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Reactivan procesos por muerte de Víctor Jara

A casi 33 años del acribillamiento del cantautor, la Justicia chilena no ha sido capaz aún de dar con el nombre de un culpable. El proceso de investigación podría agilizarse ante las numerosas pistas que conducen a un nuevo sospechoso.

martes 20 de junio de 2006

Uno de los crímenes más simbólicos de la dictadura impuesta en Chile luego de septiembre de 1973 ha sido, también, uno de los de más esquiva resolución. El acribillamiento de Víctor Jara, el cantautor más importante del movimiento de Nueva Canción Chilena, continúa hasta hoy sin siquiera un sospechoso ante los ojos judiciales, situación que podría variar de darse cauce a las cada vez más contundentes pruebas que vincularían al crimen a Edwin Dimter Bianchi, retirado militar que estuvo a cargo del Estadio Chile en los días en que éste se convirtió en lugar de detención. Allí habría recibido Víctor Jara los casi cuarenta balazos que terminaron con su vida, el 15 de septiembre de 1973.

Edwin Dimter fue víctima de una publicitada manifestación masiva ("funa") en su propia oficina, el pasado 25 de mayo. El altercado incluyó golpes en su contra y varias fotos imprevistas que luego fueron publicadas en blogs, sitios web e incluso la portada del semanario El Siglo como las del asesino del músico y hombre de teatro. Entre los manifestantes se contaban el líder de Illapu, Roberto Márquez, la cantante Moyenei Valdés, el escritor Pedro Lemebel y la hija de Jara, Amanda.

"Yo no torturé ni maté a Víctor Jara " le dijo este domingo al diario El Mercurio el ex coronel, quien no ha vuelto desde la citada "funa" a su puesto de trabajo en la Superintendencia de AFP. Se trata de la primera entrevista ofrecida alguna vez por el ex teniente del Ejército. Dimter asegura haber estado en el Estadio Chile sólo 27 horas y no haber conocido entonces nisiquiera "de cara" al cantautor.

Más mitos que certezas
Desde el regreso de la democracia a Chile, han sido varios los interrogados pero ninguno el sindicado como autor en el proceso por el asesinato de Víctor Jara, el hombre que a partir de mediados de los años ’60 cambió el rumbo de la canción consciente chilena con títulos como "Plegaria a un labrador" y "El derecho de vivir en paz".

La familia del cantautor interpuso en 1988 una querella criminal contra Augusto Pinochet, a falta de un sospechoso material concreto a quien acusar. La posterior investigación permitió ubicar al militar (R) Mario Manríquez Bravo, quien efectivamente estuvo esos días en el Estadio Chile. El hombre fue sometido a proceso en diciembre del año 2004, pero luego liberado por falta de méritos.

La ausencia de datos confiables sobre los últimos días de Jara ha esparcido una serie de mitos, como que el músico murió con los dedos rotos y/o sin manos (cosa que desmiente su viuda en el libro Un canto truncado) y que su asesino sería un militar de rasgos nórdicos al que los prisioneros bautizaron "El Príncipe".

Sucesivos militares en servicio activo durante septiembre del ‘73 han parecido calzar con las descripciones, incluyendo a Miguel Krasnoff (hoy preso en el Comando de Telecomunicaciones de Peñalolén) y Eduardo Neckelmann. Hoy el principal sospechoso es Dimter Bienchi, quien en la citada entrevista con El Mercurio niega ser "El Príncipe". Reconoce, eso sí, que en la Escuela Militar sus compañeros lo apodaban "el loco". "Era un personaje atípico […], era raro", cuenta.

Asegura haber llegado al Estadio Chile asignado como guardia y organizador de los prisioneros que ingresaban, y que rara vez abandonó la puerta del recinto. "Estuve desde las 13 horas del día 13 hasta las 16 horas del día 14. No estuve más de 27 horas", afirma.

Dimter fue uno de los chilenos enviados a cursar estudios a la infame Escuela de las Américas, el reducto estadounidense que formó en técnicas de interrogatorio y tortura a varias generaciones de militares latinoamericanos. Luego de renunciar a la vida militar, a mediados de los años ’70, el sujeto se acogió a la Ley de Exonerados Políticos y encontró trabajo como contador-auditor en el Ministerio del Trabajo.

Dimter Bianchi se presentó por última vez ante la Justicia en noviembre del año 2004, para declarar ante el ministro Juan Fuentes su posible responsabilidad en el asesinato de Jara. El proceso en marcha no tiene hasta ahora ningún inculpado.

Los últimos días de Jara
Víctor Jara fue tomado prisionero el mismo día del Golpe de Estado y llevado junto a otros miles al capitalino Estadio Chile. Varios testigos lo vieron allí ensangrentado y con claros signos de tortura. Sin embargo, no existen testigos del momento de su muerte. El cuerpo de Jara fue encontrado junto a otros cinco cadáveres en un camino cercano al cementerio Metropolitano, y reconocido en la morgue por su viuda, la bailarina inglesa Joan Turner, el 16 de septiembre.

La revista Rolling Stone-Chile publicó en su edición de septiembre del 2003 el reportaje "La sangre de un poeta", del periodista (y colaborador de musicapopular.cl) Cristóbal Peña. La nota —premiada como el Mejor Reportaje del Año por la Universidad Alberto Hurtado, y que obtuvo de la Unión Europea el premio Lorenzo Natali— consigna que hubo al menos dos testigos que vieron cómo dos militares golpeaban a Jara la madrugada del 15 de septiembre. Un poco más tarde, Carlos Orellana lo vio completamente ensangrentado e hinchado en los camarines del subterráneo. Según el reporteo de Peña, algunos militares se ensañaron de modo especial contra el cantautor, debido a su conocida militancia comunista y ser una figura pública de apoyo al gobierno de Salvador Allende.