Hilda Parra

Hilda Parra
Foto: Archivo de Música Popular UC (Ampuc).

Entre los hijos de Clara Sandoval y Nicanor Parra brilló el talento no sólo de Nicanor, Roberto, Eduardo y Violeta. Hilda Parra, la mayor de las mujeres, destacó también como folclorista, primero como parte de grupos que formó junto a sus hermanos y luego de modo solista. Socia de Violeta en el dúo Las Hermanas Parra y luego de sus hijos Nano y María Elena en el Trío Los Parra, Hilda Parra es recordada por la potencia de su voz y el encanto de una simpatía peculiar y extrovertida, que aglutinó con gracia a parientes y amigos durante toda su vida. «Con tu presencia la pena se aleja de nuestra acera», le escribió en unas décimas su hermano Lautaro.

Ficha

Fechas

Chillán - 11 de agosto de 1916
Santiago - 05 de marzo de 1975

Región de origen

Biobío

Décadas

1940 |1950 |1960 |1970 |

Géneros

Hilda Parra

Entre los hijos de Clara Sandoval y Nicanor Parra brilló el talento no sólo de Nicanor, Roberto, Eduardo y Violeta. Hilda Parra, la mayor de las mujeres, destacó también como folclorista, primero como parte de grupos que formó junto a sus hermanos y luego de modo solista. Socia de Violeta en el dúo Las Hermanas Parra y luego de sus hijos Nano y María Elena en el Trío Los Parra, Hilda Parra es recordada por la potencia de su voz y el encanto de una simpatía peculiar y extrovertida, que aglutinó con gracia a parientes y amigos durante toda su vida. «Con tu presencia la pena se aleja de nuestra acera», le escribió en unas décimas su hermano Lautaro.

Marisol García

A dúo y solista
Tal como sucedió con sus hermanos, la formación musical de Hilda Parra fue un aprendizaje autodidacta, confiado a su amor por el folclor chileno y el innato talento con el que se convivía en la casa de los Parra Sandoval. Su dedicación profesional a la música no tuvo otra motivación que la necesidad económica, un asunto urgente una vez que la familia completa se trasladó de Chillán a Santiago.

Cantó un tiempo junto a su hermano Roberto, pero su asociación musical más exitosa fue la que armó junto a su hermana Violeta, con la cual comenzó a presentarse hacia 1947 bajo el nombre Las Hermanas Parra. Fue para ambas la primera experiencia profesional de canto, con todo lo que eso incluyó: presentaciones ante grandes audiencias, grabación de discos-single, entrevistas en radio, etc.

Su opción fue siempre darle en el gusto a su público, pese al gusto de ambas por el folclor chileno. Eso significaba integrar a su espectáculo corridos, rancheras, boleros, y valses peruanos, además de cuecas. «Teníamos que cantar lo que el público pedía», contaba Hilda Parra en una investigación realizada por la Universidad de Chile. «La gente no entendía el folclore. La Violeta tuvo que pasar muchas rabias y muchas humillaciones [por eso]».

De su talento se comentó de boca en boca, y el dúo consiguió considerable prestigio a principios de los años '50. Eran frecuentes sus presentaciones en parques, quintas de recreo y restaurantes. Por eso, fue natural que el sello RCA Víctor se interesara en su trabajo. En ese catálogo pueden encontrarse grabaciones de sencillos suyos como “Mujer ingrata”, “La misa del gallo”, “El buen consejo” y “Se fue el año viejo”. Más tarde, se ubican registros del dúo también para EMI Odeón.

Las Hermanas Parra cesaron su asociación en 1953. Poco antes, ambas habían recorrido el Norte de Chile como parte de una compañía de variedades a la que llamaron Estampas de América, también con Luis Arce (entonces marido de Violeta) y otros integrantes. En los años siguientes, la mayor de las hermanas continuó presentándose en vivo en solitario o junto a Lautaro Parra.

En 1961 Hilda comenzó a ofrecer clases de danzas y cantos folclóricos, y en ese proceso formó a varios grupos infantiles. Con sus hijos Nano y María Elena —más varios invitados— grabó en 1967 el LP 20 cuecas con salsa verde (Odeón), presentado bajo el nombre de Trío Los Parra. Sus discos solistas aparecieron bajo los sellos RCA e IRT, e incluyeron LPs como Canta canciones de los Parra (1970), Cuecas dieciocheras (1971), e Hilda canta a Violeta (1970); este último, un tributo a su famosa hermana, ya fallecida, con reinterpretaciones de los temas legados por ella.

Así la recuerda Ángel Parra en la biografía que escribió sobre su madre (Violeta se fue a los cielos, 2006): «Hilda Parra, formidable personaje. Estuvo muy presente en mi infancia. Generosa, divertida, jamás se tomó en serio. Amante de las fiestas prolongadas, dos, tres días. Desordenada como ella sola podía serlo […]. Segunda voz de oro. Capaz de hacerle segunda voz a la orquesta sinfónica».

Su hijo Nano Parra, en tanto —quien atribuye su propia trayectoria folclórica al ejemplo de su madre—, destaca su voz potente y ronca que, en sus palabras, «dejaba en silencio respetuoso cualquier lugar en el que se presentara. Una vez mi tío Nicanor me dijo: “La cuequera más grande de Chile ha sido la Hilda, Nano. No hay nadie que se le compare».

Interesada, como su hermana Violeta, en el bordado de arpilleras, Hilda expuso por primera vez sus confecciones en 1973, en el Parque O’Higgins. El período en torno al Golpe de Estado fue para ella uno de preocupante cesantía. Su último espacio fijo de presentaciones fue la famosa peña Chile Ríe y Canta, de René Largo Farías. La búsqueda de trabajo la llevó a Argentina en 1974, de donde se regresó aquejada por un cáncer que quiso pasar en familia.

Fue esa enfermedad la que la venció el 5 de marzo de 1975. Su legado musical ha sido ordenado en compilados como El cantar de Hilda Parra (ARCI-Warner), aunque no cuenta aún con la difusión merecida. Su viva personalidad y fundamental influencia sobre el llamado «clan Parra» quedaron parcialmente registradas en la película Violeta se fue a los cielos (2011), de Andrés Wood.

Actualizado el 17 de junio de 2016