Millantún

Foto: Archivo de Roberto Aldunate

Millantún

Millantún fue la banda estable de acompañamiento en el festival de la canción de colegio Don Bosco, en la comuna de La Cisterna. Paradero 22 de Gran Avenida, liceo Manuel Arriarán Barros. Sobre el escenario están José Aldunate (teclados y voz), Roberto Aldunate (bajo), Mario Muñoz (guitarra) y Tito Valenzuela (batería). Suena "Sábado en la noche", clásico fundamental de la banda. Así este grupo regala las últimas melodías de una época en la que fue grande, entre las bandas principales del rock chileno de los años '70 y '80.

Leer más

Años

Santiago, 1972 -

Décadas

1970 |1980 |1990 |

Géneros

Integrantes

José Aldunate, voz y teclados (1972 - 1992).
Beto Marín, voz y guitarra (1972 - 1980).
Roberto Aldunate, bajo (1972 - 1992).
Alfredo Muñoz, batería (1972 - 1980).
Mario Muñoz, voz guitarra (1980 - 1992).
Tito Valenzuela, batería (1980 - 1992).

Ernesto Bustos B.

Rock y folclor
El grupo partió diecisiete años antes haciendo lo que todas las agrupaciones de la época. Era 1972 y el Chile en que habitaban parecía caerse a pedazos. No era extraño por esos años intentar sonar a Deep Purple, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Grand Funk Railroad o Emerson, Lake & Palmer. Era la moda. Y había que sonar distinto al resto.

El problema era cómo. Simple: cantando en castellano y dejando de lado cualquier atisbo de acento foráneo. El propio José Aldunate señalaba que la idea era hacer una fusión de rock con folclor. Referentes había a la vuelta de la esquina. Estaban Los Jaivas, Congreso y los Blops en menor medida. Pero el objetivo no era clonar el sonido patentado por los hermanos Parra. Al contrario, el rock como elemento predominante sobre el folclor fue el camino a seguir.

Millantún fue parte estable por años del mencionado festival de la canción del Don Bosco. En él la banda compartió escenario con grupos escolares, con Pablo del Real, flautista de La Banda del Gnomo, y también con unos desconocidos Los Tres. La vitalidad y energía que descargaban era la misma que a comienzos de los ’80. Los años de circo no pasan en vano.

Ruptura y consolidación
La banda había nacido con Roberto Aldunate, José Aldunate, Beto Marín (guitarra y voz) y Alfredo Muñoz (batería). Hacer rock después del golpe de Estado no era una empresa fácil y comenzando la década siguiente las primeras dificultades no tardaron en llegar. Millantún sufrió el primer quiebre con la salida de Marín y Muñoz, pero la incertidumbre duraría poco.

Tito Valenzuela, ex baterista de Influjo y antiguo compañero musical de José Aldunate en su primera aventura llamada Amanecer, y Mario Muñoz, guitarrista con un pasado en los recordados Teyker's, llenaron las vacantes. El grupo inició casi instantáneamente un recorrido constante por todos los rincones del país, en gimnasios, festivales estudiantiles y encuentros rockeros de la época.

Además fue invitado habitual de programas de televisión y su nombre se repetía junto a Tumulto, Alejaica, Poozitunga, Arena Movediza y Turbo, por nombrar algunos, en conciertos en el Estadio Chile y el court central del Estadio Nacional.

Poco a poco comenzaba a construirse la historia. José Aldunate cuenta que en los años oscuros de la dictadura costaba mucho realizar espectáculos, más que nada por el toque de queda. "A las ocho o neve de la noche no se podía andar en la calle y fue en ese momento que todo se arruinó en materia de eventos".

Fue esa segunda formación la que entregó los mayores aportes a la música y la más recordada por sus seguidores. En plena década de los '80 el grupo dejaría registro de su música en discos y grabaciones que hoy son material de culto y colección: Tren a la eternidad (1978), Claro oscuro (1982), Millantún vive (1986) y No hay nadie que reemplace al rock (1987).

La apertura hacia cambios profundos en la política chilena ya en la segunda mitad de los ’80 también provocó cambios en Millantún. La agrupación salió del circuito rockero ortodoxo y se abrió al público más joven en festivales dentro y fuera de la capital. Localidades como Caldera, Santa Bárbara, Laja, Puerto Montt y Antofagasta supieron del talento de cuatro músicos de primer nivel.

El final no está del todo claro. Según los pocos antecedentes de la época, se cree que fue en 1992. Las distintas posturas de sus integrantes sobre la actividad musical como forma de vida apresuraron el cierre de un ciclo y una historia que, tal vez, pudo dar mayores satisfacciones. Millantún bajaba así la cortina, dejando atrás un número respetable de seguidores, una carrera de casi veinte años, cuatro discos y muchos recuerdos de quienes tuvieron la oportunidad de apreciarlos en vivo.

Actualizado el 18 de octubre de 2023