Valero tuvo una formación en conjuntos folclóricos escolares. Durante su adolescencia comenzó a escribir las primeras canciones de su repertorio, y su ingreso a las las Escuelas de Rock le permitió grabar en 1997 su canción "Reemplazo", que apareció en el disco Escuelas de Rock. Volumen 3. Luego llegaron sus estudios de Pedagogía en Música, en la U. Metropolitana de Ciencias de la Educación, una época activa donde colaboró con conjuntos como Cronopios, el Coro Umce, la Camerata Andina, la Orquesta Umce, Alterlatina, Mangüé.

A partir de 2011, Miloska Valero tomó el mando de un trabajo como nombre propio, tanto en la escritura de canciones como en la elaboración de un sonido. El disco Amasijo (2013), apoyada por el Sello Parra (del músico de Los Jaivas, Eduardo Parra), marcó ese rumbo definitivo. Miloska Valero utilizó distintos formatos, desde la guitarra sola a las agrupaciones con distintos instrumentos, percusiones y vientos, o bandas de fusión latinoamericana.

En 2017, apareció en los discos dedicados a Violeta Parra, Violeteras… herencia rebelde, donde compartió con cantoras, folcloristas, payadoras y trovadoras como Andrea Andreu, Cecilia Astorga, Jenisse Díaz, Mariela González o Cecilia Concha Laborde, y El ramillito de violetas, en el que también aparecen Tatiana Passy Lucero, La Charawilla y Emma Madariaga. Dos años después, con un giro en una estética de la música multicolor, lanzó el EP La porfiada, poco después de cantar en el verano de 2019 en el famoso Festival de Cosquín, en Argentina, y ya en 2021 dio un paso más en el abordaje de las músicas del continente con el decisivo disco Latinidad, donde escribió textos y música para piezas en ritmos diversos, candombe, merengue, ranchera, salsa, landó, chacarera, huayno, cumbia y cueca.