La autora, académica de literatura, asume que la obra de Violeta Parra puede valorarse por fuera de su música, y levanta así uno de los escasos volúmenes existentes hasta ahora que presentan a la folclorista chillaneja como la poeta que sin duda fue. Para ello, cita versos de canciones, cartas y otros textos, además de compartir explicaciones puntuales conseguidas por ella en entrevistas con expertos en su obra y también con Nicanor, el hermano mayor de la artista. Por su planteamiento e incluso por su título, éste podría parecer un análisis académico valioso aunque acotado al interés de investigadores, pero La poesía de Violeta Parra termina siendo, en realidad, mucho más que eso, y constituye una profunda aproximación biográfica sobre la universal creadora chilena.
Más que un orden cronológico, el texto avanza sobre conceptos como el vínculo del legado de Violeta Parra con la poesía popular de los cantores, sus claves de chilenidad, los elementos indígenas que lo ocupan o su pulsión erótica. En torno a canciones, décimas, discos y arpilleras, pero también alrededor de viajes, amores y pérdidas, se aportan claves agudas y de una sensibilidad profunda, explicadas por una cercanía de años de Miranda al estudio de este legado. El detalle y profundidad con que, por ejemplo, se analiza el disco Las últimas composiciones («debe ser pensado como la acumulación y resultado de todas las experiencias, estéticas y vitales, de Violeta durante su vida», estima Miranda) establece una referencia obligada para futuros estudiosos de esa obra cumbre de la música popular chilena.