Los Trompos

Los Trompos ha quedado en el recuerdo en parte como el último vehículo musical para el talento tortuoso de Rafael Guíñez, intérprete y compositor formado en los códigos de la música clásica (estudió desde los cinco años de edad en el Conservatorio, y luego llegó a ser la primera viola de la Orquesta Sinfónica de Santiago y parte de la orquesta de cámara de Fernando Rosas) pero que en su juventud comenzó a acercarse al jazz fusión y el rock, colaborando con grupos como La Banda del Gnomo y Parkinson.

La historia de la banda estuvo sujeta a sus altibajos anímicos y mentales agravados por un transtorno bipolar crónico. Siempre sus compañeros distinguieron a la banda como «el grupo de Rafael Guíñez porque disfrutamos esta música y porque Rafael es nuestro amigo y maestro desde hace muchos años y estamos listos para ir a tocar con él a dónde sea». El fallecimiento del músico, en diciembre del 2008, terminó con el fundamento principal del proyecto.

Leer más

Años

Santiago, 1995 - 2008

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1990 |2000 |

Géneros

Los Trompos

Integrantes

Rafael Guíñez, bajo, viola y voz (1995-2008)
Elvira Mena, voz (1995 – ?)
Barraco Parra, guitarra (1995-1997? / 2005 - 2008)
Gonzalo Carvajal, saxo (1995 – ?)
Cristián Araya, batería (1995-1998?)
Francisco Rojas, guitarra (1997?-1999?)
Felipe Gutiérrez, guitarra y batería (1998?-2008).

Marisol García

Rockfunkycuecacumbia
Luego del fin de Parkinson, Rafael Guíñez trabajó durante cinco años (1988-93) como cantante, compositor e intérprete de viola junto a un grupo de jazz fusión llamado Le Llea, e integrado también por Sebastián y Cristián Freund (este último, antes en Santa Locura), Barraco Parra, Gonzalo Carvajal y James Frazier. El grupo se mantuvo tocando en vivo, pero nunca llegó a grabar un disco.

Tres de esos músicos se incorporaron en enero de 1995 a Los Trompos, nacido como un proyecto entre Guíñez y quien entonces era su esposa, la cantante Elvira Mena. La formación del grupo integraba al baterista Cristián Araya y el saxofonista Gonzalo Carvajal (ambos antes en La Banda del Pequeño Vicio), y a Barraco Parra (quien se había ocupado un tiempo junto al grupo de su hermana Colombina, Barracos, y de su sobrina Javiera, Javiera y Los Imposibles).

Aunque se componía en conjunto, había jerarquías claras. En una entrevista a El Mercurio, Guíñez sentenciaba que «más que mandar, dirijo. Eso es purismo rockero […]. Yo a todos los grupos llegué, pero a Los Trompos los recluté yo mismo» En esa misma nota, Los Trompos definían su sonido como «rockfunkycuecacumbia».

Pese a que ofrecieron varios conciertos y llegaron a tener un considerable repertorio propio (se grabó incluso un videoclip para su versión de "Vagabundo", de Nicola di Bari), los problemas psiquiátricos de Guíñez impidieron dar a la banda un cauce estable. La culpa era de alteraciones que el músico arrastraba hacía años, y que comenzaron a hacer crisis de un modo violento. Hacia fines de los años noventa fue internado en el Hospital Psiquiátrico de Santiago, con un diagnóstico médico de trastorno bipolar crónico.

Uno de los pocos amigos en mantener un contacto regular con él fue el baterista Felipe Gutiérrez (líder de The Gutiérrez Experiencie), quien se había integrado al grupo luego de la salida de Cristián Araya. Consciente de que sólo la música podría sacarlo de su estado, le propuso un día esforzarse por reformar Los Trompos y reintegrarse en el circuito santiaguino de música en vivo. Lo llevó, incluso, a grabar unas pistas de viola al disco que preparaba junto a los propios The Gutiérrez Experience. Entusiasmó luego a Barraco Parra, y así los tres comenzaron a trabajar juntos de nuevo en abril del 2005.

Ya en junio anunciaban el lanzamiento de su disco, integrado por muchas de las composiciones que antes se habían dejado de lado. Con doce canciones, Los Trompos se presentó en vivo varias veces durante el año y efectivamente sirvió para regularizar la vida de Guíñez, (quien para la fecha de edición del disco seguía con cuidados médicos sólo de noche). Según Gutiérrez, «es la tocata en vivo lo que mejor habla de Los Trompos. Hacemos una performance súper rockera y cruda: sin polera; a veces, hasta en zunga. Es música que debe escucharse a mango».

La banda tuvo una continuidad accidentada, golpeada de modo terminal con el fallecimiento de Guiñez, en diciembre del año 2008. Hacía un año que no había vuelto a internarse, y en marzo había dado su última presentación junto a la banda, en La Batuta.

Actualizado el 07 de mayo de 2016