Monna Bell

Monna Bell
Foto: Archivo

Ante los ojos de miles, Monna Bell fue una cantante mexicana. En ese país coronó el éxito de su carrera —incluso fue actriz de cine—, y su estilo lleno de gracia y matices interpretativos cosechó los más sonoros elogios hasta su muerte, en Tijuana, en 2008. El mismísimo Juan Gabriel la describió como «la artista que más he admirado en mi vida», sabiendo, eso sí, que hablaba de una mujer chilena, nacida en Santiago como Ana Nora Escobar, y con un talento apenas reconocido entre sus compatriotas. La trayectoria de Monna Bell fue de grandes conquistas internacionales, con presentaciones en Nueva York, un triunfo en el primer Festival de Benidorm (1959) —con la luego clásica "Un telegrama"— y la asociación a grandes orquestas latinoamericanas de su tiempo, como las de Chucho Valdés y José Sabre Marroquín. También de su legado discográfico han existido varios hitos: en 1980, el cineasta español Pedro Almodóvar eligió su versión de "Estaba escrito" para musicalizar su primer largometraje (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón) y  en el verano español del año 2020, en tiempos de confinamiento por la pandemia de Covid-19,  Televisión Española difundió un video con las playas vacías junto a una antigua canción alegre en voz de la chilena: "Cuando cuando".

Ficha

Fechas

Santiago - 05 de enero de 1938
Tijuana (México) - 21 de abril de 2008

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1940 |1950 |1960 |1970 |

Géneros

Monna Bell

Ante los ojos de miles, Monna Bell fue una cantante mexicana. En ese país coronó el éxito de su carrera —incluso fue actriz de cine—, y su estilo lleno de gracia y matices interpretativos cosechó los más sonoros elogios hasta su muerte, en Tijuana, en 2008. El mismísimo Juan Gabriel la describió como «la artista que más he admirado en mi vida», sabiendo, eso sí, que hablaba de una mujer chilena, nacida en Santiago como Ana Nora Escobar, y con un talento apenas reconocido entre sus compatriotas. La trayectoria de Monna Bell fue de grandes conquistas internacionales, con presentaciones en Nueva York, un triunfo en el primer Festival de Benidorm (1959) —con la luego clásica "Un telegrama"— y la asociación a grandes orquestas latinoamericanas de su tiempo, como las de Chucho Valdés y José Sabre Marroquín. También de su legado discográfico han existido varios hitos: en 1980, el cineasta español Pedro Almodóvar eligió su versión de "Estaba escrito" para musicalizar su primer largometraje (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón) y  en el verano español del año 2020, en tiempos de confinamiento por la pandemia de Covid-19,  Televisión Española difundió un video con las playas vacías junto a una antigua canción alegre en voz de la chilena: "Cuando cuando".

Marisol García

Voz de orquesta internacional
El grueso de la información biográfica de Monna Bell se recoge de artículos y notas redactadas en el extranjero, o de publicaciones en web, pues la cantante fue casi ignorada por los grandes medios de comunicación chilenos, pese a los asombrosos logros que alcanzó primero en España y luego en México, su país de más larga residencia.

©Hispavox

Desde niña, Ana Nora Escobar había mostrado interés en la música, y de adolescente se convirtió en nombre habitual de concursos radiales en Chile, sobre todo en radio Minería, donde fue bautizada como Monna Bell (algunas biografías dicen que por idea del locutor radial Raúl Matas). En 1955, comenzó a grabar para RCA junto a la orquesta de Don Roy, y consiguió puestos estables en el Hotel Waldorf y el Casino de Viña del Mar como lady-crooner. En eso se ocupaba cuando la prestigiosa orquesta de Roberto Inglez, el músico británico que llegó a Chile como pianista de Lucho Gatica, la invitó a tres semanas de presentaciones en Estados Unidos. Así, la cantante pisó con propiedad dos escenarios que jamás cedieron ante otros compatriotas: el del Hotel Waldorf-Astoria, en Nueva York, y el del famoso "Show de Ed Sullivan", en televisión. Las tres semanas de plan original se convirtieron en casi un año completo de residencia en Manhattan.

La orquesta se trasladó más tarde a Europa y se estableció en Madrid hacia 1956, donde se presentó en espacios como el legendario Club Pasapoga («la sala de fiestas más famosa del mundo», según los españoles). Aunque los músicos luego regresaron a Chile, ella se quedó ocupada por diferentes contratos, y como tal fue la cantante de la primera emisión de la Televisión Española, el 28 de octubre de 1956. Vinieron también escenarios de Francia, Italia, Finlandia y Holanda. En 1959, se presentó y ganó el primer Festival de Benidorm con el tema "Un telegrama", con un verso inolvidable en el inicio: «Antes de que tus labios me confirmaran que me querías / ya lo sabía, ya lo sabía». La canción es una de las primeras composiciones de los hermanos Gregorio y Alfredo Garcia Segura, nombres fundamentales en la música romántica española. El ejecutivo discográfico español Manuel Martos —hijo de Raphael de España— en 2019 resumía en RTVE lo que significó entonces Monna Bell para el espectáculo de su tiempo: «Fue una artista que se alejó de lo típico y clásico para la época. No iba hacia el bolero, sino que se acercaba al jazz y el blues, lo que no era habitual en un intérprete latino».

Contratada por el sello Hispavox, Monna Bell comenzó la edición de una seguidilla de éxitos: "Don Quijote", "Eres diferente", "Comunicando", "Cuando cuando", "Todo es nuevo" y "Envidia". Su éxito mayor terminó siendo la primera versión de "Tómbola" (grabada por ella antes que por la estrella cinematográfica Marisol). Directores como Augusto Algueró Jr., Gregorio García Segura y Bebo Valdés fueron acompañantes habituales de las sesiones de grabación de Monna Bell, cuyos discos se escuchan hoy como impecables registros de una canción romántica internacional, adornada por la gracia innata de una cantante hábil en los matices y de casi irresistible coquetería.


La onda de Monna en México
Antes de la primera mitad de la década del 60, Monna Bell se fue acercando cada vez a México. En 1962 protagonizó el filme Recién casadas, y luego actuó en otras dos películas, compartiendo créditos con grandes del cine de ese país, como Silvia Pinal o Ricardo Montalbán. Contrajo matrimonio con el empresario cinematográfico Alex Philipps Jr. y se radicó ya definitivamente allí en 1966, cuando tenía 28 años y cumplía una década fuera de Chile.

Continuó cantando en festivales y casinos en México, Estados Unidos y otros países del continente, si bien nunca reestableció relación regular con nuestro país. En 1965 fue invitada al al show del Festival de la Canción de Viña del Mar, en la que tal vez sea su única actuación local desde su partida. Cuatro años más tarde, en una entrevista con El Mercurio en el contexto de su participación en el Festival de Río de Janeiro, reveló lo siguiente sobre aquella presentación: «Me dio la impresión de que [a Viña] me habían invitado para relegarme. Nadie me fue a esperar y de nadie recibí una gentileza. Pero mis triunfos en el extranjero se los he dedicado a Chile».

Monna Bell en 1970 (la quinta de izquierda a derecha en fila superior).

En 1970, ya con dos hijos y una cierta baja de actividad artística, participó en un valorado disco de música mexicana de fusión, con canciones tradicionales ("Cielito lindo", "La bikina") arregladas con elementos de jazz y bossanova. Al disco La onda nueva en México la convocó especialmente el arreglador venezolano Aldemaro Romero, quien había hecho una aclamada fusión similar previa con el joropo venezolano. La carátula del álbum muestra a todos los músicos participantes vestidos como soldados de la Revolución Mexicana y en tono sepia, a la manera de las fotos conocidas de Francisco Villa o Emiliano Zapata. Debido a ello, el Ministerio del Interior de México, a cargo entonces del presidente Gustavo Díaz Ordaz —tristemente célebre como responsable de la matanza de estudiantes de 1968, en la plaza de Tlatelolco—, consideró el disco una insolencia, y este apenas circuló.

Desde allí, las grabaciones de Monna Bell bajaron en frecuencia y calidad debido a un poco ventajoso contrato con la disquera Orfeón (también grabó para Musart), que por un tiempo asoció su voz a grabaciones de mal sonido y dudoso criterio editorial. Según el investigador Omar Martínez, «Monna Bell fue víctima de una falta de visión total en la selección de material, y pésimos arreglos musicales y orquestaciones». Entre las grabaciones suyas menos felices de esa época se cuentan un cover de los Bee Gees y una versión disco para “Un telegrama”. Algunos medios de comunicación hablaron entonces de su retiro.

Con Juan Gabriel
En un local llamado El Marlín la conoció un quinceañero Juan Gabriel, quien trabajaba allí como mesero. «Cuando escuché su voz, para mí fue una caricia», rememoró años más tarde el cantante en un texto especialmente escrito para una antología de grabaciones de la chilena: «Me motivó, me encontré y la encontré en esos minutos necesarios de la realización de un adolescente. Crecí buscándola. Quería saber quién era esa persona que me había hecho sentir así».

©Sony Music 1993.

Cuando Juan Gabriel ya se había convertido en estrella internacional y la chilena se acomodaba en su voluntario retiro de los escenarios, el cantante la convenció de grabar juntos un nuevo disco. El hombre de "Querida" fue el compositor y productor de Ahora (1993), un álbum que demoró años en publicarse, debido a problemas con la casa discográfica Sony-Music. Fue una mala suerte que terminó de descorazonar a la chilena, para entonces resignada a no perseverar en su carrera musical. Había, también, rumores, de que su mal momento profesional guardaba relación con una lista negra de la cadena Televisa. En su ya citado texto, Juan Gabriel añade: «Como a Monna Bell le gusta hacer las cosas con mucha calidad, ha tropezado con gente que no le ha correspondido, que no le han hecho justicia ni le ha dado el trato de calidad que ella merece».

Desde los años 80 en adelante, Monna Bella rara vez interrumpió su retiro; con muy esporádicos viajes a escenarios de Las Vegas. Aunque no se recuerdan apariciones suyas en Chile, cuando Juan Gabriel vino al Festival de Viña de 1997 hizo una pausa en su show para pedir un aplauso especial para «una mujer que ha extrañado mucho su tierra, mi reina adorada: Monna Bell... Mi ídola». Ahí estaba la cantante sentada entre el público, y accedió a ponerse de pie y saludar. Pero se trató de una aparición fugaz, sin mayores beneficios para la escasa difusión de su música en el país.

Si se volvió a escribir de Monna Bell localmente fue por la lamentable noticia de su muerte, en abril de 2008. La cantante sucumbió a un cáncer de colon y una trombosis en el hospital de Tijuana, ciudad en la que había fijado residencia y se mantenía cerca de sus dos hijos. En su nota de obituario, radio Cooperativa fue elocuente en una perplejidad que compartieron entonces muchos compatriotas: «Gran cobertura internacional para muerte de cantante chilena», se dijo entonces de una voz continental, que, por su éxito y talento, hay quienes consideran como la versión femenina de Lucho Gatica.

Actualizado el 17 de mayo de 2025