Perrosky

El dúo de los hermanos Alejandro y Álvaro Gómez ha adoptado diferentes caras, pero sin variar nunca su predilección por elementos mínimos en sonido, letras y actuaciones. A través del tiempo, el nombre Perrosky ha denominado a un solista de tonos acústicos e íntimos y a un vibrante dúo eléctrico, asociado a géneros como el blues, el folk y el rocanrol de vieja escuela, sin dejar de visitar sonidos folclóricos, chilenos y hasta mexicanos. Miembros también de los rockeros Guiso, han sido además los impulsores del sello Algo Records, vinculado con grupos como Ramíres!, The Ganjas y Tsunamis.

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Años

Santiago, 2001 -

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

2000 |2010 |2020 |

Géneros

Perrosky

Integrantes

Alejandro Gómez, voz y guitarra (2001 - •).
Álvaro Gómez, batería (2001 - •).

Rodrigo Alarcón L.

La génesis de Perrosky está en el joven Alejandro Gómez, apodado así desde su infancia en Copiapó y luego a su arribo a Santiago. Mientras habitaba la pieza de un cité y estudiaba en la Escuela Moderna de Música -donde tuvo lecciones con Guillermo Rifo- nacieron las composiciones que luego editó en un cassette distribuido de forma casi subterránea: Añejo (2001). Con ese repertorio inicial, acústico y registrado en baja fidelidad, debutó en vivo en el ñuñoíno bar Los Sopranos en 2001, pero no quedó conforme. Por eso, sumó a su hermano Álvaro, las canciones se electrificaron y entonces el nombre Perrosky acogió una nueva música: a dúo, con guitarra y batería, en sintonía con la recuperación del rock más crudo que se producía entonces a nivel internacional.

A pesar de que por años el dúo estuvo a la sombra de Guiso, prioridad de los hermanos Gómez en esa época, se hizo habitual en la cartelera de pequeños conciertos en los albores del siglo XXI. Casi siempre invitados por bandas afines, sumaron una multitud de shows en locales de Santiago y otras ciudades y llegaron a abrir presentaciones de músicos extranjeros, como Holden, The Evens, Yann Tiersen y Calexico. Pronto también salieron a tocar a Argentina y Brasil. Siempre uniformados en escena con trajes color café y corbatas oscuras, pulieron un repertorio de canciones de estructuras elementales, basadas en el blues y el primer rocanrol, y alimentado también por versiones más que variadas: desde Ramones y Velvet Underground a Los Iracundos y Atahualpa Yupanqui, pasando por pares como Yajaira y Hielo Negro. Las huellas de esa primera etapa se pueden encontrar en los discos El ritmo y la calle (2006) y Doblando al español (2008) y en tres registros de mediana duración: Otra vez (2004), Campante y sonante (2010) y Son del montón (2010).

Con Guiso inactivos, Perrosky se transformó en prioridad para Alejandro y Álvaro Gómez durante la segunda década del siglo XXI. Viajaron a Nueva York para grabar Tostado (2010) con uno de sus mayores referentes, el músico estadounidense Jon Spencer, y a partir de ese álbum comenzó una nueva etapa para el grupo. Incluso dieron vida a una banda paralela, Los Perros del Ritmo, integrada también por Marcia Benítez (voz) y Luciano Mariño (teclado), donde profundizaron en la traducción del repertorio de twist y rocanrol de los ‘50 y ‘60. A los incontables conciertos en el circuito independiente local se sumaron actuaciones en festivales masivos, como Lollapalooza (2013, en Chile y Brasil), y eventos internacionales como Primavera Sound (España), SXSW (EE.UU.), Vive Latino (México), Nrmal (México) y The Great Escape (Inglaterra), además de giras por diversas ciudades europeas. Hasta una visita a Asia registraron entre julio y agosto de 2015, cuando aceptaron una invitación al festival Fuji Rock, en la ciudad japonesa de Niigata, y sumaron presentaciones en Tokio y Shanghái (China).

El repertorio de esos días fue capturado en dos álbumes, Vivos (2013) y Cielo perro (2016), acaso menos intimistas y más rockeros que las primeras grabaciones. Aunque ocasionalmente incorporaron nuevos timbres, sus principales recursos continuaron siendo los mismos: la inventiva de Alejandro Gómez en torno a una tradición de blues y rock eléctrico y el impulso rítmico de su hermano Álvaro.

El recorrido de Perrosky no se interrumpió, pero fue menos intenso al finalizar la década de 2010. Otras músicas estaban en boga y varias de las bandas que tuvieron como aliadas en sus comienzos habían entrado en receso o se habían transformado. Así, el grupo acotó su actividad discográfica y en vivo, aun cuando mantuvo en movimiento el sello Algo Records. Uno de verdad (2020), un disco grabado en solitario por Alejandro Gómez, condicionado por el encierro y la pandemia del Covid-19, significó entonces un retorno a ese modo muy personal de composición y producción, con la incorporación de ruido ambiente, grabaciones familiares y otros elementos similares. Loumanía (2022), en cambio, los devolvió al ejercicio de adaptar canciones ajenas, en este caso, de uno de sus referentes iniciales: el estadounidense Lou Reed.

Actualizado el 19 de abril de 2023