Primera línea de una resistencia Gimnasio Miguel León Prado Primera línea de una resistencia

En julio de 1988 se estaban jugando cartas clave en lucha contra la dictadura. La música, ya no en los casets prohibidos que circulaban por mano, volvía a cobrar valor en los escenarios masivos. Una noche de invierno se reunieron agrupaciones que sostenían esa batalla con canciones: Congreso, Fulano, Schwenke & Nilo, Huara y unos nuevos marcianos llamados De Kiruza.

Ese invierno comenzaban a correrse los cien metros finales rumbo al plebiscito del 5 de octubre, cuyo resultado definiría la maniática idea del general Pinochet de permanecer en el poder hasta 1997, después de haber instaurado una dictadura feroz a lo largo de quince años. Pero en julio de 1988, por mucho que el país siguiera bajo vigilancia, las movilizaciones opositoras habían ganado espacios suficientes como para realizar sus primeras campañas no clandestinas. Entre ellas, “Chile crea” fue una de las de mayor envergadura cultural del período.

Convocada por el pintor José Balmes y otros colaboradores, se puso en marcha este programa de tres mil actividades en diversos territorios y con unos 250 invitados extranjeros, subtitulado como “Encuentro Internacional del Arte, la Ciencia y la Cultura por la Democracia en Chile”. Se realizó entre 11 y el 17 de julio de 1988.

Una de esas actividades llevó a las multitudes, un público mayoritariamente universitario y secundario, a la comuna de San Miguel. Allí, en el paradero 8 de Gran Avenida, el jueves 16 se programó un concierto de larga extensión bajo el llamado de “Cuatro horas de creación joven”, con un escenario que contó con parte de la primera línea de la música de la resistencia: Congreso, Fulano, Schwenke & Nilo, Huara y De Kiruza.

Faltaban algunos nombres populares de esos circuitos, como Sol y Lluvia, pero el alto nivel de convocatoria con que contaba entonces hacía imposible su inclusión en el cartel del gimnasio del Instituto Miguel León Prado, insigne recinto educacional creado en 1936 con el nombre del sacerdote Miguel León Prado, párroco de San Miguel y considerado un líder en la comuna. Ese gimnasio también fue escenario para una de las primeras actuaciones de Los Prisioneros, hijos de San Miguel, que tocaron sus canciones de protesta punk rodeados de jóvenes metaleros.

Fulano y sus metrallas de protesta contra la dictadura representadas en "1989 (o esto no es bueno ni malo sino muy por el contrario)"; el dúo de trova Schwenke & Nilo con líricas canciones sobre el Chile bajo opresión, como "El viaje", y la música mestiza de De Kiruza que arremetía y su retrato de los tiempos más terroríficos de "Algo está pasando".

 

Chile no se rinde, caramba
“Estábamos protagonizando una historia bien intensa entonces. Ese concierto fue uno de los que creo que estuve con Congreso. Teníamos el disco Estoy que me muero, con todas esas canciones nuevas para un público que se sumaba a la movilización”, rememora el músico Jorge Campos, de doble presencia en el escenario, como bajista tanto de Fulano como de Congreso. Su memoria igualmente trastabilla. “Tengo bastante cruzados los recuerdos de esta época, porque en ese tiempo para nosotros todos los días pasaba algo distinto. Había una épica muy poderosa en la movilización social y política. Nosotros aportábamos en el ámbito cultural”, dice.

Y así como el movimiento que desembocó en el triunfo del Apruebo en el plebiscito para una nueva Constitución el 25 de octubre de 2020 tomó como proclama “Chile despertó”, esa otra movilización de hace tres décadas que defendió el No a Pinochet se aferró al grito de “Chile no se rinde”, que iba siempre acompañado por rítmicas palmas. Ese cántico en unísonos se escuchó entonces en el gimnasio del instituto, repleto a más no poder. Mucha gente que acudió no logró ingresar por el pequeño acceso al recinto.

“No existía ninguna norma de seguridad, Entraban los que entraban y vamos no más. Pero el ambiente era extraordinario”, cuenta Pedro Foncea, cantante de De Kiruza. “Fue uno de los grandes momentos del grupo, que había entrado a las ligas mayores de la música ese año. Abríamos los conciertos con una intro de voces y luego íbamos con todo con la canción ‘De Kiruza’. Y terminamos con ‘Algo está pasando’, que era un súper retrato de los tiempos en dictadura. La gente se volvía loca porque además éramos mestizos en todo sentido, una rareza de grupo que fundía las culturas. Congreso eran nuestros ídolos. Hacían una música chilena mucho más elaborada”, agrega.

La sensación en la memoria de ambos músicos protagonistas del “Chile crea” en 1988 se contrasta en cierta medida con la sensación actual, pero al mismo tiempo están emparentadas. “No estaba inscrito, no voté No. Pero con De Kiruza estuvimos en toda esa locura del año 88 presentes en los escenarios. Había una mística que no se ha vuelto a repetir. Este año pude votar Apruebo. Se me vino todo encima y lloré sin parar en la urna”, cuenta Foncea. “La mística de los músicos en los '80 que se reunieron ese día en el León Prado, fue la de mantener una resistencia. Muchos pudimos habernos ido de Chile para crecer musicalmente en Europa, pero nos quedamos para esa lucha, que era auténtica, nada de esnobismo. Me da mucha alegría en el corazón lo que pasó con este plebiscito. Es una bendición que hay que tomar con la responsabilidad que se merece”, completa Campos.

Iñigo Díaz


 

Paradero 8 de Gran Avenida