El más mexicano de todos los discos que Mon Laferte escribió y produjo en ese país de residencia tiene como inspiración la figura de la popular cantora de rancheras Chavela Vargas, ícono de la diversidad sexual. Por ese tiempo Mon Laferte se trasladó a la localidad de Tepoztlán, al sur del D.F, donde la propia Chavela Vargas pasó sus últimos años. Ese entorno también se filtra en el espíritu de un cancionero nostálgico, con abundantes rancheras, valses y boleros, pero también con canciones retro pop, como el chachachá "La mujer" (con la controversial estrella Gloria Trevi), la misteriosa "Calaveras", la nuevaolera "Aunque te mueras por volver" o la abrasilerada "Canción feliz". El peso de la lírica ranchera se impone con contundencia, atravesando todo el repertorio, sea o no de canción mexicana. Estalla, eso sí, en el desgarrador sentido del que bebe de ese canto: "Que se sepa nuestro amor" (un tradicional, junto a Alejandro Fernández), y otras canciones como "Te vi", "Se va la vida" (con la banda regional de metales y maderas Mujeres del Viento Florido) y la demoledora "Se me va a quemar el corazón", donde ella remata una historia de desamor con el verso de “hoy te odio más que nunca / me despido de ti”. Mon Laferte titula Seis su séptimo disco, considerando los seis álbumes que había publicado desde su traslado a México en 2007. Dejó fuera ese debut de 2003 que testimoniaba sus inicios como aspirante viñamarina, cuando ella se llamaba Monserrat Bustamante. Es una época lejana en tiempo, en espacio y en esencia: si entonces ella era intérprete de baladas latinas, aquí Mon Laferte se consolida de autora en su más amplia dimensión. —Iñigo Díaz