No existían hasta este libro investigaciones específicas sobre el género del documental musical hecho en Chile, que el autor y académico Martín Farías (con varias publicaciones previas sobre música chilena) aborda aquí en el período acotado de 1990 en adelante, que de todos modos es el que más material concentra (supera los doscientos estrenos). El libro destaca el valor de las «microhistorias» asociadas a la música chilena, y afirma, con razón: «… un documental sobre una banda o un género musical es en sí mismo una alternativa a los grandes relatos en torno a lo político».
No es la intención del libro compartir algo así como un canon con «lo mejor» del campo y el período, sino detenerse sobre la producción disponible, sea ésta de documentales asociados a la cueca, el folclor, el pop, la electrónica, el jazz y otros géneros, algunos inclasificables (aquí hay lectura desde Nicole a Jorge Peña Hen, pasando por Fiskales Ad-Hok, Los Chileneros, José Vicente Asuar —elegido para la portada del libro—, Mauricio Redolés, Supersordo, Los Trianeros y varios otros nombres). El libro mantiene una perspectiva de análisis enlazada con el Chile posdictadura, y consigue encontrar claves de nuestra convivencia en casi cada título que aborda, pero sobre todo cumple con diagnosticar la producción en esta área y abordarla con el rigor que merece, incluso contra el malentendido de que un documental musical es sólo promoción audiovisual, y no, como en realidad resulta, historia, patrimonio y crónica.