En el año de celebraciones por el centenario del natalicio de la investigadora, intérprete, maestra y Premio Nacional de Artes, este libro aporta las claves puntuales de la nutritiva relación entre Margot Loyola y la Isla de Pascua. Fue un vínculo largado en los años cincuenta, que permitió divulgar por Chile cantos y danzas de esa cultura del Pacífico, cuya música resultaba hasta entonces por completo desconocida en nuestro territorio. Se destaca en la contraportada de este volumen, coescrito por la destacada antropóloga y escritora Sonia Montecino:
Logró hacer populares cantos y bailes como el Sau-sau, el Opa opa y el Tamuré que, si bien, polinésicos, hacía ya un tiempo habían ingresado al acervo rapanui y le fueron transmitidos por sus cultores. No solo recopiló, bailó e interpretó la música pascuense, sino que la llevó a los más altos sitiales de la música “culta” (como el teatro Municipal en Santiago, pero también en Francia, Rumania y la Unión Soviética en su gira por Europa). Se sumó a lo anterior el particular hito de haberse presentado en Chile integrando una espontánea agrupación con los propios pascuenses, siendo ella una más del grupo de intérpretes. Si resulta formidable apreciar su mímesis con los isleños, al escuchar sus interpretaciones de cantos, más fascinantes aparecen las performances fotográficas, como apreciarán los(as) lectores(as), en las cuales, cuerpo, traje y accesorios se amalgaman para producir una «estética rapanui loyoliana».