Entre "Se me ha escapado un suspiro" y "Manifiesto" se extiende un arco de grabaciones de Víctor Jara que abarcó dieciséis años, cuatro sellos discográficos y 150 títulos. Nunca una investigación se había ocupado en ellas como lo hace este detallado libro: una por una en orden cronológico, no sólo con su descripción y circunstancias (de al menos una página por cada título), sino que también junto a episodios o anécdotas que cruzan esas canciones con otros nombres de la cultura chilena. Su presentación visual es, además, un generoso despliegue de archivos, con incontables imágenes que alternan retratos fotográficos con afiches, manuscritos o carátulas nunca reunidos de este modo.

Enfrentado al copioso legado del cantautor asesinado, el periodista Jorge Leiva elige ordenarse a partir de las grabaciones hechas por Víctor Jara, de canciones de su autoría o ajenas, interpretadas casi siempre por él, pero también por otras voces bajo su supervisión. Se explica en la presentación: «La nómina de canciones se construyó a partir de sus ocho discos de larga duración (LP) y los nueve conciertos de los que hay registro. También se sumaron singles no incluidos en sus LP, canciones propias que interpretaron otros artistas, temas que él aportó a discos ajenos, piezas musicales para obras de teatro y danza, y más de una veintena de grabaciones cuyas grabaciones se conocieron después de 1973».

Una rigurosa investigación de archivo (basta ver la extensa bibliografía al final), así como más de cincuenta entrevistas a colaboradores y cercanos nutren la referencia contundente de este libro al que no es exagerado tildar de «definitivo» en su propósito. Y, hacia el final, una sorpresa: un sobre discreto en la última página contiene un breve desplegable para el único poema suyo; el más trascendente: "Somos cinco mil. Estadio Chile. Ay, canto qué mal me sales" fue escrito por Jara en su prisión en el Estadio Chile el 15 de septiembre de 1973. Al día siguiente su cuerpo iba a ser encontrado en un sitio eriazo con signos de tortura, golpes y 44 balas. Incluso en su despedida, el músico y hombre de teatro iba a tener la inspiración de un creador.