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Y no volverán

Otra contra las productoras de conciertos: Los Ángeles Negros ensayaron en vano su regreso.

viernes 17 de julio de 2015

A ojos del gran público, la producción de conciertos de Chile ha pasado de ser una labor esforzada y meritoria a una actividad conflictiva y de abusos impunes. La generalización es burda, pero lo son también las polémicas en las que se han visto envueltas algunas de las productoras más importantes y lucrativas del país. La mezcla de secretismo de sus responsables, vacío legal y débil fiscalización de las autoridades ha producido una tensión casi insostenible, y enfrenta hoy a productoras y consumidores incluso frente a tribunales (ya se presentó una demanda colectiva contra Time 4Fun por la irrisoria tribuna que se montó para el concierto de Depeche Mode en Santiago). En internet, diversos grupos de reclamo y la organización viral de la campaña #boicoticket difunde un hastío por precios altos y mal servicio que aún nadie parece dispuesto a encauzar en vías efectivas de solución.

Comprar la entrada a un concierto, por alto (y hasta ridículo) que sea su precio, no es en Chile garantía de mucho. Los más recientes afectados son los fanáticos de Los Ángeles Negros, a quienes la productora Multimagen terminó de decepcionar hace un par de semanas al anunciar la cancelación definitiva del concierto con el que la formación más importante de ese clásico grupo de bolero electrónico pondría fin a una separación de 36 años. La banda ensayó por meses, se habló de un momento "histórico" y no fue poca la difusión que en diarios y revistas se le dio a esta auténtica sorpresa. La organización nunca estuvo a la altura de la expectativa: antes de su cancelación, el concierto tuvo dos fechas de aplazamiento, y una muy confusa difusión de prensa (sin una web oficial, afiches, frases radiales ni datos confiables sobre las características de la cita), pero quizás lo más indignante sea el escueto comunicado con el que se anunció que todo quedaba en nada: "La exigente preparación artística de un proyecto que pretende ser éxito a nivel latinoamericano, obligan a continuar con el proceso de pre producción, posponiendo su lanzamiento", se lee en un texto de no más de tres párrafos.

A la productora le vino muy bien dejar crecer los rumores sobre la supuesta oposición del guitarrista Mario Gutiérrez al concierto: era su culpa, y de nadie más, la incertidumbre en torno al show. La lentitud en la venta de entradas fue, de verdad, mucho más poderosa que cualquier resquemor histórico. La prensa ha comprado sin más la versión "oficial" y llegamos a fin de año sin show, sin regreso y con buena parte del tiempo libre de los integrantes de Los Ángeles Negros perdido en ensayos sin sentido. Las expectativas de lucro con que hoy se organizan grandes citas musicales en Chile han alcanzado estándares tan desproporcionados, que incluso esa base de compromiso y cariño por la música local con que siempre se planteó el trabajo en la industria es parte de una estampa perdida en un pasado de menos dinero pero más seriedad. Lo que acaba de suceder con Los Ángeles Negros no hubiese sucedido con el regreso de Los Enanitos Verdes, Mecano o Creedence; y es bueno exigir explicaciones a la altura de un grupo que en ningún caso es menos que esos tres ejemplos, más bien al contrario.