso más allá en su posición como intérprete. Publica un álbum nutrido de canciones chilenas contemporáneas que ella encargó a diversos compositores, lo que derivaría en un trabajo próximo a la fusión latinoamericana, una propuesta que toma elementos del folclor, el jazz y la música popular brasileña, con instrumental muy diverso: piano, guitarra criolla, flauta traversa, trompeta, batería y diversos arreglos vocales. En Atrapasueños convoca a Antonio Restucci ("Sombras de sal", "Mar adentro"), Rodrigo Santa María ("Pedacito de alma", "Antonia", "Élitro") y Cristóbal Rey ("Eu nao sei", "Vuélvete a caer"), autores chilenos que entonces residían en Madrid, Berlín y Río de Janeiro. También escribe para ella la muy joven Martina Lecaros ("En tu jardín") y Jaime Atria Rosselot ("Dónde, si no es aquí"), recuperando en este caso una historia juvenil con que Ana María Meza se inició en los años '70 en la música y el canto. —Iñigo Díaz