Si bien Rodrigo Cepeda había sido un músico muy múltiple en torno a los conceptos de la new age y la world music, su formación también se gestó desde la composición tradicional y la música escrita. Viaje ritual y otras obras reúne entonces una serie de partituras suyas para música de cámara, la mayoría piezas que tuvieron un propósito incidental para documentales como Buscando a Dios (2021) y Edita. Una checa chilena (2022), donde Subhira escribe para ensambles pequeños, orquesta de cuerdas, coro, violín y piano. Pero sobre todo, este disco expone uno de los trabajos más complejos del compositor, una sinfonía de los pueblos originarios. "Viaje ritual", en tres movimientos, fue escrita para la Orquesta Filarmónica de Los Ríos, y fue resultado de una investigación para la tesis de magíster en Composición que realizó en la U. de Chile. Allí Subhira se sumergió en la música ceremonial ancestral de los pueblos mapuche, selknam y aymara, con trabajos en terreno en comunidades de La Araucanía, en Tierra del Fuego y en el gran Carnaval de Oruro, en Bolivia. De ese estudio, extrajo hallazgos sobre la microtonalidad que quiebra la temperanza de la música occidental, la sonoridad multiplicada, la relación entre los instrumentos musicales, habitualmente interpretados en pares, tríos y tropas, y sobre todo la significación y simbología del ritual para las personas, donde las ideas de músico y de espectador son inexistentes. De allí que Subhira proponga la interpretación de su sinfonía ya no en el contexto del teatro, con un escenario y una audiencia, sino en la conformación circular del espacio, donde el público se sitúa dentro, rodeado por los músicos de la orquesta para alcanzar el propósito de la inmersividad de la música en el ritual. —Iñigo Díaz