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¿Cambios de fondo?

Los anuncios para mejorar los Fondos de Cultura adolecen hasta ahora de precisión.

viernes 17 de julio de 2015

Los recientes anuncios de reformulación de los Fondos concursables del Consejo de la Cultura han despertado una natural atención . Es imposible desconocer el protagónico rol que estos fondos han jugado en la creación cultural desde su puesta en marcha en 1992, y si bien han tenido muchas deficiencias, es innegable que han crecido, en recursos, en gestión y en cobertura. Es esa evolución la que ha ido abriendo nuevos desafíos y procesos de perfeccionamiento, y por eso ahora se espera que continúen avanzando en ese mismo sentido. Pero con cuidado: El mundo cultural es extremadamente consciente de toda esa historia, porque ha sido en buena parte responsable de ella, y sabe distinguir muy bien el trigo de la paja.

Por eso, hay que tener cautela en la presentación de novedades, y entender que las primeras propuestas dadas a conocer por el Consejo de la Cultura (como el cambio de nombre y el ajuste de los períodos de convocataria) son apenas modificaciones administrativas. La insistencia en la transparencia de jurados, la incorporación de nuevos agentes a los procesos de evaluación o el potencial uso de nuevas tecnologías tampoco pasan más allá de "buena intenciones". Saludables, por cierto, pero cosméticas en el fondo, y peligrosamente más cercanas a una promesa electoral que a una propuesta de gobierno.

En lo que hay que poner atención es en los enunciados más profundos, sobre todo los que tienen que ver con el diagnóstico de la falta de distribución de los bienes culturales. Aunque se trata de una realidad que ya habían detectado los anteriores gobiernos, se trata sin duda de una constatación novedosa, y sin duda constituye un tema pendiente. El Consejo lo deja bien encaminado cuando establece que se apoyará a la industria (sellos, editoriales, distribuciones, salas, teatros) en la difusión de los proyectos del consejo.

Pero ese supuesto no debe constuirse, a buenas y primeras, en la base de la renovación que se quiere plantear. Apoyar a la industria no necesariamente se traduce en un incentivo a la demanda, como darle recursos a una panadería no significa que la gente vaya a comer más pan.

Concretamente: Los anuncios en materia musical (que son pocos) están teñidos de ese supuesto. Se dice que se darán incentivos económicos a las radios que emitan música chilena ("Mientras más horas de música, más apoyo económico"). Suponemos que esto tendrá, en su momento, criterios más serios, como la cobertura de la emisora, la audiencia efectiva, los contenidos asociados y uso amplio de catálogo musical. Es riesgoso que este Fondo se convierta en una especie de fuente de subvenciones (o de bonos) para medios de comunicación.

La música chilena ya suena parcialmente en las radios. Indudablemente falta difusión, pero es natural preguntarse porqué el Estado tiene ahora que premiar a empresas privadas por difundirla (con dinero de todos los chilenos). Esa medida no favorece a la oferta de bienes culturales, pero tampoco a la demanda: Es un beneficio para los intermediarios, que tienen, aunque a veces les sea difícil, un mercado para conseguir sus recursos.

El apoyo al proceso completo de producción de un disco (incluyendo la distribución) es una idea plausible, pero no tan original, y resulta un poco parcial creer que en eso puede residir "un desarrollo completo del sector". Tampoco la realización de un Seminario de tecnología -destinado a creadores de "las nuevas redes sociales y tecnológicas, como You tube, My space (sic)" - necesariamente redunde en un gran progreso en esta área, sobre todo si se considera que, al menos regionalmente, Chile es vanguardia en el tema.

Los fondos de cultura (o Fondos Cultura, como se llamarán ahora) son un tema sensible, y los gestores culturales conocen muy bien su desarrollo. Por eso, es recomendable que todo anuncio sea pronto precisado, con rigor, seriedad y profundidad. Estos Fondos tienen casi 20 años, y esa experiencia debe ser tomada en cuenta y respetada a la hora de hacerse cargo de ellos. Quienes hacemos uso de los Fondos y de la naciente institucionalidad cultura conocemos bastante de sus virtudes y sus defectos. Desde esa perspectiva, los auténticos cambios aun no se han escuchado.