Los Hermanos Campos

Hay dos testigos clave en la historia de la cueca chilena, desde que nace en el campo profundo con letras y melodías de autor anónimo, hasta que se instala en la gran ciudad, inspira a nuevos creadores con nombre y apellido y luego llega al disco. Provienen, de hecho, desde el interior campestre de la séptima región y además se apellidan Campos: Eleodoro y Marcial, Los Hermanos Campos, emblemas de la cueca a secas. "Sin apellido", como ellos mismos creyeron que era esta canción patrimonial y de cuya manera también defendieron en sus más de setenta años de actividad.

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Años

Longaví, 1935 - 2009

Región de origen

Maule

Décadas

1930 |1940 |1950 |1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |

Géneros

Los Hermanos Campos

Integrantes

Eleodoro Campos, cuncuna, acordeón, guitarra y canto (1935 - 2009).
Marcial Campos, guitarra y canto (1935 - 2009).
Luis Campos González, pandero (1970 - 2009).

Iñigo Díaz

Los inicios: todos cantan todas
Hijos del cantor, payador y acordeonista Vicente Campos y de la poeta popular Verónica Sepúlveda, los hermanos comenzaron su vida entre pies de cueca, refalosa y costillar. En Cantentoas, una pequeña localidad cercana a Longaví donde nacieron, cada familia era un pequeño conjunto musical. Así fue como el caserío tomó su nombre y hasta allí llegaron también los primeros recopiladores en busca de canciones. Eleodoro (1925-2014) fue el primogénito de los Campos-Sepúlveda, también el primero en transformarse en músico. Fernando (1928-2010), que fue inscrito por segunda vez en el Registro Civil como Marcial, era fuerte en el trabajo en los fundos de la zona y ayudaba a su padre como temporero desde muy pequeño. Tardó un poco más en llegar a la guitarra y en acompañar a su hermano mayor, quien ya tocaba la cuncuna (acordeón de botones) y abordaba las cuecas con fuerza.

En 1935 Marcial (con siete años) trabajaba en el fundo San Manuel de Longaví. Fue el año en que se unió por primera vez a Eleodoro, quien con sólo con diez años se presentaba en restaurantes de Parral. En 1936 ya circulaba el rumor de los niños cantores: Los Campos. Entonces fueron contratados por el alcalde de Longaví para animar un sábado de esparcimiento. Y ganaron más dinero que en todo un mes como temporeros. La sociedad estaba sellada. Era el tiempo en que interpretaban las canciones que habían aprendido en Cantentoas: "Debajo de un limón verde" (cueca), "Los amores de don Pancho" (tonada), "Los rosales" (vals criollo). E iban con cuncuna y guitarra desde Longaví a Parral y de Linares a Talca, cantando en los trenes y locales, ya vestidos de niños huasos.

Pero es en 1940 cuando los mismos Hermanos Campos datan el inicio de la historia oficial del dúo. El lustro previo corresponde a una prehistoria musical. Ese año arribaron a Santiago, convencidos de que traían lo mejor del folclor campesino entre su repertorio. Tenían doce y dieciséis años. La escena de la música de raíz tenía a populares artistas: Las Caracolito, el Dúo Rey-Silva, el Dúo Bascuñán-Riquelme, el Dúo Molina-Rojo, el Dúo Illanes-Pedrini, Las Hermanas Miranda, Las Huasas Andinas, Las Petorquinas, el Dúo María-Inés. Los Campos cantaban en el restorán El Portón de calle San Diego y en el aire libre de la Quinta Normal. Ahí los encontró Tito Arancibia, disc-jockey folclórico de Radio del Pacífico conocido como "El Huaso Spiker" (dada su condición de locutor). Arancibia convenció al dúo de actuar en los programas en vivo y directo con auditorios repletos.

El éxito: la hermandad con Guadalupe del Carmen
En 1943 actuaban en la boite Zeppelin en calle Estado, junto a la orquesta de Osvaldo Larrea que acompañó a la diva Josephine Baker (con Los Hermanos Campos tras bambalinas, petrificados ante el show de la artista afroamericana). Y dado su éxito incipiente fueron invitados a ingresar por primera vez al estudio de grabación.

Pero esa sesión para RCA Victor fue insuficiente. Ninguno había podido antes escucharse a sí mismo cantar y opinaron que las interpretaciones fueron desastrosas. Los productores de la disquera los enviaron al Conservatorio Nacional para estudiar técnicas vocales. Pronto estaban de regreso para grabar su primera serie de cuecas, compiladas en la colección Selección de cuecas Nº 3 (1943), junto a Los Sureños, y los hermanos Parra: Hilda, Violeta, Roberto y Lalo. Grabaron "Chileno valiente", "Hasta cuándo con la inflación" y "Los amores de don Pancho", una de sus piezas de los inicios. Los Campos ya estaban en los hogares de la familia santiaguina.

Para 1947, sus nombres, sus atuendos y sus canciones rotaban por más auditorios radiales: Yungay, El Mercurio, Cooperativa Vitalicia, Minería. Compartían el escenario y los programas estelares con otras estrellas de la canción popular como Arturo Gatica, los Parra o Raúl Gardy, considerado uno de los artistas del folclor y la cueca más importantes de todos los tiempos. Ese año también figuraba en Radio del Pacífico una emergente cantante adolescente llegada desde la zona de Chanco y que deslumbraba al público en la interpretación de corridos y rancheras mexicanas. Se llamaba Esmeralda González Riquelme (1931-1987) y en la década siguiente llegó a ser la más grande y popular de las artistas chilenas de la canción mexicana bajo el nombre de Guadalupe del Carmen.

Cantaba los corridos conocidos en los villorrios en voz de Jorge Negrete, quien había visitado Chile en 1946 y había desatado la histeria colectiva entre los fanáticos: "Allá en el rancho grande" y "¡Ay, Jalisco, no te rajes!". Pero fue con la grabación de "Ofrenda" en 1949 que Guadalupe del Carmen estalló como figura popular. Marcial Campos estableció un noviazgo con ella que sólo duró un breve tiempo, pues se casaron en 1947. Los Hermanos Campos comenzaron a acompañar sus canciones mexicanas, a conocer este repertorio y a popularizarlo junto con la solista. Durante la era del long-play, por ejemplo, a su habitual repertorio de cuecas el dúo folclórico sumó un LP exclusivo de canciones mexicanas, Bailemos corridos (1968).

Desde fines de los años '40, Los Hermanos Campos recorrieron Chile en giras de Arica a Punta Arenas junto a Guadalupe del Carmen como estrella y a Jorge Landy como presentador y recitador. Se establecieron por tres años en la boite La Tranquera, de Concepción, actuando como dúo, más la orquesta típica de la casa. Y siguieron por las quintas de recreo y locales de Penco, Tomé y Talcahuano. En 1954 Guadalupe del Carmen se convirtió superestrella al conseguir el primer disco de oro de la región para RCA. Fue desde mediados de los '50 también que Eleodoro y Marcial comenzaron a escribir sus primeras cuecas originales, ingeniosas y simples: "Los mineros de Lota", "La cueca de Longaví", "El bolsero" (de Eleodoro); "La cueca del beso", "La cueca del amor", "El huaso enamorado" (de Marcial). Llegaron a tener unas trescientas cado uno y para entonces sus espectáculos fueron mucho más que un repertorio sucesivo de estas canciones. Los Hermanos Campos eran showmen absolutos con coplas, versos, contrapuntos, tallas a la chilena y, por supuesto, cueca picaresca.

La historia: mil cuecas
El matrimonio entre Marcial Campos y Guadalupe del Carmen se disolvió en 1965 y un año más tarde Los Hermanos Campos debutaron en el long-play, después de haber registrado decenas de discos de 78 rpm y de acetato. La ramada de Los Hermanos Campos (1966) incluye "El rayuelero" y "De cola y tirante", del cuequero chilenero Nernán Nano Núñez, y la primera evidencia de que para Los Hermanos Campos la cueca era "una sola". Ni campesina, ni urbana, ni criolla, ni brava: "Sólo cueca". Show con Los Hermanos Campos (1966), con "Los compadres raros" (de Eleodoro) y "Cueca del diablo" (de Marcial), figura como parte de los inicios en la autoría. Y Cuecas con chancho en piedra (1967), registra cuecas de autores chilenos como "Que viva la minifalda" (de Carlos Orellana) o "Los cazadores" (de Jorge Landy). Son los tres primeros álbumes editados por RCA. Los inicios de una discografía que irá creciendo progresivamente sobre las siguientes cuatro décadas.

Vinieron otros long-play de éxito: Estas sí que son cuecas mi alma… (----), Fiesta chilena (----), Cuequeando con Los Hermanos Campos (----), Los reyes de la cueca (----), Cuecas para el Chile nuevo (----), Las cuecas de Los Campos (----), con decenas de títulos propios: "Linda mi suegra", "Un turista en Chiloé", "El compadre Lucho", "La mansa tapita", "Las viejas peladoras", "Chile nuevo" (de Eleodoro). "El nervioso", "El ojito que tuviste", "La maxifalda", "Simplemente marica", "El cabezón" (de Marcial). Además de títulos prestados como "Me chocaron por detrás" (de Carlos Orellana), "Corro pa'l frío" (de Nano Núñez), "Valiente Prat" (del brillante guitarrista Humberto Campos), "El gallo colisa" (de Hernán Lantadilla), "El regalo de mi suegra" (de Francisco Ortega) o "De puro niño…" (de Víctor Acosta).

A través de toda su historia, Los Hermanos Campos fueron capaces de integrarse a los temas de interés y actualidad, por ejemplo en el álbum De Longaví con amor (----), que parodiaba la película de James Bond De Rusia con amor, o Los huasos biónicos (----), editado en la época de las populares series "El hombre nuclear" y "La mujer biónica". O la proclama en la cubierta del disco En guerra contra el smog (----), vaticinando en los comienzos de los años '70 uno de los problemas sin solución de la capital, o Cuecas con cianuro (----), en cuya cueca "Por dos granitos de uva" los hermanos se burlaban del bloqueo norteamericano a las exportaciones frutículas chilenas.

En 1970 se incorporó al dúo Luis Campos González (n. 1949), hijo de Marcial Campos y Guadalupe del Carmen, quien no sólo apoyó la música con pandero y avivamiento de cueca, sino que se sumó a la creación de repertorio: "Esposa mía", "El guata e' vino", "Yerbatero de Longaví" o "Vino con patas". En 1973, el dúo grabó su último long play con RCA, Chile ríe y baila, y en 1980, tras una participación en el acto oficial del gobierno luego del plebiscito para la aprobación de la nueva Constitución, Los Hermanos Campos fueron tildados de "pinochetistas". Según declararon los propios involucrados, su actuación obedeció simplemente a una decisión artística y a una filosofía antipolítica. De todas formas, el episodio les significó salir de la pantalla desde 1990, una vez finalizada la dictadura. Antes habían actuado en programas de alta sintonía como "Sábados gigantes", "El festival de la una", "Chilenazo" y "Chile lindo", sin contar sus sistemáticas apariciones en el Festival del Huaso de Olmué y en el Festival de Viña del Mar, con aplaudidas actuaciones en 1965 y 1975.

Sobre fines de los años '80 y durante todos los '90, Los Hermanos Campos acumulan discografía en pequeños sellos independientes con éxito de ventas dieciocheras y múltiples actuaciones. Siguen incluyendo canciones de la cantante de corridos de origen colombiano Amparito Jiménez (con quien Marcial se casa), mientras que Longaví, la cuna del dúo, crea una plaza y un museo con el nombre de Los Hermanos Campos. En 2006 Marcial Campos se reúne con su nieto, el guitarrista Martín Campos (n. 1981, hijo de Luis Campos) y graba su primer disco como solista, que incluye tonadas recopiladas por él en la zona de Longaví ("No sé que tiene esta calle", "La rosa encarnada"), vals criollo ("Noche campesina"), estilo chileno ("Suerte tirana") y cuecas originales ("En el sur están mis amores", "El corazón me robaste"). Y, lógicamente, sus respectivos versos de presentación como los que acompañaron las canciones del dúo en setenta años de acción: "Yo soy Eleodoro Campos / Campos me dicen por éi / si usted quiere bailar cuecas / cómprese este long play" (Eleodoro Campos). "Y yo soy Campos Marcial / canto cuecas por docena / y si usted quiere bailar / aquí hay doce cuecas buenas" (Marcial Campos).

Actualizado el 14 de junio de 2016